Revista Arte

Soy cursi

Por Gemahc
Hoy, 30 de noviembre, es el cumpleaños de una amiga que se define como cursi.Yo también soy cursi.
Me acabo de releer el Ensayo Sobre lo Cursi, de Ramón Gómez de la Serna, y tengo ganas de airear mi cursilería.Soy cursiSoy cursi por acordarme de mi amiga cursi, a quien he querido regalar alguna vez este libro sobre lo cursi, y por publicar esta entrada tan cursi el día de su cumpleaños.
Creo que es Dorfles (no estoy segura) quien afirma que el término kitsch sólo tiene traducción en español, y esta traducción es "cursi".
Son términos muy próximos. La definición que da la RAE de cursi es ésta:

cursi.

(Etim. disc.).

1. adj. Se dice de un artista o de un escritor, o de sus obras, cuando en vano pretenden mostrar refinamiento expresivo o sentimientos elevados.

2. adj. coloq. Dicho de una persona: Que presume de fina y elegante sin serlo. U. t. c. s.

3. adj. coloq. Dicho de una cosa: Que, con apariencia de elegancia o riqueza, es ridícula y de mal gusto.

Según Gómez de la Serna, hay dos clases de cursi: lo cursi deleznable o sensiblero y lo cursi sensitivo. La definición del diccionario corresponde a lo primero, como dice Don Ramón: lo cursi malo.Exactamente en los mismos términos, se podría hablar del kitsch, claro. Lo digo un poco por justificar el estar hablando de cursilería en este blog, que ya sabemos que la palabra kitsch parece que queda más culta y que tiene más que ver con eso del arte.
Un poco más joven que ahora y más apocalíptica, habría seguramente hablado del kitsch con profundo desagrado. Pero a día de hoy, y a pesar de no sentirme del todo integrada, prefiero hablar de lo cursi con cariño.
Bueno, yo quería escribir esta entrada para transcribir una pequeñísima parte de este librito delicioso. Mi favorita. Y quizá en otra ocasión me meta más en harina con este apetecible tema (aunque no prometo nada), que yo enseguida me voy por los cerros de Úbeda. Aquí lo tenéis:
"Siempre he tenido el deseo -mis antiguos amigos lo saben- de tener un gabinete enteramente cursi; pero nunca he tenido esa habitación de más en que crear ese gabinete.¡Cuánto he soñado con él!En ese cuarto adornado de espejos, con chimenea de mármol para conseguir el ábaco y colocar sobre él unos búcaros de bota alta y candelabros de equilibristas con el ramo de las velas como sostenido en la frente, iba a encontrar la evasión suprema, la resignación para el infortunio de escribir, la pura palabra de amor para el idilio.Tanto he pensado en esa deseada habitación cursi, que hay una pared en mi casa que tiene puerta misteriosa a ella.Me oculto en su interior cuando he dicho que no estoy para nadie y oigo el teléfono sonriendo a un timbre lejano, al que no acudo.El cordón de su campanilla, que no da a ninguna campanilla, es tironeado por mí cuando quiero echar esa idea surrealista que quiere explicar lo que sentimos en las rodillas.En esa habitación sé que no me puede coger la mala muerte y me siento en una lejanía de todos los gases asfixiantes."
Yo también quiero una habitación así, donde la muerte no tenga lugar. Creo que necesitamos poder ser cursis, para no ser conscientes todo el tiempo de que somos mortales.
Y hay otra cosa que me impulsa a ser cursi como la que más; y vuelvo a transcribir:
"La familia, en verdad de verdad, no ha girado muchas veces más que alrededor de un objeto cursi, y ese objeto ha sido el vínculo"
Estoy de acuerdo con esta frase en todo.Y no puedo dejar de ser cursi, porque no puedo imaginar mi vida si ese vínculo.Y si hablo de familia, ya a esta edad cercana a la cuarentena, tengo que hablar también de personas a quienes no me unen lazos de sangre, pero sí el vínculo, tan cursi y tan necesario y tan querido.
Por eso yo hoy digo que soy cursi.Y le dedico esta entrada a mi amiga, la del cumpleaños, que se dice cursi, y a todos los cursis del mundo (con lo que me la dedico a mí misma. Decidme: ¿se puede ser más cursi?).

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