Revista Opinión

¿Soy anarcoprimitivista?

Publicado el 27 agosto 2014 por Hugo
Como casi todos los filósofos, desconfío de los “ismos”; dicen a la vez poco y demasiado. Pero no veo por qué no se puede usar un vocablo terminado en “ismo” siempre que no se crea estar con ello al cabo de la calle.
José Ferrater Mora, 1962.
No me gustaban los clérigos comunistas, entonces me hice trotskista. Lo que pasa que luego, cuando estuve entre los trotskistas, tampoco me gustaba la unanimidad clerical de los trotskistas, y terminé siendo anarquista [...]. Ya en España encontré muchos anarquistas y empecé a dejar de ser anarquista. La unanimidad me jode muchísimo.
Roberto Bolaño.

La alegría de vivir (1905) de Henri Matisse
Antes de continuar con "Los 10 mandamientos del anarcoprimitivismo", título más provocador que otra cosa, me gustaría hacer tres anotaciones al margen:
  1. Que el uso de la palabra «mandamiento» es más un uso retórico que literal. Los distintos mandatos éticos, si bien pretenden ser universales, incluido este, deben ser en última instancia co-creados, aceptados e interiorizados por la propia persona, siendo ilegítimo cualquier tipo de coacción intelectual. 
  2. Que, a pesar de compartir muchos de sus argumentos, no me declaro necesariamente anarcoprimitivista, del mismo modo que no me declaro anarquista, ecologista o feminista, ni filósofo, escritor o crítico social, aunque si alguien necesitara preguntármelo para aclarar sus dudas, de buen gusto le respondería si soy esto o lo otro y en qué medida lo soy. No obstante, el verbo «ser» puede llevar a equívocos al transmitir la idea de inmutabilidad y atemporalidad, cuando lo cierto es que somos algo (ej. virtuosos, egoístas, sabios, ignorantes, etc.) solo en cierta medida y no en todo momento. En lugar de decir «soy una buena persona», tal vez sea preferible decir «abogo por la bondad», «hago cosas buenas» o «trato de ser una buena persona». Por otro lado, el abuso de los nombres para definirnos a nosotros mismos tiende a obstaculizar nuestra libertad de conciencia. Los nombres son útiles cuando sirven temporalmente para clarificar nuestro pensamiento y formarnos una identidad propia, así como para verbalizar y clasificar aproximadamente el pensamiento de los demás, pero son peligrosos cuando sirven para separar, enfrentar y encerrar a las personas detrás de muros conceptuales -como ocurre con las banderas, su plasmación material-, corriendo el riesgo de caer en el complejo de superioridad moral -hay ideas superiores a otras, incluso puede que personas, pero ¿quién osará incluirse en esa lista?-, así como el riesgo de ver ideas con piernas antes que personas con ideas, origen de todas las cazas de brujas de la historia. Las ideas deben estar al servicio de las personas, no las personas al servicio de las ideas (valga la contradicción, pues esto también es una idea, je...). Además, es difícil estar a la altura de un nombre, pues siempre habrá quienes no nos consideren anarquistas (o ludditas, ateos, demócratas, intelectuales, etc.) «de verdad».  
  3. Que no hablo en nombre del anarcoprimitivismo de Wikipedia ni de ningún anarcoprimitivista de renombre. De hecho hasta ahora no he citado a ninguno. El objetivo de mis últimos escritos es contribuir desinteresadamente (si es eso posible) a la mejora de la teoría anarcoprimitivista, que considero una parte importante para entender y transformar la realidad, pero siempre a título estrictamente personal, guardando las distancias con los colectivos afines y sin dejar de lado mi interés por otras materias de estudio o de no estudio, pues aunque es cierto que una vida sin examen no es una vida plena, parafraseando a Sócrates, la razón, la virtud y el estudio no lo son todo en la vida. Hoy por hoy pienso que la vida buena no debe ser ni demasiado estoica ni demasiado hedonista, ni demasiado idealista ni demasiado materialista, ni demasiado racional ni demasiado pasional. Muchas veces en el término medio está la salvación :P 

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