Revista América Latina

Sobre pensamiento único (1)

Publicado el 28 octubre 2012 por Tetenoemi @TeteNoemi
bigbrother

Escena de la película basada en la novela de Orwell

Y si digo “pensamiento único”, ¿entonces quiere decir que no hay otro pensamiento posible, otras maneras de pensar alternativas, diferentes?

Voy a tomar prestada la idea a la Dra. Slepoy * , introduciendo aquí la novela 1984 , del escritor británico George Orwell **, en la que describe una sociedad totalitaria en la que se instaura un nuevo lenguaje llamado “neolengua”. Este lenguaje reducido a lo indispensable, sólo da un único sentido a cada palabra, y esto lo hace con una manifiesta intención de ponerle barreras al pensamiento. (En algún otro momento me referiré a la unidad entre realidad, lenguaje y pensamiento de la que habla Paulo Freire…)

En esta sociedad imaginada por Orwell el siglo pasado, todo lo que quedara fuera del dogma preestablecido no puede ser discernido o analizado, y queda englobado, encerrado en lo que llaman “crimen del pensamiento”.  Y hay una Policía del Pensamiento que se encargará de eliminar, de “evaporizar” a los conspiradores; aquél que cometa delito de pensamiento es un “culpable mental”.  Además, en esta sociedad, todo lo que ahora fuera verdad, había sido verdad eternamente y lo seguiría siendo. […] Lo único que se necesitaba era una interminable serie de victorias que las personas debían lograr sobre su propia memoria. Y a esto llamaban “control de la realidad.

Y cito textualmente a Orwell:

«La intención de la neolengua … [es] … proveer un medio de expresión a la cosmovisión y hábitos mentales …[e]… imposibilitar otras formas de pensamiento. […] Su vocabulario estaba construido de tal modo que diera la expresión exacta… a cada significado que … [se]… quisiera expresar, excluyendo todos los demás sentidos, así como la posibilidad de llegar a otros sentidos por métodos indirectos. […] Aparte de la supresión de palabras … la reducción del vocabulario por sí sola se consideraba como un objetivo deseable…. […] Todas las ambigüedades y distintas variaciones de significado [o sea lo que llamamos polisemia, que es la riqueza de las palabras] habían sido purgadas».

En esta “neolengua” no hay vocablo para decir ciencia, por ejemplo.

Syme, uno de los personajes, filósofo especializado en “neolengua” y uno de los expertos dedicados a redactar la edición número once del “Diccionario de Neolengua”, dice al protagonista:

«La destrucción de las palabras es algo de gran hermosura. Por supuesto, las principales víctimas son los verbos y los adjetivos, pero también hay centenares de nombres de los que puede uno prescindir. […] la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente… acabamos haciendo imposible todo crimen del pensamiento […] Cada año habrá menos palabras y el radio de acción de la conciencia será cada vez más pequeño. […] … no habrá pensamiento en el sentido en que ahora lo entendemos. La ortodoxia significa no pensar, no necesitar el pensamiento. Nuestra ortodoxia es la inconsciencia.»

La doble operación reductora del pensamiento que reside en:

  1. eliminar la polisemia del lenguaje, y,
  2. disminuir el número de palabras…

Esto instala un pensamiento único.

Otro aspecto es la “uniformización” de las conductas, que Slepoy ejemplifica a través de otra ficción, El Conformista de Alberto Moravia**, escenificada en la Italia fascista, en la que el protagonista se siente parte del conjunto, “se ve igual a todos”, simplemente porque se descubre en los mismos gestos e iguales conductas, cuando en realidad, la escena de su experiencia es una sociedad jerarquizada.


breve escena del film de Bertolucci

… Sí, no cabía duda de que era un hombre como muchos otros … . Recordó que en la universidad había descubierto de pronto, con una especie de alegría, que había por lo menos mil jóvenes de su edad que vestían, hablaban, pensaban y se comportaban como él. … Era un hombre normal, pensó con despectiva y acre satisfacción; esto se hallaba fuera de toda duda… .

Y más adelante, al entrar en un kiosco o estanco, a comprar cigarrillos, observa el personaje que…

… En aquel preciso instante, otras tres personas pedían la misma marca de cigarrillos, y el estanquero diseminó rápidamente sobre el mármol del mostrador, ante las cuatro manos que tendían el dinero, cuatro paquetes idénticos que, con idéntico ademán, retiraron las cuatro manos. Marcello notó que tomaba el paquete, lo palpaba para ver si estaba lo bastante mullido y luego rompía el envoltorio de la misma manera que los otros tres. Observó también que dos de los tres se metían, como él, el paquete en un bolsillito interno de la chaqueta. Finalmente, uno de los tres, tan pronto como salió del estanco, se detuvo a encender el cigarrillo con un encendedor de plata, en todo semejante al suyo. Estas observaciones despertaban en su ánimo una complacencia casi voluptuosa. Sí, era igual que los otros, igual que todos. Igual que los que compraban los cigarrillos de la misma marca y con los mismos ademanes que los de él;…

En la calle, un vendedor de diarios vocea sobre la victoria de Franco en España, y personaje de Moravia se “da cuenta”…

«… de que participaba en ella con un sentimiento singular, independiente por completo de toda consideración política y moral (aunque tales consideraciones acudiesen con frecuencia a su mente), muy semejante al de un deportista entusiasta partidario de un equipo de fútbol, que apostase contra otro. [...] Esta simpatía, pues, venía de zonas más profundas y demostraba, una vez más, que su normalidad no era superficial ni estaba informada, racional y voluntariamente, por razones y motivos opinables, sino ligada a una condición instintiva y casi fisiológica, a una fe, en suma, que compartía con otros millones de personas. Él formaba un todo con la sociedad y el pueblo en que vivía; no era un solitario, un anormal, un loco, sino uno de ellos, un hermano, un ciudadano, un camarada.»

Ahora, si nos referimos a sistemas totalitarios, ¿qué sucede en la democracia?
La Dra. Slepoy dice: “Si bien la organización democrática da la oportunidad de cuestionar lo que en  un sistema totalitario aparece como el orden natural…, la vigencia de ciertos saberes consagrados interfiere el desarrollo del pensamiento”.

Otro personaje de la ficción de Orwell lo dice de esta manera: “Quien controla el pasado controla el futuro, quién controla el presente, controla el pasado”. Y esto tiene que ver, sin duda, también con el control de los saberes.

Slepoy también nos llama la atención, respecto de la novela de Orwell, sobre lo significativo que resulta que quien representa el poder omnipresente y omnímodo sea el “Hermano Grande” (Gran hermano), que es una representación idealizada de la mentalidad infantil y correspondiente a sus primeros vínculos, porque, agrego yo, ¿quién es que ve “grande” a un hermano?

photo of Teresa
Teresa N Alvarez Grupos de Estudio Bs. As., 1093 Argentina

* Norma Slepoy (psiquiatra especialista en la temática de DDHH): ¿Es posible otro pensamiento?, Revista Punto y Coma, s/f; Institución y psicoanálisis, ¿la
posibilidad de otro pensamiento?
, Psicoanálisis APdeBA -Vol.XXVI -Nº3, 2004.
** Para consultar en Internet: http://www.online-literature.com/orwell/1984/ ; http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/Orwell/GeorgeOrwell_1984_Parte01.htm ; http: //www.elortiba.org/moravia1.html ; http: //www.epdlp.com/escritor.php?id=2063

 


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