Revista Creaciones

Subte Línea D —con D de pelícano—

Por Tuky Waingan @tukywaingan
“por el cuerpo de esta ciudadpasa el mundo”María Negroni
En el subte viaja un hipopótamo rosa —no miento, que lo haga en el bolso de esa mujer, es solo un detalle—
Detalle tiene ese chico; es muy galante de su parte ir mordiéndose las uñas y recordarme tanto a vos cuando te decía: “dejá de autofagocitarte adelante mío” y vos; bajabas la mano y: “déjame ser” —como si alguna vez, yo hubiera podido dejarte no ser—
Ser…
Ser es ese hombre, el de la mochila que dice “cuicsilver”, justo en este exacto momento; en que le sonríe a su teléfono.
Y ya no es más; porque ahora, ahora frunce el ceño y perdió la minúscula diferencia que lo hacía “ser”.
Ahora.
Ahora que no es, me recuerda tanto a ese otro vos…
Me hacías reír imitando caras cuando el mundo no nos miraba —el mundo no nos miró tan poco tiempo—
Y miro a la jovencita que acomoda la cabeza —como si la ventana de un subte pudiera ser de alguna forma, alguna vez, cómoda— y lleva dos cuellos de jirafas por piernas… y las estira y las estira… y mientras me pregunto: ¿quién tropezaría primero de los dos que ahora, viajan parados?
Y siguen parados cuando en esta estación —que ya no es la del hipopótamo rosa— se baja uno y suben dos.
“Se baja uno y suben dos…”
Como me pasó aquella vez, con otro que también era especial como vos —y vos y el resto de vos— y vos y la rubiecita tonta, que subió para que me bajes.
Sube y se sienta a mi derecha el que lee: “Trámites administrativos, pagos y cuotas”. También sube el nene —de no más de cuatro años— con una curita colgándole agonizante, como una hojita, de la rodilla. Se sienta justo en medio de quienes parecen ser sus padres.
Sus padres que traen caras también de: “Trámites administrativos, pagos y cuotas”
Y a mi izquierda, se da vuelta una hoja y leo el título: “Metáfora paterna”. Y le vibra el teléfono y: “llamada perdida de Mamá”
Y el subte y su vaivén.
Y éste —que podía ser el viaje de la chica más tierna de todo el condado— es el viaje del pelícano que mirando a otros, se hurga el propio ombligo.
Y me bajo.

Subte Línea D —con D de pelícano—

Fotografía de Sam Assadi



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