Revista Espiritualidad

Soy responsable de lo que veo

Por Deboraharevalo @deboraharevalo

"Soy responsable de lo que veo. Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar. Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido". Capítulo 21, S.II. Un Curso de Milagros.

Soy responsable de lo que veo

En estos últimos meses muchas personas nos hemos preguntado qué hacer con tanta angustia, confusión, tristeza, impotencia y desolación.

La idea que propongo hoy después de una intensa reflexión acerca de conocer cual es mi papel en la situación de Venezuela es fácil. Lo difícil es vencer la resistencia al cambio que cada uno tenemos. No requiere que la apliquemos como una receta, sino que la usemos para darnos cuenta y comprobar después que SÍ funciona porque puede ayudarnos a recuperar la paz interior.

El Curso de Milagros dice que al reconocer nuestra responsabilidad en todo lo que sucede se nos concede la felicidad y la liberación del dolor. No nos engañemos por más tiempo pensando que somos impotentes ante lo que sucede. Al reconocer que estamos equivocados, todos los efectos de nuestros errores desaparecen.

Para ello, es importante que examinemos todas las situaciones en las que nos sentimos víctimas de las circunstancias o de ciertas personas. Mientras las mantenemos presentes en la mente, respiramos, decimos y sentimos: "Hay otro modo de ver esta situación, no quiero sentirme víctima".

Esto no es para liberar a nadie de responsabilidad alguna, sino para liberarte a ti de juzgar y culpar. Cuando dejamos de juzgar y de buscar culpables, somos por fin libres. Y, lo más importante, nos damos cuenta de que todo es una elección propia.

¿Qué quiero?

Detrás del deseo de querer que el caos se acabe en Venezuela, está una consciencia contagiada de violencia.

No es fácil permanecer ecuánimes ante una dura realidad, pero tratemos de no contradecirnos al desear el mal para otros. Sobre todo si decimos que somos cristianos o espirituales.

La felicidad se basa en el agradecimiento. Tratemos de ver lo que se encierra en esto que vivimos. Preguntémonos qué es lo que tenemos que aprender y cuando tomemos conciencia de ello, estoy segura que nos daremos cuenta que para cambiar lo que sucede afuera, debemos cambiar nosotros, nuestros pensamientos internos. Tomar consciencia, respirar y agradecer lo que pasa porque nos está mostrando lo que somos... Si quieres ir un poco más allá, y te atreves a saltar todo el rencor y hacerlo para siempre, voy a proponerte que vuelvas a pensar en la situación que te perturba mientras repites para ti mismo: "Podría sentir paz interior en lugar de rencor". Nadie sugiere que "debas" sino que "puedes".

Elijo agradecer en
Soy responsable de lo que veo
vez de juzgar

Hace 2 días viví una experiencia sencillita que me hizo pensar en el agradecimiento.

Simplemente tomé consciencia del instante en que me tomaba una taza de café. El sabor delicioso, el olor tan rico, la consistencia perfecta, la apariencia cremosita, la temperatura caliente, aaah super divino. Así como ese instante hay muchos momentos en nuestra vida cotidiana que pasamos por alto sin darnos cuenta de lo importantes que son para nosotros.

Más allá de los milagros que ocurren detrás del acto de agradecer todo lo que sucede, el sentirlo desde el corazón nos llena el cuerpo físico y mental de buena energía, amor y sensaciones bonitas.

Por más oscuro que se pueda ver el entorno cercano, siempre hay algo que agradecer: la comida que tenemos en la mesa, el abrazo de un familiar o un amigo, la palabra de aliento de un conocido, el mensaje que vimos en el momento oportuno, el simple hecho de amar, respirar, parpadear, comer, ver, estar de pie, bailar, caminar, sentir y VIVIR.

Estar conscientes

Soy responsable de lo que veo
En la noche antes de dormir revisa tus acciones durante el día. A veces nuestra mente está tan enfocada en lo malo, en el desastre, en la desolación, que no vemos que en las cosas más simples podemos encontrar milagros que nos llenan de vida.

Todo avanza al ritmo adecuado, todo sucede por algo. Estamos en constante cambio y aprendizaje, eso no lo podemos evitar gracias a Dios.

Todo se mueve. La "realidad" que percibimos siempre está cambiando por más estancados e impacientes que nos sintamos, y aunque a veces la vida nos parezca estática, rutinaria, lenta, caótica, injusta o aburrida.

Dentro del cambio existen tres partes: inicio, desarrollo y fin de ciclo. En un día: la mañana es el inicio, el transcurso del día es el desarrollo de muchas actividades y en la noche finalizamos con sueño y descanso.

Lo que vemos es un reflejo de nuestros pensamientos, de lo que no queremos ver en nosotros.

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