Revista Economía

Tenemos lo que nos merecemos ii.

Publicado el 07 marzo 2015 por Torrens

…Y ahora resulta que la señora que arrolló a la policía municipal de Madrid, desobedeció reiteradamente cuando le dieron el alto y se negó a recibir a los policías cuando se personaron en su domicilio va a ser la candidata del PP a la alcaldía de Madrid.

Por un lado es lógico que si fue imposible encontrar la más mínima evidencia de lo ocurrido a pesar de que todo ocurrió en la plaza del pueblo y alrededores, bajo la mirada de buena parte de sus paisanos, no se condicione su vida política por unos hechos que el Régimen dice que nunca ocurrieron.

Pero por otro lado, si sale elegida, y los ciudadanos de Madrid la toman como ejemplo, circular por la ciudad, que ahora ya es complicado, se transformará en un deporte de muy alto riesgo.

Yo de Gerard Piqué me plantearía irme con Shakira y los niños a un país con el que no haya acuerdo de extradición, porque si continúa su paralelismo inverso con el caso de Esperanza Aguirre, lo siguiente será mandarlo a Siberia.

Tenemos un Presidente que responde a la peor versión del gallego típico y tópico, y por esta razón es probable que al decidir que Esperanza Aguirre sea candidata a la alcaldía de Madrid esté practicando una de las peores gallegadas: si te gustaría que alguien se diese una tremenda bofetada, nómbrale para un cargo en el que es muy probable que se la pegue, y si a pesar de todo triunfa, eres tu quien le puso en el puesto porque estabas seguro que superaría las dificultades. Cobarde mucho, mala idea en cantidad, cinismo total, dar la cara jamás, pero ni un pelo de tonto.

Lo que queda bien claro es que los señores del PP, que se pasan el día exigiendo a los demás el muy estricto cumplimiento de la leyes según la interpretación del Régimen, manejan nuestras leyes, juegan y hacen con ellas lo que les da la gana, continuamente se hacen sus necesidades fisiológicas sobre la Justicia, y ni tan solo se limpian sus partes al terminar porque lo hacen con tanta frecuencia que no les da tiempo a asearse.

La primera parte de esta nota se refería inicialmente al desastre de Administración Pública que padecemos, y precisamente estos días estoy teniendo un buen ejemplo de hasta qué punto nuestra Administración no es digna ni tan solo de una República Bananera. Resulta que en la modificación de las escrituras de propiedad a consecuencia del fallecimiento de mi esposa se cometieron varios errores que he tenido que subsanar. Nada complicado, pero que ya llevo dos visitas al Registro de la Propiedad, muy alejado del centro de Barcelona, y una al notario. Recuerdo que hace un par de años en una visita rápida a mi amigo galés en Notthigham, Tom necesitaba confirmar que un posible cliente era el dueño de una propiedad en Sussex, en el extremo sur de Inglaterra. Buscó en Internet la página web del registro correspondiente, introdujo los datos que le había proporcionado el cliente, clave para autorizar el acceso incluida, y a su disposición y en la pantalla del ordenador de su casa no solo aparecieron todos los datos de la finca y la confirmación de que su cliente era efectivamente el dueño, sino una foto aérea, es su caso troceada porque la propiedad era muy extensa, mostrando la finca y sus límites exactos, ¡Ah!, me olvidaba, allí los registradores son simples funcionarios públicos que, y no es casualidad, los llaman “civil servants” servidores públicos, que ninguno tiene el empleo en propiedad. Entre otras cosas gracias a esta concepción de la Administración como servicio público, el país nunca ha tenido la desgracia de tener un registrador de la propiedad como Primer Ministro. ¿Entendéis porque en el Reino Unido y en lo peor de la crisis su tasa de desempleo justo sobrepasó el 8%, después empezó a descender y hoy está en el 5,7%, mientras en España estamos en el 24,5% después de haber sobrepasado el 26%?. Habrá quien pensará que no tienen nada que ver una cosa con la otra, pero hace mucho tiempo que estoy más que convencido de que sobre la tasa de paro endémicamente  elevada en España, la desastrosa Administración Pública tiene mucho más del 50% de responsabilidad.


TENEMOS LO QUE NOS MERECEMOS II.

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