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Tenía que ser beñat

Publicado el 16 abril 2016 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

Bien es cierto que el jugador del Athletic Club, Beñat, no está ya en el Betis, pero no es menos cierto que el beticismo tenía puestas sus esperanzas en él, como artífice de la eliminación del Sevilla FC de la UEFA Europe League. Sólo pensar en la posibilidad de que el Sevilla FC dispute dos finales en menos de una semana, los trastorna psicológicamente, y les deja en un estado de nerviosismo imposible de superar. No hablaremos de lo que puede suponer que las gane.

Para aguantar el chaparrón y autosugestionarse -como defensa de la realidad- se acude a la tan manida secuencia que a estas alturas no puede sorprendernos. Es impepinable: todos los rivales del Sevilla FC son malos. Si no son malos, los mejores jugadores contrarios se lesionan, no importa que el Sevilla tenga medio equipo en la  enfermería.

Si esto falla, argumentan que la directiva blanquirroja tiene amañado los sorteos de UEFA, manipulados por alguien que maneja los hilos desde la cárcel de Huelva, con poder sobre todos los equipos europeos participantes, o bien a través de los árbitros, a los que maniata Villar para que nos piten a favor.

Si todo lo anterior se frustra, hay que atribuir a la suerte que el Sevilla FC llegue a estos niveles de competición, a punto de disputar llegar a la final de una nueva competición del viejo continente por quinta vez en su historia.

Aún queda un comentario más que añadir a los anteriores, el cual reza que la UEL es una competición venida a menos, tanto que es equiparable a un torneo Carranza, aunque ellos no son capaces de pasar de unos octavos de final de dicha competición, lo que muestra a las claras el bajo concepto que tienen de sí mismos, y su baja autoestima.

El caso es que pase lo que pase, reconocer que el Sevilla FC es un grande de Europa, es algo que les cuesta digerir desde hace muchos años en los que sufren permanente arcadas, propias de lo que son, un equipo pequeño, acomplejado, con aires de grandeza y a la sombra del campeón, que encierra a los jugadores sevillistas tras las rejas de su vestuario, y les pone la música a la afición contraria a todo volumen, para que no puedan celebrar los éxitos de aplastar y humillar una vez más, desde siempre y de toda la vida, al equipo que nació para ser rival del eterno campeón andaluz de todos los tiempos.

Y tenía que ser Beñat. Sí.

Aquí añadimos a su argumentario la frase que se les olvida, intencionadamente o no, y esta es nada más y nada menos, que “el karma es sevillista”. Les hemos arrebatado de cuajo aquel título moral que consistía, ojo al dato, en ganar al Sevilla FC en su estadio, con gol precisamente de este jugador vasco del que hablamos, en la temporada 2011-2012.

¿Se imaginan por un momento que en la grada del Ramón Sánchez-Pizjuán se conmemorase con un tifo de grandes dimensiones, como si de un título se tratase, el gol de un jugador sevillista al Betis? Así ocurrió en el estadio bético.

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Pero todo tiene su explicación, visto lo visto es lo natural. Sencillamente no tienen nada más que poder lucir, y cada cual pone sobre la mesa los títulos que tiene.

Beñat Etxebarría, fue preso del karma blanquirrojo justo en el momento en el que marcó aquel gol al Sevilla FC en el Ramón Sánchez-Pizjuán. La sentencia estaba echada, tarde o temprano pagaría su ofensa.

Partido de vuelta de cuartos de final de la Europa Liga, temporada 2015-2016, el Athletic Club empata la eliminatoria en claro progreso del equipo vizcaíno para conseguir pasar a semifinales, pero no lo consiguen frente a la defensa numantina del Sevilla FC y comienza el turno de penaltis tras la prórroga.

Llega el turno de Beñat, cuarto en la serie de penales, sin que ningún jugador, bilbaíno o sevillista, haya fallado previamente. El estruendo en todo el estadio es ensordecedor mientras se dirige al punto de penalti, pero especialmente en gol norte, donde enseñan los dientes. A Beñat le tiembla un ojo según se ve en las imágenes, y le fallan las piernas, el estadio se le cae encima.

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Tira flojo a las manos del portero, David Soria, siendo el único jugador que falla de su equipo, que queda eliminado por su fallida acción. Las ilusiones béticas se desploman justo en ese momento maldiciendo su suerte. Otro año más, el eterno campeón de Andalucía se plantaba en unas semifinales europeas. Otra vez a armar la secuencia para minimizar la catástrofe del éxito sevillista. Así hasta la eternidad.

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El Ramón Sánchez-Pizjuán dictó su sentencia a golpe de himno de El Arrebato. No se movió ni un alma hasta que el último jugador sevillista entró en el vestuario.

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Después les tocó taparse los oídos como protección de los claxon sevillistas. Otra vez más.

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