Revista Cine

Tardes con Margueritte, de Maríe-Sabine Roger.

Publicado el 21 octubre 2014 por Meg @CazaEstrellas
"Solo se conoce la manera de actuar de alguien cuando se conoce a la persona. La primera vez uno no puede prever lo que vendrá a continuación. No sabe si os querréis, si, más tarde, recordaréis el primer día, si llegaréis a insultaros o a partiros la cara, si os haréis colegas."
Tardes con Margueritte, de Maríe-Sabine Roger.No es un secreto que la amistad aparece en el lugar y en el momento más inesperado, de tal forma que en nuestra vida puede cruzarse alguien que, a priori, poco tiene que ver con nosotros, pero por las circunstancias, por el momento concreto o por cualquier otro motivo, en esa persona encontramos algo que nos faltaba.  El protagonista de esta novela, Germain, encuentra el verdadero sentido de la amistad en la madurez. Analfabeto, con cuarenta y cinco años, hijo poco querido y humillado en diversos momentos de su vida, pasa el tiempo haciendo chapuzas, cultivando su huerto o contando palomas en el parque. Allí se encuentra un día con una vieja dama sentada en su banco favorito. Se trata de Margueritte. Entre ellos nacerá una improbable amistad.Esta es una historia alegre y profunda sobre el poder de la amistad y el amor por la lectura. Germain es un hombre algo tosco, sin estudios, sencillo, acostumbrado a prescindir de los afectos. Ha terminado asumiendo como propio el concepto que su madre y los demás tienen de él:
"Menudo regalo un tipo como yo, que ni siquiera tiene el graduado escolar. Un tío que, antes de los cuarenta y cinco tacos nunca había leído un libro. Un pobre hombre incapaz de juntar tres palabras correctas sin decir un montón de tacos."
Todo cambia cuando conoce a Margueritte, una anciana culta, inteligente, sensible y poseedora de una gran pasión por los libros y por la lectura, una pasión que poco a poco transmitirá a Germain; y es que Margueritte trata a Germain con respeto, con cariño, haciéndole ver, poco a poco, que es un hombre capaz de hacer mucho más de lo que cree posible:
"Cuando estoy con ella nunca pienso en el vacío que falta por llenar en mi cabeza, sino únicamente en que me ha llenado el depósito. El mundo entero podría reírse de mí hasta el final de la eternidad y pensar que soy imbécil, me importaría un carajo: Margueritte era mi hada."
Un libro narrado en primera persona, amable y sencillo con dos protagonistas bien perfilados que cautivan, cada uno en su estilo, al lector. Porque la verdadera amistad no entiende de barreras de ningún tipo. Porque la felicidad está en las pequeñas cosas, como sentarse en el banco de un parque a charlar, hablar de libros u observar a las  palomas. 
Lo primero, y no será lo último, que leo de esta escritora francesa. Una historia cuya adaptación cinemátográfica todavía tengo pendiente ver, y espero no tardar mucho en hacerlo.
"Desde que me encontré con Margueritte, cultivo mi inteligencia. Me planteo preguntas sobre la vida e intento responderlas, reflexionando sin trampas. Pienso en la existencia. En lo que me fue dado en el punto de partida y en todo lo que después he tenido que descubrir por mí mismo."

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