Revista Diario

Sombra aquí y sombra allá, cesárea aquí, cesárea allá...

Por Myriam Cabanillas
Acabo de ser tía por sexta vez, mi sobrina vino ayer al mundo y vio la luz tras realizarle una cesárea a su mami. Ambas están estupendas y eso es maravilloso.

Sin embargo yo, a nivel emocional, he tenido una noche muy movida...

Las sombras de mis cesáreas han estado revoloteando por el techo de mi habitación.


Cuando estaba embarazada de siete esplendorosos meses de mi hijo mayor, tuve durante unos pocos días un acceso de pánico absoluto en el que llegué a sentir claustrofobia pensando en que tendría que parir si o si y aterrorizada pensando en el dolor que creía iba a sentir....

Durante esos aciagos días llegué a pensar en que seguro sería mejor que me durmieran entera y me hiciesen una cesárea, así no sufriríamos ni el niño ni yo en absoluto o al menos eso es lo que comentaban en las revistas de embarazo y programas de TV.

Estos sentimientos pasaron, recuperé la confianza en que yo podría parir como lo hacían todas las mujeres y que el dolor no debía ser para tanto.

Después, el destino caprichoso como es, hizo que tras 14 infructuosas horas de parto y comienzo de sufrimiento fetal, me durmieran enterita ( tras comenzar la incisión de la cesárea sin haberme hecho efecto la anestesia, eso si...) para practicarme una cesárea de urgencia.

Mi despertar y posteriores acontecimientos derivados, no se los deseo a nadie. (Podéis leerlo aquí si no lo habéis hecho ya).

Quiso la vida que casi 4 años después, me tuvieran que practicar otra cesárea de urgencia para traer a mi niña al mundo, también con anestesia general y que está resultara aún peor que la anterior.

(También podéis leerla aquí, aquí y aquí)


Cada cesárea que leo o escucho, me remueve entera por dentro, lo cual significa que aun está entre mis sombras, que para mi es un echo traumatico e inconcluso de momento.

Por eso me espanta, cuando oigo a la gente hablar con ligereza sobre las cesáreas, que si bien pueden salvar vidas cuando son necesarias, me resultan incomprensibles como elección cuando no lo son. Se de primera mano, los riesgos que conllevan.

Sin embargo puedo llegar a entender que el miedo a veces es mas grande que la razón y puede disfrazar las opciones confundiendo a quien lo siente.

No juzgaré a la madre que llevada por ese miedo, elige una cesárea.

Pero si juzgo a los profesionales y la gente desinformada, que nos hace creer a las mujeres que no sabemos, no podemos, parir como se ha hecho a lo largo de los tiempos.

También a quienes por negocio, te la venden como una inmejorable opción.


De momento solo puedo alegrarme por mi cuñada y sobrina, por que están las dos en perfecto estado y juntas.

Voy a pelearme un rato con mis sobras, a ver si logró echarlas de mi casa.


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