Revista Cine

Sombras

Publicado el 17 mayo 2011 por Jesuscortes
SOMBRASCuatro días antes del fatal accidente de tráfico que acabó con la vida de F. W. Murnau en la dorada California, muere en el frío Berlín uno de los más olvidados y fascinantes arquitectos del cine silente.Aún hoy día corren extraños rumores - exentos del morbo que rodea a las circunstancias de la muerte de Murnau - acerca de las razones por las que Lupu Ludwig Pick, con 45 años perdió la vida aquel 7 de marzo de 1931 y su mujer y actriz principal, Edith Posca, decidió terminar con la suya unas semanas después. No sé qué credibilidad, imagino que escasa o nula, puede tener uno de los más extendidos, que apunta a la irrupción del cine sonoro como motivo de la depresión en que se sumió este cineasta efectivamente radical, uno de los máximos defensores de la supremacía del cine mudo sobre cualquier otra evolución posterior, siempre empeñado en reducir todo lo posible o eliminar completamente cuando era posible toda clase de intertítulos. La imagen lo debía ser todo.No en vano su único film sonoro, "Gassenhauer" de 1930, al parecer (es imposible verlo si no me equivoco) presentaba una intencionada descoordinación de imagen y sonido, jugando con la posiblidad, que nadie más que yo sepa imaginó, de contar con la banda sonora como si de otro efecto más se tratase, no como fuerza motora de una transformación del cine en un nuevo vehículo narrativo. De lo anterior y salvo el más o menos conocido y restaurado precisamente por la FWMurnau Stiftung "Scherben", su famoso hito expresionista (sin serlo: es sobre todo una obra maestra del realismo), pocas huellas medianamente decentes de calidad quedan del cine de Lupu Pick.
"Scherben" debería reponerse en todas partes y su inteligente dosificación de calidez humana frente a la desesperación en un mundo inhóspito, hace añorar ver cómo sería su "Oliver Twist" de 1922.La Filmoteca Española, por no sé qué casualidades, guarda por otra parte en sus archivos una versión de "A knight in London", una comedia de enredos llena de ideas que amplían incluso el registro conocido de su cine, elevando la expectativa.
SOMBRASEl otro film además del excepcional "Scherben" que puede dar una idea fiel del potencial cinematográfico de este ignoto rumano-austriaco por conservarse en el estado que merece es "Napoleon auf Sant Helena", penúltimo peldaño de su carrera en 1929 y del que apenas puede encontrarse información más allá de figurar como (y no es el único) proyecto irrealizado de Abel Gance."Napoleon auf Sant Helena" debía haber sido una especie de epílogo al famoso film de Gance sobre el personaje francés por antonomasia, que aspiró a retratarlo integralmente, de la cuna a la tumba y en los títulos de crédito figura presidiendo su nombre como autor de la idea y el guión, quedando relegado el de Pick a un "segundo plano", la rutinaria mise en scène.Lupu Pick, que imagino que no debía estar en posición de rechazar nada, en lugar de cumplir el trámite o tratar de aproximarse a lo que pudo tener en mente el gran Gance sobre este episodio final de la vida del Emperador corso, se empeña en contravenir el enfoque hagiográfico.  Un poco como Allan Dwan en la mágica "The Iron Mask" - de hecho no anda lejos el tono de lo narrado del de otra obra de Dumas como es "Le Comte de Monte-Cristo" - y conectando con el cine de Max Ophüls en las décadas posteriores, Lupu Pick se acerca al crepúsculo de la vida del que fue un gran hombre, exiliado, retirado forzosamente de la aventura que fue su razón de ser con una mirada resistente y llena de vigor a sabiendas del negro destino - hasta en el uso de la música: la Sinfonía Eroica de Beethoven en lugar de la más previsible, la Quinta; música de la que es necesario prescindir para no tener que escuchar la voiceover que machaconamente subraya todo lo que sucede, haya o no rótulos sobre la pantalla -, como una última misión que debía cumplir con dignidad para alcanzar una paz que no hubiese firmado con nadie: la de su espíritu, la que se debía a sí mismo. Los exteriores rodados en la misma isla del destierro, son de una belleza flahertyana.SOMBRAS"Sylvester" en 1924, aunque sólo sea posible verla como un fantasma hecho jirones, se adivina como deslumbrante, el film que debería otorgar a Lupu Pick un puesto entre los directores importantes de su época junto a "Scherben".Se publicaron hace muchos meses unos impolutos fotogramas pertenecientes a la copia en proceso de restitución que en vez de calmar el hambre, la despiertan aún más visto el retraso que acumula su edición.
Secretamente ambiciosa, a medio camino entre el Griffith más apegado a PoeBrowning y el fugaz Grüne o el Murnau de "Der letzte mann" (que Pick también debía haber dirigido, completando la trilogía concebida por Carl Mayer), "Sylvester" parece sin embargo no aspirar más que a ilustrar una inopinada tragedia que acontece en la trastienda de un bar la Nochevieja de (presumiblemente) 1923, dejando que sean los suntuosos travellings de aproximación arriba y abajo de las calles la parte más espectacular de cara al espectador.
Lleno de misterio y violencia, sorpresivo en su moderna, exasperante dilación (su parte álgida, casi veinte minutos de tensa y desconcertante inacción donde rigen las pesadillas ya la hubiese querido para sí mismo un Georges Franju), este insólito film - tan contiguo al cine de terror "del pobre" desarrollado años después por Edgar G Ulmer - parece la obra en que más lejos pudo llegar Lupu Pick en la definición de un estilo propio, si es que tal cosa alguna vez se aproximó al trasiego de imágenes que bullían en su cabeza.

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