Southbound, una oscura noche

Southbound llega de la mano de algunos de los creadores de V/H/S (2012), una de las compilaciones de terror con más repercusión entre el público actual aficionado al cine de género. Tanto fue su éxito, que ha tenido dos secuelas, V/HS 2 y V/H/S viral.
Roxanne Benjamin, productora de V/H/S, debuta en la dirección aquí, junto a David Bruckner y Radio Silence, anteriores directores en la antología V/H/S. El tridente se suma a Patrick Horvart (El pacto 2) y nos presentan un ambicioso, pero sostenido proyecto.
Estos ‘cuatro fantásticos’ nos presentan en Southbound el mismo formato de historias cortas que tan de moda está en la actualidad. Un formato sobradamente conocido por el fan del terror, y que se inició con Creepshow allá por 1982.
Southbound parece marchar de manera totalmente independiente, donde todo gira en torno a unos viajeros que, en plena noche y en medio de una carretera desértica, comienzan a sufrir de agotamiento.

En realidad sus directores hacen girar los engranajes de la maquinaria con un único hilo conductor en un tránsito nocturno fragmentado en 5 historias, que relatan distintos acontecimientos con distintos personajes en cada uno de ellos. Pero todas y cada una las cinco partes que conforman la película, están interconectadas de alguna forma mínimamente, en los hechos que acontecen desde una puesta de sol hasta un amanecer.

Cohesión final

De manera similar a lo que vimos en 11:14 de Greg Marcks, los hechos cohesionan fuertemente en la primera y última historia del conjunto, mientras que las tres historias intermedias, son hechos o situaciones colaterales de los acontecimientos principales, prólogo y desenlace.
Al comienzo nada parece tener sentido, la cosa arranca con unos ‘ángeles caídos’ persiguiendo a dos tipos, así sin más explicación. Pero su enlace con la última de las 5 partes, si bien, no nos brinda un final tan impactante que vaya a quedar sellado con lacre en los libros de género, la explicación gana la coherencia ausente al principio del film. Una solución bien ejecutada que deja un buen sabor de boca, frente a un inicio amargo que descoloca bastante al espectador.

Tonalidad fílmica

Como casi cualquier película de historias cortas, es difícil sentirnos cautivados por todos y cada uno de sus fragmentos. Al estar dirigidos y guionizados por distintas personas, en la mayoría de casos, la percepción y realización de todas ellas varía bastante.
Pero en Southbound se intenta mantener una misma puesta en escena y tonalidad fílmica, y se consigue con acierto, se mantiene dentro de la ‘regularidad’ con un mismo tono común, siendo el resultado bastante factible.

Además, todas las historias giran en torno a un mismo ‘mensaje’, donde los personajes deberán superar sus propias pesadillas lidiando con sus secretos más ocultos para alcanzar el perdón.
A pesar de que mantiene un tono fílmico muy igualado, al relatarse en distintas partes, como espectadores, situaremos algún fragmento por encima del resto. Para un servidor, el mejor; el del hospital.
Sus efectos especiales, no son espectaculares y pecan de digitales en algunos momentos, pero son lo suficientemente coherentes para una propuesta ideada antes para el formato doméstico, que para la gran pantalla. Aunque, algunos la hemos podido degustar en una de ellas durante el Festival de Sitges 2015.
Las influencias de otras películas que el aficionado conoce muy bien, como La Boca del miedo de John Carpenter o La matanza de Texas de Tobe Hooper, referencias que lejos de ser un plagio, son simples detalles que el aficionado toma como un 'gag'.
Una película disfrutable y entretenida con momentos bien conseguidos de tensión, que no llegan a ‘congestionar’ de miedo al aficionado al género, pero sí que nos mantiene intrigados y expectantes.
Gracias en parte a la notable banda sonora de la productora musical, The Gifted, que trabaja con distintos artistas y se dedica a componer bandas sonoras para films, tv u otros proyectos. Un score que no destaca por su personalidad, pero resultón dentro del conjunto. No esperes una película para la posteridad, el resultado es un film para devorar como entretenimiento y poco más.