Revista 100% Verde

Somos la mierda que comemos

Por Bloggermam

¿A qué sabe una manzana? ¿Lo sabes? ¿O ni lo recuerdas?
El fin de semana pasado recordé a qué sabía una manzana. Me hizo recordar cuando de niño nos encaramábamos a un manzano y desde él nos comíamos las manzanas que tenían pinta de estar maduras. Se parecían a la manzana que saboreé el domingo. Una manzana pequeña, con alguna marquita, una manzana que no verás en ningún supermercado porque no es estándar y porque no es negocio para los intermediarios. Es una manzana que compré en un mercado ecológico, cerca de casa, producida en el cercano valle del Guadalhorce: un vergel. Pero supongo que por todas partes habrá zonas similares.
No voy a hacer apología de los productos ecológicos porque por un lado hay un trasfondo de marketing que no me gusta. El cultivo y la ganadería ecológicos es lo que se ha hecho siempre en el campo. Antes de que los supermercados e intermediarios quisieran sacar mayor rendimiento con el menor esfuerzo. Nunca entendí por qué es preferible tirar una cosecha a la basura si los intermediarios no te pagan, antes que  vender tú mismo el producto. Aunque el esfuerzo también es mayor.
Y por otro lado tampoco quiero que ahora a todo el mundo le de por consumir productos ecológicos, porque no hay para todos. Así que yo mientras pueda buscaré lugares en los que me vendan frutas y hortalizas que tengan el sabor que les corresponde tras haber madurado en la tierra, y no en una cámara frigorífica en la que intentan matar el regusto artificial de tanto fertilizante. Me seguiré buscando la vida para encontrar carnes que no me sepan a antibiótico, que no vengan envasadas con gases inocuos para el que lo comercializa -a mi me fastidian el estómago-, que no estén engordados con productos químicos que al final tendrá que metabolizar mi hígado, o conservantes, aromatizantes, espesantes, colorantes, conservantes... que terminas dudando de que te estés untando una tostada con crema depilatoria. Tengo unas piedras en la mesa que probablemente tratadas con todo lo que he dicho puedan pasar por un estofado de vertenueco salvaje. Vale, me habéis pillado, no quedan vertenuecos en estado salvaje, el último se dio cuenta de que era un invención mía y se comió unas torfinidias venenosas...


Más allá de la moda de la ecología, está una forma distinta de enteder la vida. Es lo que todavía hace mi cuñado en los montes gallegos. Yo creo que no se aleja mucho de allí porque tendría que ir con el cerdo debajo del brazo. Pero no un cerdo cualquiera -ése te lo tiraría a la cara-, si no uno alimentado con las berzas que cultiva él. Recuerdo cuando se empezó a poner de moda la coletilla "ecológico" y mi nunca bien ponderada suegra me preguntaba intrigada sobre una noticia que hablaba de una granja que era pionera en la cría de pavos ecológicos. A mi la noticia me hizo mucha gracia: ¡pionera!... Pionero fue el primero que tuvo narices a comerse un bicho tan feo como un rape, pero dejar que un pavo esté en el corral comiendo maíz que no sea transgénico tiene lo de pionero lo mismo que Pau Gasol de enano. Yo como buenamente pude le expliqué que ecológico era lo que ella había estado haciendo toda su vida, pero que había gente que se le había olvidado cómo se cultivaban las plantas y cómo se criaban los animales en una granja. Que muchos niños ya no saben que la leche la dan las vacas. Ella, que hasta poco antes de que su corazón comenzara a quejarse llevaba al mercado sus propios quesos, "¡los huevos no!" -se lamentaba- "¿quién va a querer huevos de estas gallinas?" (en gallego suena más melancólico).

Somos lo que comemos. Es una gran verdad. Una persona con una buena alimentación disfruta de mejor salud, pero es un mal negocio. Una persona que se preocupa de consumir productos normales enferma menos y consume menos medicamentes (menos dinero para las farmecéuticas), es una persona que tiene menos frío (menos dinero para las empresas energéticas y para los que fabrican abrigos que no abrigan), es una persona más longeva (más gasto en pensiones), es una persona que come menos alimentos precocinados (menos dinero para telecomidamala, para la gran superficie, para la fábrica que cocina como en casa y los canales oficiales de distribución). Además gente irresponsable como ésta son las que llevan a la ruina a los productores de fertilizantes, a los que transportan piñas desde la otra punta del planeta, a los que viven de publicitar alimentos en los que en ocasiones el embalaje es más nutritivo que el producto, o a los que te rellenan un bote con una pegatina de un hortelano patrio con su carretilla de espárragos cultivados en China.
Yo he llegado a oír en una carnicería cómo una mujer pedía unos filetes, pero que no supieran mucho a carne. ¿WTF? Lo juro. ¿A qué quiere que sepa señora, a gazpacho de atún? Estamos llegando a un punto en el que no somos más que meros consumidores de lo que nos pongan debajo del bigote. Ya nada es lo que parece, el pan no sabe a pan, con menos litros de leche producen más toneladas de productos lácteos, ¿alguien se acuerda de lo amarilla que era la yema de un huevo?. Y con la crisis se adulteran todavía más los productos que ya nos vendían antes. Se aprovechan las migas de cualquier lugar, se barren, se bautizan con miles de adulterantes, se prensan y... alehop ya tienes salchichas de vertenueco salvaje. Eso sí en oferta: llévate dos mierdas y paga sólo dos. Luego de comértelo es bajo tu responsabilidad...

Dentro de poco nos venderán en lata la propia mierda que debemos cagar. Que diferirá poco de lo que ahora nos veden como comida.

Fdo. keagustitomekedao


Volver a la Portada de Logo Paperblog