Sobre genocidios (1)

Lo primero que hace falta para preparar un buen genocidio es crear un estado de ánimo tal que textos propagandísticos como el siguiente lleguen a colar y a ser aceptados por la parte de la población a la que se quiere soliviantar:
“Cada ruritano debería saber que una mujer menenguele, donde quiera que esté, trabaja para el interés de su grupo étnico menenguele. Por consiguiente, consideraremos traidor a cualquier ruritano que se case con una menenguele, se haga amigo de una menenguele o emplee a una menenguele como secretaria o concubina.
Cada ruritano debería saber que nuestras hijas ruritanas son mas convenientes y conscientes en su papel de mujer, esposa y madre de familia. ¿No son hermosas, buenas secretarias y más honestas?
Mujeres ruritanas, estad vigilantes y tratad de llamar a la razón a vuestros maridos, hermanos e hijos.
Cada ruritano debería saber que todo menenguele es deshonesto en los negocios. Su único objetivo es la supremacía de su grupo étnico. Por consiguiente, cualquier ruritano que haga lo siguiente es un traidor: asociarse con un menenguele en negocios; invertir su dinero o dinero del gobierno en una compañía menenguele; prestar dinero a un menenguele o tomar prestado de uno; favorecer a un menenguele en los negocios (obtener licencias de importación, créditos bancarios, solares para construir, mercados públicos, etc.
Todas las posiciones estratégicas- políticas, administrativas, económicas, militares y de seguridad- deben confiarse sólo a los ruritanos.
El sector educativo (estudiantes y profesores) debe ser ruritano en su mayoría.
Las fuerzas armadas nacionales deberían estar compuestas únicamente por ruritanos (…) Ningún miembro del ejército debería casarse con una menenguele.
Los ruritanos deberían dejar de tener compasión por los menengueles.
Los ruritanos, donde quiera que estén, deben estar unidos, ser solidarios y estar preocupados por la suerte de sus hermanos ruritanos…
Los ruritanos deben ser firmes y estar vigilantes contra su enemigo común menenguele…”
¿Alguien adivina quiénes escribieron este texto tan simpático y quienes son los tan odiados menengueles?