Revista Libros

Tempest - Bob Dylan

Por M.a. Brito @mabrito67
Tempest - Bob DylanNo me gusta Dylan, ¡Oh Dios!, por Dios que no me gusta. Me cansa su retahíla nasal, su voz que se arrastra, su ritmo cansino. Pero es un superviviente y eso merece mis respetos. El día 11 de septiembre, vuelve a la carga, con un disco de lo más raro. El disco se llama Tempest, y en él podemos escuchar temas de los más originales, desde Whistle duquesme, que abre el disco, con un ritmo tan pegadizo como alegre (¡cuánta falta nos hace algo de marcha en tono mayor en estos tiempos!), hasta una canción como Tempest, que dura nada más ni nada menos que catorce minutos, con la tragedia del Titanic, y sus violines y su tono irlandés de fondo; donde habla del gigante imposible de hundir, de los hombres que se vuelven asesinos momentáneos con tal de salvar sus vidas, donde el mismo mar, helado cementerio, sirve de tumbas a ricos y pobres por igual ¿os suena esta desgracia?, ¿acaso no estamos asistiendo a cómo se da vuelta la tortilla en estos tiempos? Creo que los tiros de Dylan van por ahí.
Por el camino, Dylan también nos cuenta historias, como la de un triple suicidio en el tema Tin Angel (me cuesta imaginarme un triple suicidio por más que lo intento), o una crónica a su amigo John, sí el Lennon de Joko, y su asesinato al pie del edificio Dakota un lunes por la tarde (Roll on, John: rueda John, rueda). Tempest es un disco tan enigmático, tan extraño y lleno de ritmos diferentes (¡hasta un blues se marca en el tema First listen!), que creo que es digno de que le de una oportunidad, yo que soy tan amigo de darlas y confiar en que la suerte cambie. Pero escucha, Bob, escúchame bien: pocas más te voy a dar porque ya pocas te han de quedar. ¿O no?


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