Revista 100% Verde

Sobre Osos y Turimo

Por Rubenportas
 Hace unos días me encontraba con esta noticia (AQUÍ) sobre el "boom" del turismo osero (extrapolable al lobero, lincero, etc.). En dicha noticia hubo un par de frases que me llamaron mucho la atención:   "Si esto se regula y hay empresas serias que lo gestionen se evitarán masificaciones e incluso servirá para beneficiar a la especie. Esto no hay que impedirlo, hay que ponerlo al servicio de los parques para beneficiar a la naturaleza"    Debo reconocer que no sé mucho de osos pero algo que aprendí, es que los hombres no son buenos para los osos. No son pocos los casos en Europa de osos tiroteados por culpa de comportamientos humanos inadecuados (e inaceptables). Otras veces (la mayoría) el encuentro se salda con un oso asustado o molestado (estresado, ahuyentado) como demuestran algunos trabajos realizados en Escadinavia (1).
Entonces, a raíz de ello, me pregunté de qué modo el turismo puede beneficiar a la especie o a la naturaleza misma y mi mente empezó a divagar en busca de respuestas. 

Me acordé de un trabajo realizado en Somiedo sobre los movimientos de una osa con dos crías (2) que concluía que los patrones de movimiento, actividad y uso del hábitat fueron significativamente afectados por la presencia humana en el hábitat osero. Los desplazamientos de esa osa fueron mayores en días festivos o vacaciones cuando la presencia humana es mayor. Por lo que no cabe la menor duda de que los osos no son inmunes al turismo y a priori, este no le beneficia a la especie (a menos que esto se demuestre con publicaciones, las palabras se las lleva el viento). 

Sobre Osos y Turimo

Hábitat Osero en la Cordillera Cantábrica

Los osos han convivido siglos con el hombre en la península ibérica y de cierto modo han logrado adaptarse a su presencia o al menos han sobrevivido a la misma (aunque su población se ha visto alarmamente mermada por la presión humana) gracias a los "cuatro" rincones salvajes que quedan en el noroeste ibérico  en los que la especie está relativamente a salvo de las molestias. Modificaciones en el comportamiento tales como ajustar sus pautas de actividad para evadir los seres humanos han sido otra causa de la persecución humana (3): los osos europeos son más nocturnos que los que viven en amplias zonas salvajes de América del Norte. Se han publicado muchos artículos que demuestran que el estrés derivado por las perturbaciones humanas afectan negativamente a la capacidad reproductiva de muchas especies (por ejemplo el urogallo). Además, cuando especies con un  área de distribución reducida y sensibles a la actividad humana evitan un hábitat óptimo debido a la presencia del ser humano (ya sea por el turismo u otro tipo de actividad), supone una pérdida de hábitat añadida que no hace otra cosa que reducir aún más su área de distribución. Entonces, ¿En qué le puede beneficiar a un oso el turismo?  Algunos diréis que el turismo contribuye a la protección de entornos o a mejorar la percepción de la especie en la población local. Yo no leí nada publicado con osos en la península ibérica al respecto. Hay trabajos en otras partes del mundo con otras especies pero, ¿Es todo extrapolable? Por otra parte, el turismo contribuye a asentar población humana en entornos naturales (que hubiesen sido salvajes si el auge del turismo no hubiese revertido la tendencia despoblacional). Además, se aumentan el número de infraestructuras (pistas, carreteras, edificaciones, etc) que fragmentan el territorio y disminuyen aún más el ya escaso hábitat disponible. Véase Somiedo, que no ha dejado de crecer desde que se ha proclamado parque natural pero, ¿aumentó la conservación de la biodiversidad en dicho espacio? Hace poco leía una noticia sobre los casos de veneno en el Parque Nacional de Picos de Europa, el único parque nacional con lobos de España y en el que, a pesar de ello la administración mata varios lobos cada año (ni en espacios protegidos la naturaleza prevalece sobre los intereses humanos). Parece entonces que ni los espacios protegidos más visitados están libres de esta lacra y que el turismo no es capaz de cambiar estos hechos.


