Revista Expatriados

Sobre asilados políticos, descuartizadores y periodistas poco profesionales

Por Tiburciosamsa
Sobre asilados políticos, descuartizadores y periodistas poco profesionalesAquí el Sr. Firasat, más chulo que un ocho, preparado para comerse el mundo, o para descuartizarlo.“La Gaceta” publicó en su edición del 12 de diciembre una noticia impactante: Imran Firasat, un pakistaní que tiene la condición de asilado político en España, ha hecho una película sobre Mahoma con su propio dinero, un préstamo y el apoyo del pastor Terry Jones (sí, ese hombre de paz que va quemando Coranes). El Ministerio de Interior español le amenaza con retirarle el asilo, alegando que su permanencia en España supone “un fundado peligro para la seguridad de España”.

Con gran dignidad, Imran declara: “Mi misión es enseñar a los musulmanes la cara verdadera de Mahoma, el Corán y el islam, darles cuenta de que están siguiendo un mal camino de la yihad y traerles al camino de la paz”. Imran defiende su derecho a la libertad de expresión y recalca: “Si perdemos nuestro derecho a la libertad de expresión, lo perdemos todo”.Y por si quedara alguna duda de que tiene un par, el artículo incluye una foto de Imran mirando a la cámara con gesto fiero, como inquiriendo “¿a que los tengo más grandes que los del caballo del general Espartero? El periodista que firma, un tal Luis Losada, se ve arrastrado por la gallardía del héroe y termina el artículo con un alarde de retórica: “Silencio administrativo. Hasta hoy. Firasat sigue emparedado entre las amenazas islamistas y la cobardía del Gobierno español.”El artículo era tan bonito, tan bonito, que me olió a chamusquina. Había algo ahí que no me cuadraba: un asilado político pakistaní, que hace campaña contra el Islam y al que la defensa del derecho a la libertad de expresión le quita el sueño… Hay algo que no va. Hice lo propio: gugueleé “Imran Firasat” y ¡oh sorpresa! La barra de autocorrección de Google me ofrecía las siguientes posibilidades: “Imran Firasat INTERPOL”, “Imran Firasat detenido” e “Imran Firasat descuartizador”. Esta última acepción me intrigó mucho. Si tecleo el nombre de uno de mis enemigos, lo más probable es que la barra de autocorrección me ofrezca la opción “Fulano gilipollas”. Si tecleo el nombre de un político español, seguramente me propondrá “Fulano de tal corrupto”. Sin embargo, la acusación de ser un descuartizador es algo tan concreto, tan detallado… Cuando a uno le hace una pirula otro coche, se le gritan muchas cosas, pero no “descuartizador”.Busqué en “Imran Firasat descuartizador” y encontré una noticia muy  curiosa: “De víctima a descuartizador. Detenido un fugitivo paquistaní que residió varios años en Cantabria por descuartizar a un hombre y repartir sus restos en bolsas y maletas”  (El Diario Montañés, 25 de noviembre de 2010). Al día siguiente “El Diario Montañés” insistió en la noticia: “El pakistaní que logró estatus de refugiado en Cantabria, detenido por descuartizar a un hombre. Imran Firasat huyó de la región en febrero de 2008 dejando tras de sí denuncias por falsedad documental, administración fraudulenta e impagos”. Copipego sin comentarios algunos fragmentos de esta segunda noticia que firma una tal Violeta Santiago:“El arrestado, de 32 años, es un viejo conocido de los muchos particulares cántabros que le ayudaron en el tiempo que residió en la comunidad, del personal de Cruz Roja de Torrelavega, que le dio cobertura en sus primeros tiempos en la región, de la organización Cantabria Acoge, que también le apoyó, y de varios medios de comunicación, que se hicieron eco de su dramática historia, lo que le allanó el camino para cometer todos los atropellos por los que acabó denunciado. Por ejemplo, por falsedad documental, impagos y administración fraudulenta.”“…En esta ocasión se instaló en Córdoba donde, tras una semana en pruebas en un restaurante, agredió al dueño y robó 6.000 euros.”“Antes de volverse a territorio español, el pakistaní habría contactado con su última víctima bajo el pretexto de la creación de una página web. Aprovechó el encuentro para secuestrarle y pedir un rescate por su liberación, pero el secuestro derivó en un asesinato a cuchilladas y un descuartizamiento. Después habría guardado las diferentes partes del cuerpo en bolsas dentro de cámaras frigoríficas y en varias maletas, que dispersó en diferentes lugares de la ciudad indonesia de Karawang.”“…Todos salieron escaldados del roce con el pakistaní, que dejó deudas aquí y allá. Aunque dejó más decepciones. Para algunos de ellos fue peor la sensación de haber sido burlados por alguien a quien habían pretendido arropar”.En honor a la verdad, gugueleando se encuentran referencias al propio Imran Firasat denunciando que todo eso son calumnias suscitadas por sus actividades en contra del Islam. Esto me llama la atención. Cuando los radicales islámicos ponen en el punto de mira a alguien por haber criticado el Islam, lo habitual es que le amenacen con la muerte y que le insulten. La calumnia no figura en su arsenal. Aun admitiendo que se le hubiera calumniado, la acusación de haber asesinado y descuartizado a alguien en Indonesia es tan específica que cuesta creer que sea inventada. Por otra parte, la información de “El Diario Montañés” data de antes de que la campaña antimusulmana del Sr. Firasat hubiera alcanzado cierta notoriedad y, leyendo la noticia, da la sensación que todas las fuentes utilizadas por la periodista, que responde al más cernudiano que islámico nombre de Violeta, son autóctonas, no musulmanas. En fin, que de todo esto saco dos conclusiones. La primera es que tal vez el Sr. Firasat sea un indeseable que se esté arropando en la libertad religiosa y la libertad de expresión para evitar que le den la patada y le manden a dar cuenta de sus crímenes.La segunda conclusión ya me preocupa un poco más. Uno asume que los periodistas contrastan las noticias y procuran investigar un poco. Yo, en media hora, gugueleando un poco, he encontrado un montón de cosas curiosas sobre el Sr. Firasat. O bien el autor del artículo de “La Gaceta” no hizo su trabajo como debía y se tragó todas las bolas que le quiso contar Imran Firasat. O bien hizo los deberes, descubrió lo que yo, pero optó por escribir un artículo completamente sesgado. Como siempre he creído más en la estupidez que en la maldad humana, opto por lo primero.Y la reflexión desasogante final: si así nos informan en un tema sencillito y fácil de comprobar, ¿qué no ocurrirá cuando nos hablan de Bankia o de la privatización de la sanidad pública?


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