La imagen data de 1.951, año en el que las productoras de cine ofrecían dos versiones de la misma película: Una para el mercado europeo y otra, representada en la mitad inferior de la instantánea, para España y los países en que había censura como en el nuestro, que ahora, de memoria, ni siquiera recuerdo.
El caso es que, en aquellos años, nos quedamos sin conocer de primera mano y sin tapujos, los atributos de la rotunda italiana que fue la musa y objeto de deseo de muchos españoles crecidos bajo el yugo de la dictadura, entre los que me encuentro. ¡Lo que hubiese dado alejandro Pumarino por haber disfrutado de la fotografía superior!. Impensable en los años del tardofranquismo, cuando formábamos casi militarmente antes de entrar en las aulas y cantábamos este mes de Mayo las flores a María… Pero, como casi siempre, eso es otra historia.
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