Revista Arquitectura

Sostenibilidad y Ecología Urbana

Por Paisajetransversal @paistransversal

por Ramiro Aznar Ballarín

Uno de los aspectos definitorios de las ciudades es su dualidad extrema. Ellas son arenas donde se generan tanto terribles injusticias sociales como gravísimos problemas ambientales. Simultáneamente, han sido incluso consideradas como los mayores logros alcanzados por la Humanidad hasta la fecha. Nuestras metrópolis son espacios donde se afrontan los desafíos más importantes, pero es también en ellas donde residen las mayores esperanzas. Este dimorfismo tiene cada vez más relevancia, simplemente porque el futuro es urbano; en 40 años el 70 % de los seres humanos residirán en grandes urbes. La condición humana, más que nunca, es y será urbana.

Arquitectos, académicos y urbanistas han planteado, durante décadas, diversos modelos de ciudad ideal. Desde las metrópolis utópicas de Howard, hasta el paradigma científico-técnico de ciudad compacta. Desde Le Corbusier hasta el propio Wright. El último arquetipo propuesto es la denominada ciudad sostenible. Pero, ¿es viable, o más bien, asumible, que las ciudades sean realmente sostenibles? Si, por ejemplo, las definiésemos exclusivamente en parámetros termodinámicos o entrópicos, las definiríamos como sistemas abiertos: sistemas que consumen bestialmente energía y materia, a la vez que expulsan endiabladamente contaminantes y calor al exterior. Tan solo considerando estas variables, la respuesta a la pregunta es difícilmente positiva.

En la actualidad, no se puede vacilar al afirmar que el enfoque ecológico del análisis urbano (o ecología urbana) es vital para entender el funcionamiento de nuestras ciudades. Resulta obvio que su importancia aumentará exponencialmente conforme avance el siglo. No obstante, las urbes no son meros superorganismos: las complejas interacciones sociales y culturales dilatan las disimilitudes con sus homónimos naturales. De hecho, son procesos tales como la ética, la educación, el consumo o el transporte los que ulteriormente delimitan vectores como la producción, la extracción, etc. y la consecuencia directa: la contaminación. Hay que actuar sobre ellos con carácter de acupuntor en haras de la sostenibilidad.

¿ Cuáles son las herramientas y canales de las que disponemos en estos momentos, tanto los ciudadanos como las autoridades y expertos urbanistas? Se me ocurren muchas. Podríamos destacar la arquitectura bioclimática o también la movilidad sostenible. Incluso también podemos enumerar los tan recurrentes muros y tejados verdes, la esencial participación ciudadana o la eterna moraleja de las energías renovables. De todos modos, lo realmente indispensable es tener presente que el desarrollo sostenible (más en concreto la sostenibilidad de las ciudades) es entender cada uno de esos elementos como otro proceso abierto y dinámico, y por consiguiente, en continua coevolución y adaptabilidad. El gran error inicial reside en catalogarlo de objetivo estático y, por tanto, tan inalcanzable como el infierno de Sísifo. Desde esta perspectiva, la sostenibilidad urbana se podría entender como la explotación de potenciales heredados y creación de nuevos para futuras generaciones. Potenciales que, como se apuntaba al principio, son tanto retos como oportunidades.

Sostenibilidad urbana son dos palabras ¿por qué centrarse en el primer término y no en el segundo, en ser urbano, tener urbanidad? ¿Es la sostenibilidad ya un término obsoleto? ¿Es el decrecimiento la singular solución? ¿Qué sería lo prioritario durante el desarrollo y gestión de un planeamiento sostenible? ¿Cuáles son los ingredientes primarios que constituyen la ecología urbana? ¿Qué entendemos por ella? ¿Y por la sostenibilidad urbana? ¿Debemos considerar ambos como conceptos estáticos o dinámicos? ¿Jerárquicos u horizontales? ¿ Transversales?

¿Las ciudades de países desarrollados y en vías de desarrollo deberían seguir los mismos principios sostenibles? ¿Su ubicación ha de condicionarlas? ¿Deben o pueden los países industrializados obligar y exigir algún tipo de trámite interno? ¿Sería excusable que tratasen de persuadir a los no tan desarrollados de una parálisis en su crecimiento? ¿Y dirigirles hacia un posible replanteo o estrategia para asumirlo? La India, sin ir más lejos, ha quintuplicado su población durante los pasados cien años y, para 2050, algunos estudios garantizan que será más densa que China. ¿Cómo un urbanismo o un país puede asumir un acrecentamiento tan exponencial y descontrolado?

¿Una ciudad bajo un régimen totalitario puede llegar a ser sostenible? ¿Dictadura o voluntad del pueblo? Hace pocos años, Cuba fue calificado por un informe bianual de la ONG WWF presentado en Pekín como el único país con desarrollo sostenible real. Quizás Fidel Castro vive y fuma un buen puro cada vez que su equipo técnico de desarrollo ecológico le plantea propuestas innovadoras. ¿Deberían integrarse departamentos especializados en sostenibilidad que asesoren a otros múltiples campos? O mejor todavía, ¿añadimos a nuestra mesilla de noche, junto al CTE o debajo del marco de fotos con la imagen firmada de 'Le Corbu', un ejemplar del SEU, de los principios sobre sostenibilidad y ecología urbana? También se dice que London2012 serán las primeras olimpiadas sostenibles y hay muchas moscas escépticas ¿podría ser la duda una declaración argumentada, o es tan solo fruto del resquemor patriótico español?


En la confección y edición de este texto también han participado Maria Elena Martín y Ana Visaires

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