Revista Comunicación

Sobre Dios y las oficinas

Publicado el 10 septiembre 2013 por Razul

Sobre Dios y las oficinas
Hoy leí en Linkedin el famoso discurso de Bryan Dyson, ex Presidente de Coca Cola que supongo todos ya conocen (para aquellos que no lo han leído pueden verlo completo en este link), y me quedé pensando en este fragmento: Trabaja eficientemente en el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente. Y sobre todo…crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno.
Estoy completamente de acuerdo en esta última parte, sin embargo me pregunto cómo se trabaja para desarrollar la vida espiritual si estamos inmersos en la vida material? Buscando quizás a Dios en las noches oscuras y difíciles? Asistiendo a grupos de oración? Donando toda la ropa que puedas. Dando de comer a los que no tienen. Levantándote todos los domingos a preparar comida para niños pobres o visitando enfermos y ancianos.

Otros piensan: no hay que ir tan lejos. Solo hay que remontarse a lo simple: ser bueno con todas las personas, tolerar sus defectos, sonreír, aceptar el destino que escogiste o que se presentó en el camino, apreciar los atardeceres. Me remonto a mi vida laboral y me cuestiono. Cuáles han sido hasta ahora mis aportes a la humanidad? Los días pasaron tan efímeros y lo que me perturbaba hace cinco años ya hoy no lo recuerdo. Elegí una carrera y trabajé en ella. Pasé horas en oficinas o trabajando desde la casa. Fui feliz por mis logros. Sentí adrenalina por los nuevos retos o por el afán de terminar algo a tiempo. Ayudé a los que pude y así se me fue parte de la vida y no saqué el tiempo para cultivar mi espíritu o quizás si un poco, en aquellos momentos en que me sentí oprimida o cuando desde mi escritorio me alejaba mentalmente de todo lo que estaba a mi alrededor y trataba de escuchar, muros más allá, algún pájaro que cantara y lo imaginaba tan libre volando por el cielo y entonces pensaba en Dios ahí, cerca de él y de toda la belleza. Luego volvía a la realidad: reuniones, conflictos laborales, sobresalir, destacarse. Todo lo que está lejos de lo simple.

Me culpo a mí y a la manera en que vivimos o nos toca vivir. Éxito, desarrollo profesional y todo eso. Cada día me levanto pensando en cómo haré para cambiar mi sistema de vida. Vienen mil pensamientos extraños, pero nada concreto. Lo más sencillo parece ser resistirse, y seguir condenada a adaptarme mientras lo eterno se siga haciendo más real.
*Foto: Pinar del Rio, Cuba.
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