Revista Espiritualidad

Sociología estructuralista

Por Josep Pradas

 UNA INTRODUCCIÓN A LA SOCIOLOGÍA ESTRUCTURALISTA

Una observación: tanto un poblado primitivo como un campamento de vacaciones moderno están constituidos según ciertas relaciones de espacio, según cierta lógica que implica en ambos casos una representación del mundo. Tal cosa sería objeto de la sociología estructuralista, dando prioridad a las formas sociales sobre el contenido de los símbolos o formas.

Un postulado importante del estructuralismo sociológico puede formularse de esta manera: todas las producciones humanas se ponen en práctica después de ser sometidas por la sociedad misma a la mediación del intelecto. No hay ninguna praxis de la que la mente humana no se apodere, que no recorte y reconstituya bajo la forma de un sistema de prácticas, de modo que el intelecto impone una forma a la materia (aunque esta forma varía conforme varían las sociedades que dan cuenta de esa materia).

Así, la sociología estructuralista, ante un objeto social intenta recuperar la huella de la mente, del trabajo colectivo que realizó el pensamiento para someter la realidad a un sistema lógico de formas. La sociedad estructura la realidad. “Sin poner en tela de duda el indiscutible primado de las infraestructuras, creemos que entre praxis y prácticas se intercala siempre un mediador, que es el esquema conceptual por la actividad del cual una materia y una forma, desprovistas así la una como la otra de existencia independiente, se realizan como estructuras, es decir, como seres a la vez empíricos e inteligibles” (Claude Lévi-Strauss, El pensamiento salvaje).

La sociología estructuralista se diferencia de la sociología clásica en que esta se apoya en la estadística y un estudio sobre el comportamiento de masas, cuando aquella tiene como objeto un análisis estructural basado en separaciones cualitativas de unidades. Estructurar no consiste en contar unidades, sino en poner de manifiesto diferencias.

Por ejemplo, entre dos automóviles, uno asequible a las clases populares y otro de lujo, la sociología clásica estudia qué porcentaje hay de estos dos coches en uso, y es útil para la investigación de mercados. La sociología estructural se interesa por la imagen de estos dos automóviles, dos modelos que se dan a través de un sistema de diferencias institucionales. Lo que cuenta para la sociología estructural es la relación entre esas unidades diferentes, esos modelos, independientemente de su sentido estadístico, del número que haya de esos modelos; interesa la relación que haya entre un coche de uso común y otro de uso minoritario; entre cuerdos y locos, entre literatura buena y mala, etc.

El análisis sociológico debe ser estructural no porque los objetos estén estructurados en sí, sino porque las sociedades no dejan de estructurarlos: cada sociedad clasifica los objetos a su manera, y esa manera constituye su propia inteligibilidad. La sociología estructuralista es taxonómica, estudia cómo clasificamos los objetos.

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FUENTE: Barthes, Roland, "Sociología y socio-lógica", en Estructuralismo y Sociología. Buenos Aires, Nueva Visión, 1969, pp. 9-21.


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