Revista Espiritualidad

¿SUBE O BAJA? (3ª parte)

Por Juanantoniogonzalez

Nota.- banda sonora para este relato, escuchar mientras se lee

Se abre la puerta. Silencio.

Dejar de fingir es fácil desde el momento en el que cada día entro en el ascensor. Dejar de mentir es fácil desde que me coloco los auriculares y comienza a sonar una canción en el iPod. Revelar un secreto…revelar un secreto, sin embargo, abre la puerta a que escondamos otro. Y esconder otro secreto, nos lleva a volver a fingir, y cuando fingimos nos rodeamos de otras mentiras. Y con otras mentiras volvemos a vivir. 

Se cierra la puerta. Silencio. Sólo se escucha esa música. El ascensor comienza a bajar. Lo hace lentamente, el tiempo queda atrapado en su interior. Las notas del piano suenan en mi oido. No creo que la vecina del noveno baje a esta hora. Me quedo pensando en ella. Me hace gracia su ritual diario, ese en el que siempre se mira en el espejo del portal antes de salir a la calle, saca su smartphone (se niega a decir que lleva un móvil), y se hace una foto para subirla al Instagram, al Facebook y al Twitter. Después le dice a la vecina del tercero, que es muy celosa de su intimidad. Sigue bajando el ascensor. No se detiene. Nadie espera en otra planta.

Sigue sonando esa música. Ella en mi mente. Ese momento es sólo nuestro. Cierro los ojos. Recuerdo su vestido negro, ajustado a las caderas. Su cabello recogido con su propio pelo. Sus ojos verdes. Cómo sus labios carnosos han perdido el carmín rojo de la noche. Su espalda apoyada en una de las paredes del ascensor. Sonríe, muerde sus labios con suavidad, los humedece, me mira. Inclina su cabeza  levemente hacia atrás, estira su cuello para descubrirlo, y su mano tira de mi brazo para que me acerque a ella y lo bese. Su pierna derecha se cuela entre mi entrepierna, descubre parte de su muslo. Mis manos buscan el final del vestido, lo levanto poco a poco. Sujeto su muslo desnudo, lo acaricio, separo sus piernas. Siento su piel. Arde. La ansiedad de mis dedos entre sus bragas. Las voy bajando hasta sus rodillas. Mis dedos suben buscando su sexo. Beso sus labios. La beso sin parar. Mi lengua entra en su boca, siento como su lengua devora el deseo; siento la pasión. Nos besamos con la brusquedad de sentir como el ascensor sube más rápido. No nos queda tiempo. Quedan cinco plantas. No nos detenemos. Nos seguimos besando. Mis dedos entran su coño, acaricio su clítoris, moja mis dedos. Gime mi nombre mientras me pongo de rodillas, levanto su vestido y descubro su sexo mojado. Aprieta mi cabeza entre sus piernas, mientras mi lengua entra su coño. Sujeto con fuerza sus nalgas, mi mano izquierda siente sus caderas moverse, mientras subo mi mano derecha a sus senos. Sus pezones duros, excitados. Sus piernas tiemblan, mientras sigo lamiendo su sexo. Aprieta mas fuerte mi cabeza en su coño. Jadea, lo hace sin parar, me pide más. Me pongo de pie, quiero follarla. Ella sujeta mi polla, y la introduce hasta el fondo. Muerde mi hombro. Su pierna rodea mi cintura. Su respiración excitada se corta. Susurra en gemidos mi nombre.

El ascensor se detiene.

Continuará 

(el jueves día 6 de julio, en horario de prime time, el final)


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