Buscando más información sobre el tema, encontré de casualidad este vídeo. Según se comenta en el mismo, parece que existe una estrecha relación entre infanticidios (cachorros de oso matados por machos adultos generalmente no emparentados y el hecho de que las familias (osa y oseznos) atacadas por los machos hayan sido molestadas y ahuyentadas previamente del entorno en el que se hallaban. Por lo que parece, las molestias humanas pueden suponer un aumento directo de la mortalidad en la especie. En el interesantísimo artículo en el que se basa el vídeo anterior (4), leí una frase que lo explica perfectamente:
The scarcity of suitable undisturbed habitat (Naves et al. 2003) and the high level of human disturbance could influence the ability of female bears to avoid SSI* in the Cantabrian range by segregating from other bears during the mating season, a strategy observed elsewhere
*sexually selected infanticide
Está claro: La escasez de hábitat óptimo y las molestias humanas pueden influenciar la capacidad de las hembras para evitar los infanticidios en la cordillera cantábrica y mantenerse alejadas de los otros osos durante la época reproductora. Por lo tanto, el turismo puede suponer una amenaza seria para la reducida población de oso cantábrico que sobrevive en un hábitat fragmentado, influenciado por la actividad humana y que ya soporta tasas de mortalidad relativamente altas. 

Cuando estaba rematando esta entrada, me encontré con esta noticia. Aún manifestando la opinión más precavida (y a mi parecer sensata), es especialmente interesante el símil que el director de la FOA hace con el Serengueti porque incluso en ese vasto espacio africano, la actividad turística genera un impacto nada despreciable en la fauna. Hay muchos artículos científicos en la web al respecto. El más destacable es quizás, el impacto del turismo en los guepardos que, como concluye algún trabajo: afecta directamente a su éxito de caza, capacidad reproductiva y mortalidad infantil y, como consecuencia, a su supervivencia.  A pesar de todo lo escrito anteriormente, yo no estoy en contra del turismo de la naturaleza. Pero, hay especies que no deben estar expuestas al mismo, hay pautas y reglas para otras especies y lugares adecuados y otros no. Todo ello debe ser rigurosamente regulado y los beneficios obtenidos del mismo DEBEN DESTINARSE A LA CONSERVACIÓN y no a enriquecer a unos pocos. Además, la oferta debería aportar algo más que la posibilidad de una sesión fotográfica o avistar especies emblemáticas o difíciles de observar.Iniciativas turísticas que ofrecen ver lobeznos en las cercanías de su cubil en zonas en las que son perseguidos sin tregua deben ser totalmente prohibidas. No me parece bien que se lleve a cabo ningún tipo de actividad turística que no haya sido sometida a una evaluación previa que estudie el impacto de la actividad en las especies del entorno (objeto o no de observación). Para argumentar un poco mi escepticismo ante actividades que sólo ofrecen avistamientos o sesiones fotográficas, os ofrezco este enlace a un artículo sobre el impacto de los fotógrafos de la naturaleza en los hábitats y en las especies de India, dónde dicho negocio está mucho más desarrollado que en la península ibérica (lo que nos puede ayudar para regular a tiempo la actividad).Para rematar esta entrada, os dejo con el vídeo de infanticidio grabado por Carlos Granda que ha sido colgado anteriormente en el blog de Naturaleza Cantábrica.

En este ENLACE encontraréis un artículo muy bueno sobre el comportamiento de los osos ante la presencia del ser humano y en este otro, un resumen en castellano de la tésis doctoral de Andrés Ordiz.
Bibliografía consultada:
(1) Moen, G.K., Støen, O.-G., Sahlén, V. & Swenson, J.E. (2012) Behaviour of solitary adult Scandinavian brown bears (Ursus arctos) when approached by humans on foot. PLoS ONE, 7, e31699.

(2) Naves, J., Fernandez-Gil, A. & Delibes, M. (2001) Effects of recreation activities on a brown bear family group in Spain. Ursus. 12:135-140.(3) Woodroffe R. 2000. Predators and people: using human density to interpret declines of large carnivores. Animal Conservation 3:165-73.

(4) Fernandez-Gil et al. Evidence of sexually selected infanticide in an endangered brown bear population. Animal Behaviour 79 (2010) 521–527

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