Revista Cultura y Ocio

Te Robo una Frase 8

Publicado el 17 febrero 2015 por Patricia Bañuelos @PatyBanuelos24

En el mes de febrero la frase seleccionada para jugar fue:

Cuando llegamos a la planta baja me dije que era el momento de intentar escaparme. En el sótano sería demasiado tarde. —Cornell Woolrich —Del relato: A través del ojo de un muerto.Recuerda que tienes hasta el 20 de Febrero para participar con nosotros en este juego, al final encontraras los blogs que están participando.

El rey ha muerto, viva el rey
Te Robo una Frase 8
Cuando llegamos a la planta baja me dije que era el momento de intentar escaparme. En el sótano sería demasiado tarde, era ahora o nunca, pero no podía, me daba miedo moverme, sentía las gotas de sudor frío recorriendo mi cuerpo, mi respiración estaba agitada después de tremenda carrera que tuve que hacer con tal de librarme de él, pero al final fue inútil.

Ahora él estaba ahí, justo detrás de mí, podía sentir su respiración, el aroma de su aliento era terrorífico,  lo sentía babear, se estaba saboreando el bocado que estaba a punto de meterse a la boca, yo no entendía por qué estaba retrasando su tan ansiada cena, ya habíamos recorrido la planta alta y gran parte de la planta baja, él no daba señales de tener prisa.¿Por qué no me tragaba ahí y ya? Tenía prácticamente sus colmillos en  mi cuello, así me guiaba al matadero, los segundos se me hacían eternos y él se estaba dando el lujo de pasearme por toda la casa, me sentía como si estuviera despidiendo mi reinado, pasando por mis territorios por última vez antes de decir: ¡el rey ha muerto, viva el rey!Me estaba castigando con su demora, se estaba tomando el tiempo de disfrutar su victoria. Ya no recuerdo cuántas veces logré escaparme y cuántas veces festejé la mala suerte de este hijo de puta. Ahora que su suerte había cambiado me torturaba con la esperanza de volver a escapar, mis ojos recorrían rápidamente cada lugar por el que íbamos pasando tratando de maquilar rápidamente una milagrosa escapatoria. Al fondo podía ver la escalera que va al sótano, era ahí a donde me llevaba, ahí se iba a dar un banquete conmigo, lejos de los ojos de los curiosos, en donde nadie lo moleste… ¡maldito!La puerta de la habitación de la anciana estaba abierta, también lo estaba la puerta principal, una puerta justo frente a la otra, ahí estaba mi salida, pensé, pero caí en cuenta de que aunque gritara con todas mis fuerzas la anciana con su sordera no iba a escuchar mis ahogados gritos. Estábamos pasando justo frente a la puerta cuando los dos volteamos,  la anciana estaba en su mecedora con el tejido en mano como todos los días, prácticamente no se movía, el vaivén de la silla estaba por terminar y ella se había quedado dormida hilando su estambre. Grité con todas mis fuerzas, él sólo apretó un poco los dientes para hacerme callar, dejé de moverme pero seguí gritando aunque creo que mis gritos no llegaban muy lejos. De repente la anciana abrió los ojos y se sobresaltó, más por el movimiento repentino de la silla que por lo que hubiera podido escuchar, su sobresalto fue suficiente para que la bola de estambre cayera de su regazo y saliera rodando justo frente a nosotros tomando velocidad en su camino hacia la calle.Justo ahí lo sentí, el muy imbécil aflojó los dientes por seguir con la mirada la bola, me sacudí bruscamente y logré brincar y zafarme de mi mortal carruaje. Contrario a lo que tenía planeado no salí corriendo a la calle, él sorprendido se quedó parado, fácilmente me podría atrapar otra vez pero el muy baboso salió corriendo detrás de la bola, pocos segundos después de perderse en la puerta escuché un rechinar de llantas y el grito que me indicaba que Botas había perdido su sexta vida. ¡Mejor suerte para la próxima felino imbécil!



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