Revista Opinión

Tal vez el virus no se llama ébola

Publicado el 06 agosto 2014 por Vigilis @vigilis
Las películas en las que se derrumba la civilización debido al contagio de un virus peligrosísimo y malvado, suelen ser americanas, inglesas o japonesas. Nunca españolas. Y hoy vemos por qué.

Tal vez el virus no se llama ébola

Una película española de virus malvados podría empezar así.

Con la noticia de la repatriación de un ciudadano español contagiado por la enfermedad que desarrolla el virus del Ébola, saltaron automáticamente las alarmas en ciertos sectores patrios que arruinarían cualquier historia apetecible de ciencia ficción escatológica. Uno cuando quiere ver una buena historia sobre cómo un virus arrasa con todo, no espera que aparezcan sindicalistas quejicas y reconcorosos.
Así es amigos: una historia de virus maléfico sita en España tendría que contar con la participación de sindicatos que se ponen a gimotear por las esquinas porque los iluminati han cerrado hospitales de fantasía y servicios médicos mágicos. Es alucinante. Por su culpa —y los aficionados al género me darán la razón— cualquier historia apocalíptica ambientada en España bebe directamente de las referencias yanquis. Cualquier historia de este tipo consiste en trasladar batallitas inventadas por los americanos a nuestro lugar geográfico, pero las actitudes, relaciones y operaciones que desarrollan las tramas son todas calcos de las yanquis. Ahora sabemos por qué.

Tal vez el virus no se llama ébola

Téngase en cuenta.

Esa cosa del pasado y que tan solo sigue respirando porque está conectada al tubo de la subvención, publicidad institucional y suscripciones de organismos públicos, y que conocemos por el nombre de "prensa" ve en el concepto de virus la oportunidad para uno de sus últimos combates. Leo en el Abadillo: ¿Está España preparada para atender a una persona con ébola? Caray. Escribir el titular en formato interrogativo indica duda y por tanto posibilidad de una respuesta negativa. Y si hay una respuesta negativa esto quiere decir que ya hay un debate montado. Y todos sabemos lo que significa la palabra debate en España: poner todas las opiniones al mismo nivel, porque ya se sabe: todas las opiniones son iguales y hay que respetar todas las opiniones. Lo contrario es facha y antidemócrata.
La Nueva España trata el asunto preguntando a un doctor, pero si hacemos como la mayoría de la gente y solo leemos el titular, nos encontramos con un ¿Cómo protegerse del ébola? Que remite a las jubiladas ovetenses poniéndose bolsas del Carrefour en la cabeza e hirviendo calcetines. Es decir, como si usted, señora, tuviera que hacer algo para no morir inmediatamente.

Tal vez el virus no se llama ébola

Se diría que miles de personas en España desean intercambiar fluídos corporales con el sacerdote infectado.

El resto de la prensa va por los mismos derroteros mostrando que España es un país donde en lugar de médicos tenemos a chamanes y en lugar de hospitales tipis con polvos mágicos. No hay ninguna variación de la perspectiva desde la que se trata el tema, sea este el virus del ébola, el cuidado del medioambiente o la encarcelación de corruptos. En todo, este país es una basura donde nadie tiene ni puñetera idea de lo que hace, todo funciona mal y los cuñados periodísticos nos dan lecciones porque ya se sabe, la gente es muy burra. ¿Es consecuencia esto de la Leyenda Negra? No lo sé, pero estaría bien investigar el asunto.
Me ahorro el hacer referencia al pequeño detalle de la situación geográfica del país, a las costumbres de la población que dificultan el contagio y prevalencia de un virus foráneo, a la formación de los cuadros sanitarios y en general al conjunto de detalles sin importancia que hacen que España no sea África Occidental. Hay gente convencida de que España es África Occidental y contra la estupidez hasta los propios dioses luchan en vano. Pero veamos qué es lo que ocurre en África y por qué allí hay factores que no ayudan en esta crisis:

Lo que no me ahorraré es llamar la atención sobre el proceder político. Cuando el brote del H1N1 la ministra de cuota compró vacunas que a día de hoy todavía están diciendo hola qué tal en el fondo de las neveras. Como los yogures de antes de irte de vacaciones. Lo que yo espero es que ahora mi paisano se comporte como un über-Rajoy y no escuche a nadie más que a la gente que sabe un poco del tema.
La conspiración de la cura secreta
Y antes de acabar, algo sobre la "cura secreta" que ocultaban los cerdos imperialistas (como veis, me esfuerzo en que me entienda el antiamericano cotidiano). Esta cura secreta, el ZMapp (la "Z" igual viene de "virus Z"), consiste en un tratamiento con anticuerpos que lleva en fase experimental unos diez años. Es decir, poco tiempo. Lo que hicieron los yanquis es coger ese producto que todavía no había sido probado en humanos y aprovechar que había dos cooperantes cristianos en Nigeria afectados de ébola para inyectárselo.

Tal vez el virus no se llama ébola

Supongo que no hace falta que explique por qué es inútil esta gráfica.

Estos pacientes se han ido recuperando y fueron repatriados a EE.UU. donde seguirán bajo observación (ahí sí que no tienen problemas con sindicatos llorones). El caso es que hay docenas de pacientes que también se fueron recuperando sin que les administraran ningún suero experimental. Por lo tanto necesitamos que algún filósofo nos continúe el silogismo.
Ah, pero en lugar de ceñirnos a los datos, propongo a los periódicos dar rienda suelta al anticapitalismo primitivista y expandir la idea de laboratorios farmacéuticos malvados que crean virus para luego vender las vacunas. Con millones de imbéciles flipándolo con Pablemos, seguro que así venderán más periódicos.
Esto de aquí:


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