Revista Opinión

Soy ateo y soy bueno (III)

Por Beatriz
autor: blog Agua Viva
Continuando con los dos últimos posts,  (I) y (II),  también puedo presentar un elenco de ateos convertidos  antes de su muerte (en el caso de Kádár, que haya pedido un sacerdote es un fuerte indicio, y ha sido revelado por su colaborador más cercano, también comunista):
- Albert Camus, ateo y existencialista, pidió el bautismo antes de morir en un accidente
- Gramsci, fundador del partido comunista italiano, se convirtió antes de morir
- János Kádár, dictador comunista durante 30 años, llamó a un sacerdote antes de morir
Esa es la gracia de Dios.  Ni Camus, Gramsci, o Kádár, hubieran podido ser capaces de pedir un sacerdote o convertirse sin antes haber recibido una gracia de arrepentimiento.  Esas gracias llegan por intercesión de las almas más santas, por su liturgia, todos los días la Iglesia pide por la conversión del mundo entero.
Lo terrible de esto está en la libertad del hombre, pudieron decir 'No' a esa gracia y morir sin reconciliarse con Dios, porque la gracia no anula nuestra libertad.
No digan 'No', digan 'Si' como estos personajes. "La misericordia de Dios nos 'persigue' santamente, el Señor no se resigna a perdernos" (Mons. De Magistris). 
Es el amor de Dios, que es más dulce que la miel.  Los que no aman como Dios, no comprenden esto.  Como en la parábola de los trabajadores de la viña (Mt 20, 1-16)
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno. Él replicó a uno de ellos: Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.
El denario es la vida eterna.  Es la misericordia de Dios en toda su grandeza y bondad.  Los primeros trabajadores de la viña son los fieles que han trabajado por el reino toda su vida, los últimos trabajadores son los que se convierten tardíamente como Camus, Gramsci, Kádár.  ¿Vamos a molestarnos porque algunos se convierten al final  después de una vida desordenada y que incluso han hecho mucho daño como Kádár? Para nada, nos alegramos junto con el cielo cada vez que alguien se convierte y se salva.
"Se le acercaban todos los publicanos y pecadores para oírle. Pero los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: éste recibe a los pecadores y come con ellos. Entonces les propuso esta parábola : ¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una, no deja las noventa y nueve entonces el campo y va entonces busca de la que se perdió hasta encontrarla ? Y, cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, y al llegar a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice: alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me perdió. Os digo que habrá entonces el Cielo mayor alegría por un pecador que hace penitencia que por noventa y nueve justos que no la necesitan." Lucas 15, 1-32

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