Revista Filosofía

Sobre la aplicabilidad del método teológico de Ignacio Ellacuría (III)

Por Zegmed
Imagen tomada de http://www.elfaro.net/get_img?ImageId=16946

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Esbozado el método, entonces, corresponde ahora evaluar cómo este se encarna en textos menos metodológicos y más substantivos. Quizá la primera indicación que debería plantearse es que esta distinción entre textos más metodológicos y más substantivos es algo artificial. Es verdad que los textos reseñados más arriba desean plantear las bases del método teológico latinoamericano, pero al hacerlo, inevitablemente desarrollan, al menos inicialmente, ciertos contenidos fundamentales. Lo que vemos en estos textos, como casi siempre en Ellacuría, es un círculo hermenéutico, tal como él mismo indica al inicio de “Hacia una fundamentación”. Ahora bien, hecha esta atingencia, pasemos a una breve revisión de los dos textos en cuestión.

En el caso de “Historicidad de la salvación cristiana” (HSC) vemos claramente encarnado el giro hacia la praxis histórica exigido por “Hacia una fundamentación” (HF) y por las “Tesis” (T). De lo que se trata en HSC es de comprender la naturaleza salvífica de los hechos históricos, no de entender el concepto de salvación en tanto postulado teórico. Esto, por ende, implica una concepción unitaria de la historia profana y de la historia sagrada, unificadas en una nueva síntesis, a saber, la historia de salvación (véase T, #6). En ese sentido, HSC desarrolla, como exige el método teológico latinoamericano delineado por Ellacuría (T, #10), una aproximación crítica a la Escritura, buscando en ella los hitos del Dios que ha de ofrecer liberación al pueblo latinoamericano no solo como promesa futura, sino como acción que se hace transformación del presente. Ellacuría encuentra estos momentos de síntesis histórico-salvífica en el caso de Moisés en el Antiguo Testamento y, de modo incluso más decisivo, en Jesús. El caso del Nuevo Testamento es además particularmente importante, porque la salvación no supone más poder y fuerza. Cristo nos salva desde su cruz, siendo, como el pueblo latinoamericano, una víctima de la opresión y de la injusticia. Esto claramente refleja el modelo propuesto para hacer teología en América Latina encarnado en el ejemplo de Boff que Ellacuría menciona en HSC: se hace teología desde el pueblo crucificado pues este es el pueblo preferido por Dios y, precisamente por ello, esta ha de ser el lugar teológico fundamental en nuestro continente (también, T, #6).

El caso de “Utopía y profetismo desde América Latina” (UP) es igualmente importante en tanto encarnación del método propuesto. Una primera consideración que me parece importante es que en este texto en particular se nota con claridad la circularidad dialéctica referida por Ellacuría como círculo histórico-práctico en HF. Utopía y profetismo son conceptos interdependientes y lo son precisamente por la naturaleza de la salvación cristiana, a saber, salvación histórica. El punto central de Ellacuría en UP es la urgencia de una contrastación crítica con el presente de modo que se abra paso a su transformación, tratando de encarnar en éste el Reino de Dios, la utopía cristiana. Esta noción de praxis transformadora es esencial para el método latinoamericano, como bien lo expresa el autor en sus comentarios en relación a la teología de Boff en HF, en su concepción de “hacerse cargo de la realidad” en el mismo texto y en T, #9-#10. Ahora bien, en plena consecuencia con el método delineado, Ellacuría presenta la situación latinoamericana como particularmente propicia para la mencionada contrastación crítica y como urgentemente necesitada de una praxis transformadora. Es precisamente la situación latinoamericana la que devela de modo patente la necesidad de que la teología que se lleve a cabo en esta región se una teología de la liberación, una teología que opta preferencia por los pobres (véase T, #4). Al optar preferencialmente por el pobre, la teología latinoamericana ejerce con vigor su rol de denuncia profética y, por lo mismo, abre el camino para la encarnación de la utopía cristiana.

Por estas razones, luego, creo que es justo decir que los textos de carácter más substancial recogen las ideas de aquellos de carácter más programático y metodológico, llevándolas a formas más concretas de expresión teológica, las mismas que pueden servir como fuente para desarrollos ulteriores.


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