Susúrrame – @Candid_Albicans

A veces tengo la impresión de estar nadando contra corriente en un frío mar de desconocidos que se desplazan a empujones en sentido contrario, mientras yo avanzo torpemente tragando agua por momentos, ahogándome en mi propio vacío. A veces hago de mis días una carrera contrarreloj, donde siempre salgo perdedora. Donde al final del día lo único cierto es que acabo agotada de ir en contra de todo, porque ya no sé dejarme llevar. En alguna ocasión he sentido la necesidad vital de despojarme de mi propia piel, de desollarme completamente para liberarme de esta angustiosa sensación de vacío.

Desde que no estás, este vacío cada día es mayor.

Eras capaz de reducir a cenizas todas mis sombras con tan sólo dos palabras y hacerlas volar muy lejos, como el niño que sopla un diente de león a favor del viento. Sólo bastaba un susurro y el calor de tu aliento para erizarme el vello y llenar de mariposas mi estómago. Tu voz acariciaba cada centímetro de mi piel e invadía cada rincón de mi cerebro, hasta resolver el laberinto en el que guardo mis miedos, mis eternos nopuedos y mis ojalás. Y entonces todo parecía más liviano, la vida pesaba menos.

Desde que no estás, no soy.

Cada noche al acostarme cierro los ojos y estiro mi mano hacia tu lado de la cama, imaginando que vuelvo a rozar la tuya con la yema de los dedos. Y me quedo muy quieta, esperando volver a sentir el cálido tacto de tus labios en mi cuello, susurrando cosas inteligibles, devolviéndome la vida. A veces me quedo dormida así, esperando. Pero cuando me despierto me encuentro con la realidad mirándome a la cara, diciéndome a gritos que me levante, que tú no volverás a estar, que yo no volveré a ser.

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