Revista Psicología

Sobre disfunciones sexuales y cómo modificarlas PARTE II

Por J.k. Pérez

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¿Es sucio el sexo? Sólo cuando se hace bien.”

Woody Allen

¡Hola, nuevamente! En el post anterior revisamos  únicamente ideologías y creencias que por su naturaleza nos dificultan tener relaciones sexuales placenteras. Aunque es una condición muy importante, no lo es todo al momento de buscar comprender y tratar las disfunciones sexuales. Si te interesa recordar un poco al respecto o no pudiste leer el artículo te dejo el link:

https://lineadepsicologia.wordpress.com/2015/07/31/sobre-disfunciones-sexuales-y-como-modificarlas/

Si bien, la manera en que una situación se percibe e interpreta influye en nuestro comportamiento, cambiarla no soluciona del todo el problema, no en este caso. Cuando se habla de disfunciones sexuales se debe tener en claro el papel de la pareja y la responsabilidad que se tiene sobre el otro. Es importante remarcar que, en el caso de una pareja, mutuamente afectan su comportamiento, de modo que lo que haga uno tendrá una repercusión –ya sea positiva o negativa- en el otro y al mismo tiempo, éste emitirá otra acción que de igual forma afectará. Es como un ciclo. Ese podría ser el inicio del cambio, comenzar a pensar en qué hacen tú y tu pareja que no está favoreciendo la situación. Por ello –y retomando el artículo anterior- es importante que se eliminen las exigencias y se tome una actitud neutra por parte de ambos. Además ten en cuenta que todo es gradual y los cambios se verán poco a poco.

La observación y auto-observación serán muy importantes. Y no se observará sólo el momento, por mucha atención en las condiciones que pueden afectar, por ejemplo, si constantemente tienes sueño, si te sientes con poca energía, si has comido bien y en qué horarios y el tiempo del que dispones para tener sexo. En estos casos lo viable sería comenzar a cambiar u organizar algunas cuestiones de tu estilo de vida que estén dificultando tener la disposición y el tiempo. Posteriormente hay que observar y auto-observar al momento de estar frente a la pareja, aquí se tendrán en cuenta varias cosas:

  1. La situación: Si hay factores en el contexto que no sean favorables o que distraigan como la televisión encendida, si hay otras personas cerca que puedan intervenir, si el espacio es cómodo, etc.
  2. El ritmo y proceso: Mantente identificando cómo es que se inicia el acto, si hay juegos eróticos o no y si verdaderamente favorecen, en qué zonas tú y tu pareja se centran más, si van muy rápido o muy lento y qué situaciones generan mayor excitación específicamente en cada uno.
  3. El modo: Me refiero a cómo lo haces o hacen. Si hay mucha o poca fuerza en la penetración, las posiciones que se usan, los movimientos que se realizan y las contracciones genitales que se tienen.
  4. Sensaciones: Es importante que conozcas específicamente qué sensaciones –tanto emocionales como genitales- tienes antes de que se manifieste la disfunción, busques qué movimientos o pensamientos las causan y en qué momento es más probable que sucedan.

Cuando hayas podido identificar cada uno de estos factores lo mejor será cambiarlos e intentar adaptarlo según tu caso. Los siguientes números dan guía a cómo puedes modificar tales condiciones. Son correspondientes a la numeración de acá arriba.

  • Cambiar la situación dependerá un poco de los recursos con los que cuentes, en ocasiones la presencia de personas en las demás habitaciones de la casa, por ejemplo, es inevitable, sin embargo, puedes ser creativo y buscar alternativas.
  • El cómo se inicia el acto sexual es importante pues ahí se puede pronosticar qué tal se pondrá después. La energía, rapidez o tranquilidad que se le pongan tienen mucho que ver, no favorece mucho ser brusco(a) con alguien que se pone nervioso(a) fácilmente y tampoco es muy funcional ser muy pasivo y lento si de antemano se sabe que hay propensión a perder la excitación. A la par, se pueden adaptar los juegos eróticos y las zonas a estimular según las necesidades de cada quién, si lo que necesitas es retardar la eyaculación puedes buscar un juego o zona erógena que te permitan estimular a tu pareja plenamente pero que a ti te favorezca mantener el control o, por el contrario, si te es difícil mantener la erección o lubricación vaginal puedes buscar nuevas formas que te estimulen.
  • Nuevamente dependerá de ti. Si lo que necesitas es mayor excitación busca posiciones y movimientos que favorezcan la lubricación y erección. Si lo que necesitas es contenerte un poco haz lo mismo, pero ahora favoreciendo el control. Recuerda que las contracciones genitales influyen mucho.
  • En el campo de las sensaciones hay mucho qué hacer. Si lo que hay son emociones displacenteras como los nervios lo mejor será que esperes un momento, se lo comuniques a tu pareja y cuando estés completamente tranquila(o) inicies nuevamente. Así hasta que la situación se te haga de lo más normal. En caso de que las sensaciones se encuentren en tu entrepierna busca la manera de cambiarlas, si hablamos de las sensaciones previas al orgasmo, puedes suspender la acción por un momento hasta que la sensación se extinga y puedas seguir, así las veces necesarias de modo que el tiempo en que tal situación se vuelva a presentar comience a incrementar. También puedes evitar los estímulos que te lleven a dichas sensaciones.

La siguiente fase será en pareja, se trata de que juntos definan qué es para ustedes placentero y los criterios que les gustaría que su pareja cumpliera, recuerda que entre más elimines la moral será mejor. Ahí ya puedes comenzar a contemplar metas como el tiempo, el número de orgasmos –o hasta si prefieres la ausencia de éstos- y las prácticas sexuales, no como un deber sino como algo que ambos realizan en pareja por gusto, como un proyecto. Hagan una planeación de cómo, cuándo y dónde lo harán de modo que comiencen a satisfacer tales peticiones. Para lograrlo es bueno ponerse pequeñas metas que van incrementando poco a poco, pues los cambios no serán inmediatos y serán graduales, esto quiere decir que no tienes que avanzar hasta que estés seguro(a) de que la meta anterior ha sido alcanzada satisfactoriamente.

Retomando nuevamente la interacción entre ambos miembros, es importante que haya reconocimiento por parte de ambos cada vez que se ha alcanzado una de esas pequeñas metas. Puedes hacerlo de muchas maneras, lo importante es que la/lo hagas sentir capaz y especial. Parte de esto tiene que ver con la comunicación, es importante que esta se incremente y sea muy buena, siempre platica sobre cómo te sientes, los avances que han tenido, que cosas han podido identificar y de qué forma las podrían cambiar. En caso de que comiences a ver cambios y nuevamente retrocedas inicia de nuevo y reformula lo que haces, identifica en qué están fallando.

Si no tienes pareja tampoco importa, el mismo proceso lo puedes hacer mediante la auto-estimulación.

Espero esta pequeña guía te haya sido de utilidad y de interés. No olvides que sólo tiene el fin de orientar, lo mejor es acudir con el psicólogo quien te podrá explicar de mejor manera y agilizará el proceso. Por el momento es todo. Si te gustó comparte este contenido con tus amigos de las redes sociales.

Referencias

Buela-Casal, G. y Caballo, V. (1991). Manual de Psicología Clínica Aplicada. Madrid: Siglo XXI.


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