Revista Opinión

Suárez: una transición inacabada

Publicado el 23 marzo 2014 por Rgalmazan @RGAlmazan

Ha fallecido Adolfo Suárez, después de pasar once años muerto en vida. Mucho se puede hablar de él. Bien y mal. De todo. Y no soy de los que cuando alguien muere se ve en la obligación de hablar bien del fallecido.

Viví la transición como una época de ilusión y de esperanza, de movilización y de crítica, de cambio político. Critiqué con todas mis ganas a Suárez y voté no a la Constitución. Sin embargo, el paso del tiempo me ha hecho comprender que en aquel momento era difícil haber ido más allá.

Pasamos de la dictadura a la democracia –incipiente pero democracia-- y Suárez tuvo mucho que ver. Viniendo del franquismo fue capaz de acometer reformas que permitieron dar un salto cualitativo, el principio de lo que debía ser.

Pero recordemos la situación, por un lado, ETA matando día si y día también, por otro lado la mayoría de los militares, la Iglesia y los franquistas tratando de mantener el viejo régimen. A todo eso, únase la oposición institucionalizada de los partidos constitucionales. No, no fue fácil.

Suarez Constitución

Hoy, sentados en nuestro sillón del 2014 podemos ver que hubo dificultades casi insalvables para ir más lejos. Suárez, estoy convencido, que hoy pensaría que esta Constitución que tanto defendió hace treinta y seis años necesita importantes reformas, que entonces se quedaron en el tintero.

A diferencia de esos políticos que le han sucedido, Suárez cambió y supo moverse donde debía, mientras que sus sucesores no han sido capaces de renovar nuestra ley de leyes. A sabiendas de que es necesario, han mantenido y mantienen nuestra Constitución invariable –salvo para anteponer intereses bastardos a intereses generales—, cuando hoy es espurio mantener invariable unas normas que no responden a los intereses ciudadanos.

Lo que seguramente nunca pensó Suárez es que esta Constitución que fue necesaria en aquel momento, tuviera que durar treinta y seis años y que se convirtiera en algo inalterable. Estoy convencido de que este hombre que fue capaz de cambiar en aquel momento, hoy vería necesario las modificaciones que demanda la ciudadanía, las que los políticos de los dos grandes partidos no son capaces de acometer.

No añoro a Suárez, pero reconozco que fue un hombre honrado, que supo estar a la altura de las circunstancias y que cumplió con su deber. Son sus sucesores los que han bajado el listón y nos han abandonado, haciendo que aquello que pudo ser un paso –el primero de la Transición-- hacia un estado democrático, se haya quedado en una democracia de baja intensidad y obsoleta.

Al menos, es justo devolverle el honor  --ha sido una figura muy denostada-- y el reconocimiento a esa valentía que demostró, aunque hoy nos parezca poco, aunque la Transición se haya quedado corta e inacabada, pero eso hay que apuntárselo a sus sucesores, el dio el primer paso, los otros siguen, sin pasar página, abrazados a esa Constitución que tantos privilegios les sigue otorgando.

Salud y República


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