Revista Cultura y Ocio

Sobre la verdad (práctica), la ficción (poética) y el “inventar posibilidades”: a propósito de "El dilema" de M. Mann

Publicado el 31 marzo 2019 por Noblejas

 [Aug 25, 2017] Últimamente se habla y dictamina con tanta fruición como descaro acerca de las “fake news”, la “post-verdad”, la “truthiness”, las verdades fácticas, o los “alternative facts” y otras cuestiones propias de la comunicación pública. Pienso que, más que discutir en ese contexto superpoblado de opiniones, puede ser útil volver a considerar un aspecto quizá mínimo de lo que pasa con la verdad en algo tan simple y tan complejo como es una ficción que habla sobre una realidad histórica.

Hace tiempo publiqué un estudio más bien académico sobre “El dilema” (“The Insider”, 1999) de Michael Mann, aquella magnífica película sobre la historia de un químico que trabajaba en una tabaquera y un periodista que trabajaba en una cadena de televisión, cuando ambos deciden denunciar públicamente a los fabricantes de cigarrillos, que en realidad son fabricantes de adictos a la nicotina. Ahí se trataba acerca de la verdad en una ficción que habla sobre una realidad histórica, y se planteaba ver esas cuestiones a la luz de la poética clásica y la filosofía práctica.

Sobre verdad (práctica), ficción (poética) “inventar posibilidades”: propósito dilema

El texto buscaba fundamentar los razonamientos éticos, políticos y estéticos que son necesarios para dar luz a los asuntos implicados cuando se habla de “realidad y ficción” o “ficción e historia”, o de “películas históricas”, o de “historias basadas en hechos reales”, etc. Asuntos que, como digo, tienen raíces que plantean cuestiones de poética y de filosofía práctica.

Sin entrar aquí en los detalles técnicos de ese estudio, sí que cabe motivar su lectura diciendo que:

cuando nos enfrentamos a ficciones poéticas genuinas, incluso con referencia a hechos históricos, lo que está en juego es “inventar posibilidades” que no coinciden necesariamente con ningún hecho histórico, pero que plantean una generalidad o universalidad real en la que esos mismos hechos quedan insertos, cobrando un sentido tendencialmente universal.
Para eso, necesitan resultar convincentes, es decir, gustosos (o –mejor- cautivantes) para cualquier espectador, en este caso: no en razón de lo que atañe a su historicidad, sino precisamente en razón de la universalidad de “lo posible” poéticamente presentado…

Sobre verdad (práctica), ficción (poética) “inventar posibilidades”: propósito dilema La bala “poética” que nunca fue un “hecho histórico”

Los accidentes históricos y la sustancia poética

“Inventar posibilidades”, es decir, cosas, hechos, que realmente no sucedieron, es precisamente lo propio de las ficciones poéticas. Aunque pueda parecer una contradicción, hay que recordar -con unos cuantos filósofos- que la historia está llena de contingencias y coincidencias, sin que sea exigible establecer una relación causal entre todas ellas, puesto que la historia se ocupa de “accidentes”. En cambio, la obra poética contiene asuntos sustanciales, universales: asuntos “no distorsionados por las impredecibles vicisitudes de cada día”. La obra poética excluye de plano el azar y la casualidad, obviamente presentes en la historia, para centrarse en la actualización necesaria de potencialidades naturales.

La historia, por definición, no puede excluir cosas accidentales o fortuitas, cosa que sí hace por principio toda obra poética genuina.

En este sentido, cuando se explora el alcance metafísico de la obra poética hay que decir que “la historia narra hechos, mientras que la poesía inventa posibilidades”. Porque — al menos entre la metafísica aristotélica y el arte — hay analogía, identidad de estructura, sin que eso enturbie la diversidad de contenidos propios de la metafísica y el arte.

Del mismo modo que en la metafísica, también en el arte, “el contenido” [que es un puro qué] es secundario frente a “la forma”, es decir, frente a una función, a un modo de ser y, en una palabra, frente a un cómo”, que es lo que resulta prioritario. Entiendo que esto suene de entrada algo paradójico, porque en principio se suele decir que el formalismo es pernicioso porque supone cuidado excesivo de la forma o descuido del contenido. Quizá es así en asuntos como la cortesía o en actividades artísticas más o menos ideológicas o propagandísticas. Pero hay que pensar de entrada en lo que diferencia la producción de un novelista poético de las obras de un autor de best-selles, por ejemplo. En el primer caso, el lenguaje es muy relevante, en el segundo es mas bien instrumental.


Sobre verdad (práctica), ficción (poética) “inventar posibilidades”: propósito dilema

En el arte poética sucede –como en todo arte genuino- lo mismo que pasa en la metafísica: lo que cuenta para poder hablar de metafísica o de arte, es la “forma” por encima de los “contenidos”. También, desde luego, como resulta patente en el caso de los retratos y paisajes pictóricos, que “el parecido” de tipo fotográfico con el “contenido” o referente histórico singular siempre es algo secundario. Desde luego, hablando realmente en una perspectiva artística, al margen de las razones más o menos utilitarias de algunos “retratos”.

Sería ridículo pensar que la película de Michael Mann, para ser fiel a la historia real, tuviera que ser una especie de documental interpretado por Al Pacino y Rusell Crowe. Entre otras cosas, ¿qué relación con la realidad histórica tiene — por ejemplo — la presencia de la música en The Insider, compuesta por Pieter Bourke y Lisa Gerrald?

Lo artístico — la sustancia poética — se centra en torno a las acciones libres humanas.

El estudio razona sobre estos asuntos de la universalidad de las historias realmente poéticas y su modo de resultar cautivantes, apoyándose en la representación del actuar humano. Algo que de un modo u otro se suele dar en este triple orden de rasgos de la libertad, que no coinciden entre sí y que, de menor a mayor realidad, intensidad y compromiso van así:

1) la libertad pragmática,destacada por ejemplo en el pensamiento existencialista, según la cual, desde la indeterminación, el hombre domina sobre sus productos y se entiende a sí mismo como producto autónomo
2) la libertad moral, destacada en el pensamiento y los dramas griegos clásicos, según la cual desde la estabilidad de la naturaleza se logran las virtudes y la armonía interior humanas, con el dominio de los propios actos
3) la libertad personal de trascenderse y destinarse efusivamente como criatura, destacada por la vida y el pensamiento cristianos, que es una libertad de donación sin condiciones previas, más allá del dominio sobre nuestros productos y nuestros actos.

Sobre verdad (práctica), ficción (poética) “inventar posibilidades”: propósito dilema Lupa artística sobre la conciencia y la libertad de acción

La historia real de los personajes interpretados por Al Pacino y Rusell Crowe quizá no tuvo este amplio espectro de libertad que — de un modo unas veces más explícito que otras — se observa en la película de Michael Mann, tal y como se razona en el estudio académico en cuestión.

Es prerrogativa de la ficción poética desarrollar con rasgos de necesidad interna a la historia que se ofrece, sin asuntos accidentales ni casualidades, una perspectiva de la vida humana más filosófica, más profunda y completa, que la que pueden ofrecer los innumerables hechos verificados de la historia. La actividad comunicativa de las ficciones poéticas— que son presentadas como tales— accede a la realidad de la vida, fundada en hechos históricos, pero sin necesidad de “truthiness”, de verdades fácticas, ni de “alternative facts”.

 

Volver a la Portada de Logo Paperblog