Revista En Femenino

Sobre las tribus, la copa menstrual, la crianza naturalista y estas cosas tan modernas (por Isa)

Publicado el 18 mayo 2016 por Imperfectas

Sobre las tribus, la copa menstrual, la crianza naturalista y estas cosas tan modernas (por Isa)

Los Boras, tribú de la selva amazónica peruana

La pediatra de mi hija Lola, que es muy maja, me dijo hace unos meses que la niña se despertaba mucho por un instinto ancestral que tenían los bebés y que les hacía permanecer alerta ante los peligros que pudiesen acecharnos a todos, que ellos no sabían si vivían en un piso en Chamberí o en mitad de la selva amazónica. "Pues la moza nos ha salido jefa de tribu", fue la respuesta de su padre. No sabía él que esto de las tribus se iba a poner tan de moda.
La que ha sacado lo de la tribu a la palestra ha sido una diputada de la CUP, Anna Gabriel, que es de estas personas que cada vez que abre la boca sube el pan. También llevaba tiempo queriendo escribir sobre la copa menstrual, de sus ventajas y de lo poco mainstream que es, pero en la CUP han conseguido con su defensa a ultranza hacerle la campaña de primavera  a Tampax. Así, de gratis. La copa es cojonuda. Es práctica, barata e infinitamente más ecológica que tirar de celulosa para paliar la hemorragia mensual que sufrimos las mujeres. Pero no, no es perfecta. Es im-perfecta, como todo en esta vida. Y tiene sus inconvenientes: hay que meterse los dedos para ponértela y quitártela, y te los manchas claro, y hay que lavar el artefacto con agua y no siempre tienes un lavabo cerca. A mí, me compensa pero habrá quien prefiera seguir usando tampones o compresas y me parece perfecto. Solo faltaba.
Anna Gabriel también se ha declarado defensora de la crianza colectiva, en tribu, y por supuesto han salido desde la caverna a meterse con ella y con su flequillo de 'aberchandal' visualizándola en taparrabos en mitad de la jungla. Ese es el nivel. Pero también han salido los partidarios de la tribu. Y oye, a mí me parece muy bien que la gente críe a sus hijos en comunidad o como les parezca oportuno, pero sin faltar. Con todo este rollo de la maternidad naturalista y el apego hay mucha intransigencia y mucho fundamentalismo. Ya lo expresé con el tema de la lactancia materna y sigo pensando lo mismo. Me parecen válidas todas las opciones siempre que se hagan desde el respeto a las otras alternativas. Y eso es lo que echo de menos en estas corrientes, que en cuanto no estás de acuerdo con sus tesis te tachan de cochina capitalista o de madre desnaturalizada cuando menos.
Yo soy anticapitalista. No me gusta el sistema y creo que hay que buscar fórmulas para que no nos engulla como lo está haciendo. Pero también soy progresista. Y feminista. Creo en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Creo en una sociedad en la que de la crianza se pueda ocupar tanto el padre como la madre, y en la que tener dos mamas no sea condición sine qua non para ocuparse de un crío. En la que las madres puedan dedicarse a sus carreras profesionales sin cargo de conciencia por no estar cuidando a sus hijos.
Pese a lo que algunos pretendan hacernos creer, darle leche de fórmula a un bebé no es envenenarle, parir en un hospital no tiene porque ser una experiencia traumática, no dormir con tus hijos en la misma cama y enseñarles a dormir en su habitación no es de nazis, darles un bollo industrial de vez en cuando no aboca a tus vástagos a la obesidad sin remisión, contratar a una persona para que se quede con tu bebé o llevarle a la guardería unas horas no es desatenderle emocionalmente...
Me dice una amiga que lo de la tribu no es otra cosa que lo de siempre: familia y a amigos. Contar con la familia y los amigos está muy bien, pero también está muy bien no hacerlo. Y si tienes a la familia a 400 kilómetros, si tus padres se han muerto o son mayores, ¿qué pasa? Y sí, a pesar de tenerlos cerca y sanos decides que no quieres enmarronarles a diario y por la patilla con tus criaturas. Y qué hay de malo si decides darle una oportunidad laboral a una persona para que se ocupe de tus hijos de vez en cuando y de paso que les ayude con los deberes o les enseñe inglés.
Yo he tenido hijos para criarlos. Lo que quiero es disponer del tiempo necesario (y justo) para poder hacerlo. Y que su padre también lo tenga. Me gusta que nosotros seamos los responsables de su educación y de su crianza, es mi opción. Nuestra opción. Como la de otros será hacerlo en comunidad. En un post que he leído recientemente (Yo sí quiero que me devuelvan a la tribu) defienden que la crianza comunitaria no es algo moderno, si no que es como se hacía hace un siglo escaso. Sí, así es. Y así sigue siendo en la mayor parte de los países en vías de desarrollo en los que he estado, en los que comunidades de mujeres se ocupan de la crianza de los hijos y de la economía familiar, mientras los hombres gozan de la libertad profesional e intelectual (o del ocio etílico, muy a menudo). Eso es lo que había antes, y para mí no es mejor que lo que hay ahora. Puede que lo de ahora no sea bueno, pero la solución no está en volver a lo de antaño. Lo disfrazan de modernidad y en muchos casos es involución.

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