Revista Cine

‘Stargate’ – Carne de remake

Publicado el 03 octubre 2011 por Cinefagos

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Hacía mucho tiempo que no veía ‘Stargate’, una de las dos películas de Roland Emmerich que puedo soportar, y quizá la que más me gusta. Independence Day, a pesar de ser una especie de placer culpable para muchos cinéfilos, no puede negar tener unos momentos tan bochornosos que provocan vergüenza ajena. Al igual que la película protagonizada por Will Smith, ‘Stargate’ tiene a los alienígenas como personajes importantes, contando una historia curiosa y, vista ahora, mucho más austera que el resto de sus producciones.

 

Basada en una serie de novelas de ciencia ficción y aventuras, Roland Emmerich se hizo cargo de su adaptación contando con Kurt Russell y James Spader en los papeles principales, los responsables de encontrar una misteriosa puerta interdimensional entre las ruinas del Antiguo Egipto y abrirla para dar paso a un nuevo mundo. Vista ahora, sorprende también su estética de telefilm, y lo simple y directo del guión, que enlaza un acontecimiento con el siguiente. Tras encontrar los símbolos necesarios para abrir la puerta, ya deciden abrirla, casi en la misma escena. De haberse hecho en el año 2011, el CGI hubiese aumentado notablemente su presencia.

Russell tiene su típico papel de tipo duro, un militar con un Oscuro Secreto de su Pasado, mientras que Spader, a quien podemos ver supliendo a Steve Carrell en The Office (en una de las temporadas que se presumen más flojas de la serie), hace de profesor del Antiguo Egipto que tiene la convicción de que hay una gran historia perdida tras esa civilización. Efectivamente, lo que encontrará más allá de la puerta es un pueblo primitivo que no conoce la escritura, y que parece sentir veneración por Ra, el dios egipcio del Sol.

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De hecho, algo que me rechina mucho en la película no es su pésima edición en DVD, con una versión extendida sin doblar y, mucho menos, sin haber cuidado la imagen, a saltos entre lo nítido y lo más borroso posible (como si las imágenes estuvieran sin finalizar) sino que el símbolo al que hacen referencia repetidas veces no es el ojo de Ra, sino que pertenecería al dios egipcio Horus y que fue arrancado por su tío Seth mientras luchaban entre ellos por el poder. Pero bueno, es una película y a veces se permiten esos fallos. Para cuando el verdadero Ra hace acto de presencia, nos encontramos con un ser de profunda ambigüedad sexual, algo que le convierte en un personaje bastante interesante físicamente,  viviendo en una nave espacial en forma de pirámide y con unos decorados amplios y tremendamente simétricos. Pronto quedará claro que Ra es un gobernante sin escrúpulos que no tiene reparos a destruir la civilización que él mismo creó, y por lo tanto, los protagonistas deberán impedirlo.

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Bastante poco más hay que contar, la verdad. Un buen diseño, una curiosa banda sonora y una película que se deja ver y que dio origen a varias series de televisión a las que llevo tiempo queriendo echarles un vistazo. Hace tiempo se habló de continuar el film original hasta alcanzar una trilogía que fue planeada en su momento, pero que se dejó de lado cuando Emmerich decidió centrarse en proyectos como la fallida (y cutrísima) Godzilla. Aunque Emmerich también quiere sacar adelante Independence Day 2 y 3, mucho me temo que lo más probable es que dentro de dos, tres o cuatro años como mucho, se anuncie un remake que elevará la cantidad de planos por segundo hasta el infinito y que se transformará, como el resto de las películas de Emmerich, en un espectáculo bien fotografiado, espectacular y tremendamente aburrido.


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