Revista Educación

Tantas cosas que decir

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Tantas cosas que decir

El síndrome del folio en blanco no es lo mío. Nunca siento vértigo delante de la pantalla del ordenador cuando me toca sentarme a escribir, sencillamente me siento y empiezo. Cuando se nos ha ido un periodista y contador de historias como Martín Rivero, de esa manera tan injusta, tan profundamente triste, por qué no rendirle homenaje dedicándome sencillamente a contar.

Hoy quería hablarte sobre cinco ideas distintas y las cinco me dan para cinco textos diferentes, que guardo en el cajón de mi memoria y acumularé a otros tantos que me quedan por hilvanar. Lo que tenía más presente era una reflexión sobre el liderazgo y la formación de nuestros niños y niñas, porque me sentía muy frustrado después de no haber sabido desarrollar esa idea la semana pasada, cuando te hablé del Día Internacional de la Mujer y no llegué a expresar lo que verdaderamente quería decir y lo que pienso sobre la lucha que estamos perdiendo y tenemos que librar. Pero ya habrá tiempo, que todos mis días son de la mujer.

Y hablando de mujeres, ya te digo que en las próximas semanas seguramente te cuente sobre la reina del pollo frito, una historia de hace un siglo que cayó en mis manos hace unos días y verdaderamente me apasionó, porque entronca con ese liderazgo y emprendimiento que tanto echo en falta. No es necesario que lo busques. Déjame que yo te lo explique uno de estos días, porque me gustaría hablar un rato sobre la entereza y la facultada para sobreponerse a las dificultades. De buscar oportunidades donde otros ven barreras. Habla de reinventarse.

A ella le pasó lo mejor de su vida cuando ya hacía mucho que había dejado de ser una niña. Y entonces se me ocurrió otra idea, influido por esa actualidad que nos come, y venía a contarte cosas sobre el edadismo y la importancia de que hagas las cosas según van viniendo. Porque la vida es larguísima y tienes tiempo para realizarte, que ese momento que estás esperando, ese reconocimiento, terminará por llegar, aunque tú creas que ya no tienes años para eso. Lo mismo hay que esperar unas cuantas décadas más para que pase. Pero, en efecto, todo pasa.

Y, entonces, recordé que me quedaba pendiente una reflexión sobre esas vallas que se ponen en los puentes para evitar que la gente se tire por ellos. Como la del Puente Zurita, en Santa Cruz. ¿Realmente son útiles? Quizás sea mejor que te cuente un secreto y pienses en él: Todo esto es demasiado breve y bonito como para que no lo vivas intensamente, que te dejes de pensar en esas boberías que te atormentan y que ya son parte del pasado, o que te dejes de pensar en esas boberías que te atormentan y que nunca pasarán. Solo disfruta. Vive y ama.

Precisamente por eso también quería decirte que siento que estés pasando por este mal trago. Te hablaba de Martín, pero también te hablo de otras pérdidas. Tan recientes o lejanas... Da igual. Sentir que un ser importante se marcha de nuestro lado es lo más terrible que nos puede ocurrir. Se va justo esa persona y aquí te quedas tú, con cara esa de tonto o de tonta, mirando para el infinito y pensando qué va a ser de ti. Esa sensación es tan indescriptible. Ese vacío que se abre delante de tus ojos cerrados. Esa nada. Me gustaría que supieras que yo también he sentido esa ausencia y que también me duelen las cosas. Ojalá no nos dolieran.

No nos quedemos ahí... Sigue leyendo, por favor. Por todo eso me gustaría, al menos, intentar animarte. No sé si puedo hacer algo por ti, pero sí quiero que sepas que estaré siempre a tu lado. Pensemos que los buenos momentos vividos también nos van a ayudar a sobrellevar las añoranzas. Vamos a creer que ese hoy triste lo soportaremos mejor si nos hacemos compañía, y que se abren otras puertas por las que entrará aire fresco y reparador. Encerrarse en el dolor nunca fue la solución: Edifiquemos juntos nuevos recuerdos.

Y no quiero terminar sin contarte que desde que estás conmigo todo es mejor. Me encanta que tengas proyectos y me gusta que me los cuentes, pero sobre todo quiero que los culmines. Que mires hacia atrás y veas lo hermoso que ha sido ese camino tortuoso y difícil que te ha llevado hasta la meta. Lo que realmente quiero es no escuchar mis palabras, sino las tuyas. ¿Acaso aún no sabes que prefiero escucharte? Y si no hay proyectos para contar, háblame de ti y solamente de ti. No sabía que te necesitaba, pero lo mismo sí que te necesito. ¿Será porque eres la persona más especial que he conocido nunca? La que vino a darme su amor desinteresado y real en el momento más oscuro. Yo no sabía que me hacías falta. Pero lo cierto es que te necesito y tengo ganas de estar a tu lado. Siempre estás y estarás.

El amor es el testimonio: Cuando amas el mundo te responde con amor. ¿Qué debo hacer entonces? Amar.

Aunque no te lo creas, estas líneas las escribo pensando en ti. Anímate y revisa lo que he escrito, porque en alguna de esas cosas que me pasan día tras día probablemente estés tú. Y, justo hoy, yo tenía tantas cosas que decir...

*. Con respeto y mucho cariño a la familia y seres queridos de Martín Rivero, periodista, empresario y valedor de la cultura en Canarias.

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