Revista Diario

Tengo suerra en las bambas o sobre el bilingüismo

Por Sandra @sandraferrerv
Llegamos a casa después del colegio y me suelta mi hijo:
- ¡Mama, tengo suerra en las bambas!- ¿¡Qué!?
Entre que estoy medio sorda y mi pequeña foquita no para de gritar para que la saquen del carro, me parece entender no sé qué de mi suegra. Sigue insistiendo:
- ¡Mama, que tengo suerra en las bambas!
Y cuando oigo un tintineo de piedrecillas y arenilla en mi limpio suelo sé que no habla de mi suegra. El pobre ha hecho un mix entre sorra, en catalán, y arena, en castellano.
Explico esta pequeña anécdota para mostrar la parte divertida del bilingüismo en el que estamos inmersos en Cataluña. Cuando pones la televisión o lees acerca de este tema parece como que todo el mundo está... enfadado, para decirlo finamente. No voy a dar mi opinión ni a polemizar sobre el tema, que de esos ya hay un montón. Sólo me apetecía explicar mi experiencia.
No sé en qué idioma habloMe pasa a menudo, que si pienso en qué idioma he hablado con esta o aquella persona, me cuesta recordarlo. En mi casa crecí con las dos lenguas sin ningún problema, aprendiéndolas a la par. Para mí es un enriquecimiento y ahora es fantástico ver como para mi hijo no supone ninguna dificultad, aunque a veces se hace un poco de lío empezando en catalán una frase que termina en castellano o soltando lindezas como esta de la suerra o el lleón.
Repercusiones positivasSegún muchas fuentes, el bilingüismo, entre otras cosas, favorece la apertura mental y potencia la atención. Incluso un estudio reciente demostró que, a partir de 24 meses de edad, los niños bilingües tienen mayor control de su atención que los monolingües y un mejor dominio de las capacidades cognitivas.
Repercusiones negativasEn algunos casos, también se ha demostrado que los niños bilingües tardan más en hablar. En el caso de mi hijo fue al contrario; desde que tenía poco más de un año que no calla. Sí que fue mi caso; parece ser que estuve muda hasta los dos años largos. Pero desde entonces que no paro.
Otra repercusión negativa es más de carácter social. Espero enseñarle a mis hijos el respeto que me inculcaron mis padres hacia los demás, algo tan simple (pero complicado en algunas personas), como responder en el idioma en el que el otro te pregunta.
A por el trilingüismoMi hijo va a un colegio trilingüe y ha empezado a hablar en inglés sin problemas. Bueno, uno. No para de discutir con su padre poque no pronuncia correctamente el color purple. Tendremos que desenpolvar nuestro inglés de Perpiñán.

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