Revista Cultura y Ocio

Sobran las palabras – @anapsicopoet

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas

Tenemos la mala costumbre de intentar ponerle nombre a todo, incluido a las emociones, como si todas las tristezas fuesen iguales, como si tu deseo y el mío fuesen la misma cosa, como si mi alegría fuese la tuya… A pesar de eso seguimos pensando que la palabra nos da libertad, ignorantes de que estamos encerrados en ella. La palabra, aquel invento creado para que el mundo se entendiese y, después de miles de años, seguimos sin entendernos. Siguen lloviendo balas, bombas, odio, indiferencia e intolerancia. ¿De qué sirve entonces la palabra, si no hay diálogo? ¿De qué sirve, si el ochenta por ciento de las veces que la usamos es para mentir? Inventamos la demagogia, tan llena de palabras y vacía de contenido, la retórica, repleta de persuasión y malas intenciones. Puede que aún quede esperanza en la poesía, en los versos que nacen de las emociones y no del ansia de poder ni de egoísmo. Yo sigo creyendo más en los hechos, sigo apostando por las caricias indiscretas y los abrazos, las visitas inesperadas, los reencuentros y las sonrisas, las carcajadas interminables, los silencios, las miradas inocentes y el ronroneo de los gatos. Y es que no me gustan las palabras melódicas que bailan solas con la arritmia de unos actos que no danzan al compás. Quizá es por eso que no regalo tan fácilmente los “te quiero”, si antes no vibraron por entero mis entrañas. Sí, posiblemente sobren las palabras, lo malo de todo esto es que para que tú sepas que posiblemente sobran, has tenido que leer las mías, y eso crea una paradoja, que no es más que otra maldita palabra.

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