Revista Cómics

Tangos

Publicado el 01 mayo 2015 por Alvaropons

lavidaesuntangoEl tango es una danza hipnótica, de cuerpos que giran y se enrollan entre sí, que deambulan de un lado para otro en un baile donde hombre y mujer crean un universo aislado del mundo, absortos en sí mismos, apenas ligados con la realidad por el sonido del bandoneón que va y viene.  No es difícil ver en esa danza la realidad de la vida, que nos lleva siempre a bandazos, metidos en esa burbuja egoísta que nos creamos alrededor, dando tumbos imprevisibles a merced de una música que apenas oímos. Decía Borges que las letras del tango antiguo nos permitían tener un pasado imaginario. No las de Gardel, que odiaba por lloronas, sino las de esos tangos que nacieron en los arrabales, en los prostíbulos donde la Parda Flora, en los barrios bajos que hicieron suyo al tango para contar las vicisitudes del alma, las suyas, las del país. En la última entrega de su “vida comicgrafiada”, Ramón Boldú nos habla del tango de forma aparentemente ajena. Cuenta que, buscando un sustituto a las batallas del ajedrez, diseñó un juego basado en el tango donde lo importante no es derrotar al adversario, sino ligar con él. Sin embargo, a medida que vamos leyendo La vida es un tango y te piso bailando (Astiberri), se hace cada vez más evidente que la excusa traspasa el juego y el tango se convierte en metáfora real de la que es, sin duda, la mejor entrega de su biografía en viñetas. Como en el baile, Boldú va yendo de un lugar a otro, sin destino previo, cambiando de épocas, de lugares y de momentos, girando en cada argumento sin dar respiro. De la guerra civil a la actualidad, de ahí a su infancia a su juventud y vuelta a la realidad y su infancia. De los 50 a los 80, de los 70 a los 40, de los 40 al 2015. De una idea a otra sin solución de continuidad, en un salto continuo improvisado y casi suicida, pero que poco a poco, como anunciaba Borges, va componiendo un retrato que toma forma. El caos va enfocando una figura definida,  ese pasado imaginario del que hablaba el escritor, compuesto de retazos de memorias propias y ajenas que ya no se sabe si son reales o inventadas. En el fondo, da igual, porque el recuerdo es siempre real para nosotros, aunque haya sido creado en alguna neurona algo pocha o, simplemente, como medida de defensa contra un pasado que nos inquieta. Y resulta que, en ese ir y venir de azares y serendipias, hay un relato real y particular, como en el tango. Hay una vida que gana en riqueza por el asombro que nos provocan las conexiones de la existencia, es que siempre hemos resumido con un “¡Qué cosas tiene la vida!”. Boldú repasa su vida, la de sus padres y la de sus abuelos, componiendo un tratado de su historia que es, también, la historia chusca de este país. La de verdad, o no, pero es la que recordamos, la berlanguiana, la de Buñuel. Con ese humor exuberante con el que Boldú lleva contando su vida desde hace más de 20 años, cuando comenzó con este particular viaje en las páginas de El Víbora. La vida es un tango y te piso bailando es un paso más de ese camino, quizás el más brillante dado hasta ahora, pero que –esperemos- será tan solo uno más en esta gigantesca y genial obra que es la autobiografía de Ramón Boldú. (4)

(Ojo a la excelente edición de Astiberri -lo que no es sorpresa-, que incluye el juego diseñado por Boldú)


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