Revista Cultura y Ocio

Tatuaje, de Manuel Vázquez Montalbán

Publicado el 17 julio 2011 por Goizeder Lamariano Martín
Tatuaje, de Manuel Vázquez MontalbánTítulo: Tatuaje Autor: Manuel Vázquez Montalbán Editorial: Vázquez Montalbán Público Año de publicación: 1974Páginas: 189 ISBN: 9788498992441

Tatuaje es la segunda novela que leo de Manuel Vázquez Montalbán después de Galíndez. Pero es la primera que leo de su personaje más conocido, el detective Pepe Carvalho. Aunque Tatuaje no es la primera, sino la segunda novela en la que apareció este peculiar investigador privado, después de su estreno en Yo maté a Kennedy. Impresiones, observaciones y memorias de un guardaespaldas.

Este libro ha llegado a mi casa gracias a mi madre, que nos está regalando a mi chico y a mí la colección que el diario Público está ofreciendo de las obras de este escritor catalán fallecido hace ya ocho años. El libro me ha gustado y me ha enganchado, pero no lo suficiente o, al menos, no tanto como yo pensaba. Al ser novela negra, creía que en sus 189 páginas iba a encontrar un ritmo más trepidante, más acción, más acontecimientos, más velocidad. No he encontrado lo que yo esperaba, pero sí otras muchas cosas que no esperaba, cosas que me han sorprendido y que me han gustado. Como, por ejemplo, el comienzo del libro, directo, sin rodeos, al grano. Así, nos encontramos con el cadáver de un bañista, que aparece ahogado en medio del mar, en una playa de Barcelona, con la cara completamente desfigurada y un enigmático tatuaje en su hombro: He nacido para revolucionar el infierno.

El dueño de una pequeña peluquería de barrio contrata a Pepe Carvalho, que se estrena así como investigador privado después de haber trabajado en la CIA. Trabaja en esto porque le gusta, porque no sabe hacer otra cosa, pero también porque quiere empezar a ahorrar y pensar poco a poco en su jubilación y, sobre todo, porque quiere trabajar en casos que de verdad le interesen. Y este le interesa mucho. Por eso empieza a hacer preguntas en su entorno: prostitutas, limpiabotas, obreros... Cualquiera menos la policía. Que los agentes realicen su propia investigación, que relacionen al muerto con la prostitución y las drogas, que él ya se encargará de recorrer su propio camino. Un camino que le lleva desde Barcelona hasta Holanda, donde seguirá investigando y descubriendo a interesantes personajes y, sobre todo, interesantes datos que irá conectando con lo que ya había descubierto en Barcelona. Sin embargo, en Amsterdam y en Rotterdam las cosas no serán tan fáciles para Pepe como él pensaba. De vuelta en la Ciudad Condal Carvalho ya ha cumplido su objetivo: ofrecerle al dueño de la peluquería el nombre del cadáver del tatuaje. Ha hecho su trabajo y ha cobrado por él. Pero aun así no está satisfecho. Quiere llegar más lejos y saber más. Por eso continúa con la investigación, porque quiere saber la historia que se esconde detrás de ese misterioso tatuaje, de ese hombre alto y rubio como la cerveza. Necesita saber quién es ese cadáver, por qué murió y, por supuesto, quién lo mató. Precisamente el final del libro es otra de las cosas que más me ha gustado. Un final inesperado que me ha sorprendido y me ha fascinado por su complejidad mezclada con una gran sencillez, un final redondo que pone un broche de oro a esta corta e intensa historia de investigación, de asesinatos, de delitos, de policía, pero también de amor, de pasión, de sexo, de personajes cercanos, humanos, próximos, que nada más conocerlos resultan familiares.

Y, por supuesto, una historia con un gran protagonista, el singular Pepe Carvalho, un gallego que vive en Barcelona, una ciudad a la que ama con todas sus fuerzas. Con la misma fuerza con la que ama a las mujeres y los placeres. El sexo, por supuesto, pero también la comida, porque Carvalho es un gran cocinero al que para resolver un crimen sólo le hace falta cocinar junto a la chimenea encendida de su casa, no importa que sea verano, situada en las faldas del Tibidabo. Después de leer Tatuaje tengo ganas de seguir descubriendo a este escéptico ex marxista que, al igual que sus recetas, me ha dejado muy buen sabor de boca y una marca, si no en la piel, sí al menos en la memoria.

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