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Teléfono, Barrika

Publicado el 12 mayo 2010 por Surfinwords

El otro día, encontré en el blog de Willy Uribe, un post sobre la playa de La Salvaje y los cambios que esta caleta había aguantado durante las últimas dos décadas. Es impresionante el desgaste, no sólo físico, sino también ambiental, que provoca el hombre allá por donde va. Willy hace referencia a lo primero, a la desaparición de la duna vegetal y el empeoramiento progresivo del suelo de esta playa. Sin embargo, además de esto, me atrevo a decir que el deterioro también ha sido en alma.

No viví los años 80, por lo que mi testimonio no es muy fiable, pero recogiendo pedacitos de historias y experiencias que mis oídos han escuchado, mi menta ha procesado y mi alma ha envidiado; el ambiente que se respiraba en La Salvaje en la era de los neoprenos chillones ha quedado relegado a los recuerdos de los privilegiados en vivirlo. Por eso me gusta mucho Barrika.

Independiente de la evolución (a peor, claro) que todas las playan han experimentado, Barrika se mantiene salvaje. Quizá sean por las rocas o por la escasez de personas, pero ese aura bruta y bronca que se mueve con la brisa fría me recuerda a mi infancia. Cuando con mi corta estatura (más o menos como ahora) era más peripecia descender por el acantilado que mantenerse en pie en la ola sin la power balance. Ahí comencé a tragar espuma y ahí fue donde descubrí la esencia de este deporte. Por eso, Barrika es mi hogar y por muchas caletas que pise y muchas olas que pruebe… en casa como en ningún lado.

Sé que mis impresiones son subjetivas pero, por eso, son las mejores. Barrika for President. Yes we can.

Teléfono, Barrika

Barrika un día que Chuck Norris no soplaba


Teléfono, Barrika

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