Revista Opinión

Sobre puentes entre Miami y Cuba

Publicado el 30 agosto 2011 por An_tonio

El Puente. Ahora se ha puesto de moda lo del Puente. Un Puente entre Cuba y Miami. Para la Reconciliación, para el Necesario Abrazo. ¿Otro? Me pregunto. Ya existe ese Puente. Es de dólares, que envían los exiliados a sus familiares y a sus amigos.
¿Que más Puente de concordia y reconciliación que ese río de dólares enviado por amor, sin esperar nada a cambio?
Lleva tiempo el Puente, funcionando a toda máquina. De aquí para allá, dólares, de allá para acá campañas difamatorias, censura, espías que se infiltran en organizaciones humanitarias exiliadas y ayudan a derribar avionetas y asesinar inocentes. De allá para acá esbirros culturales y sanguijuelas que vienen a ver que pueden sablear a los exiliados. De allá para acá odio y prohibiciones, humillaciones e insultos. Y chulos, y chulería. Y guitarreros vendidos, y analfabetos que se las dan de filósofos. Y escritores mediocres que en cuanto llegan a Miami, es curioso, son tratados como eminencias.
Ese Puente de dólares exiliados ha dado mucho de sí. En cuanto se levantó, en cuanto empezó a fluir el dinero exiliado ya no éramos gusanos, sino brillantes mariposas. Ya nuestros padres y otros familiares que no nos hablaban porque éramos enemigos del amado Fidel, vendidos al Imperialismo y traidores a la Revolución, de pronto, llamaban por teléfono para pedir calzoncillos y desodorante. Fue fantástico. Una maravilla ese Puente.
El Puente ya existe. Lo han construido los exiliados. Los exiliados no tenemos que construir ningún Puente. Ya lo hemos hecho. Enorme Puente, caben más de mil millones de dólares al año en ese Puente. Un Puente de amor y solidaridad.
Si hay que construir algún otro Puente, lo tienen que construir los cubanos sumisos del interior, los que lo han aguantado todo, los que han colaborado en todo, los que apalean a los cubanos insumisos, los que delatan a sus compatriotas, los que los torturan, los que los arrojan al mar, los que llevan cincuenta años llenando la Plaza de Fidel y aplaudiéndolo y oliéndole el culo. Ellos.
El Puente. A mí me gustaría ver ese Puente que tienen que construir los cubanos de dentro. Pero no veo ese Puente por ninguna parte.


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