Revista Salud y Bienestar

Soy médico y me siento perseguido

Por Carlos

Soy médico y me siento perseguido, o al menos no bien tratado. No pido grandes aspavientos ni por supuesto reverencias ni privilegios pero tengo mi dignidad como trabajador por cuenta ajena y parece que nadie se pregunta por qué opté por dedicar mi vida al estudio de las dolencias humanas con el firme propósito de intentar aliviarlas.

Estudie una carrera, que si bien no es un mérito, si que es cierto que tuve que renunciar a determinadas cosas cuando algunos de mis compañeros no lo hicieron. Aprobé una oposición llamada MIR para intentar formarme lo mejor posible y afrontar el cuidado del paciente con las mayores garantías. Posteriormente aprobé otra oposición con el objetivo de obtener cierta estabilidad laboral que me permitiera cierta estabilidad familiar y cierta estabilidad con las familias a las que debería de tratar. Este es todo mi delito.

Tras muchos años a mis espaldas me encuentro con que se nos acusa de que cobramos mucho, y me pregunto ¿comparados con quien?, se nos acusa de que trabajamos poco y desconozco su vara de medir y al parecer a nadie le importa como conseguimos estar al día en nuestra formación, estudiando en nuestro tiempo libre y formándonos a costa del tiempo de nuestras familias.

Benny Hill

No parece importar mucho si los pacientes a los que atendemos están satisfechos con la atención que prestamos y pienso que alguna responsabilidad tendremos en ese mas del 90% de pacientes que muestran su satisfacción con la atención que reciben de su médico de familia.

Se nos acusa, en general de ser demasiados pero nadie nos preguntó cuando comenzamos a estudiar cuantos deberíamos de ser, ni cuando comenzamos a trabajar nos preguntaron sobre cuantas plazas deberían convocarse y fueron otros, los mismos que ahora nos acusan, los que tomaron estas decisiones.

Nadie me ha regalado nada y les aseguro que no es fácil llevarse cada día a casa la incertidumbre del devenir de las enfermedades de cada uno de mis pacientes.

Se nos echa en cara que cobramos un sueldo que nos paga una sociedad que en el momento actual no puede permitírselo y puede que sea cierto pero quisiera que me preguntaran lo que pienso sobre quienes son los que sobran. Me gustaría que tuvieran en cuenta mi opinión sobre las prescripciones (recetas) que realizo y la formación necesaria para realizarlas con acierto. La formación, la experiencia y la responsabilidad que he ido adquiriendo con los años me hace revelarme contra el maltrato que siento cuando esto no se reconoce, con el maltrato que siento cuando llega un paciente nuevo y no dispongo de su historial clínico que durante años ha cumplimentado otro compañero, en un claro desprecio a su trabajo y todo porque algún problema informático lo dificulta y me siento maltratado cuando se me acusa de mantener de baja demasiados días a un paciente que no está en condiciones de trabajar y me siento maltratado cuando no puedo prescribir un tratamiento adecuado a un paciente que lo precisa, porque está “desfinanciado” y no tiene recursos y me siento maltratado cuando intento racionalizar las pruebas complementarias e implantar criterios de gestión clínica en la consulta y se me mide por el número de pacientes que acuden en lugar de hacerlo por el número de pacientes a los que evito que tengan que venir a la consulta estableciendo métodos de adecuación de la consulta…

Y a pesar de todo, me gusta mi profesión y siento que soy son un privilegiado, por tener trabajo pero no me siento bien tratado.


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