Revista Danza

Terremoto en Vaganova. Tsiskaridze y Lopatkina son los nuevos directores

Por Silviasanchez

Николай Цискаридзе на пресс-конференции. Фото с места события

La noticia lleva unos días sacudiendo la actualidad del ballet ruso, el Ministerio de Cultura ruso ha descabezado la academia Vaganova, despidiendo a la rectora Vera Dorofeeva y a la directora artística, Altynai Assylmuratova.  El sitio lo ocuparan el controvertido Nikolai Tsiskaridze, y la prima ballerina del Mariinsky, Ulyana Lopatkina, que toma el puesto de directora artística a pesar de ser novel en la enseñanza.

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De todos es sabido la ambición de Tsiskaridze, que de nuevo centra el drama tras posicionarse como el ‘ángel negro’ (así le nombraba el Le Figaro) de la crisis Filin en enero.  Era de prever que Tsiskaridze, que en ocasiones ha declarado a la prensa, ”El Bolshoi soy yo”, no se encontraba cómodo siendo despedido y readmitido del Teatro Bolshoi, pero la noticia de su nuevo trabajo ha pillado desprevenido a todo el mundo del ballet.

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Esta es la rueda de prensa que tuvo lugar en Vaganova el  jueves, donde compadecen tanto Dorofeeva como Tsiskaridze,ambos distintamente serios, a cada lado del ministro de cultura ruso Vladimir Medinskiy. Lopatkina, quizá para distanciarse del escándalo, no acudió al acto.

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A continuación, para aquellos lectores que no pueden seguir la cobertura rusa o la desarrollada cobertura en inglés del blog de Ismene Brown, procedo a explicar la lucha de poderes detrás de esta historia:

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La conocida bloggera y socialite Ksenia Sobchak comparte en snob.ru una carta del 4 de septiembre en la que Valery Gergeiev, todopoderoso director del Mariinsky pide a Putin la creación de un Centro Nacional Académico de Arte teatral y coreográfico, en la tradición de los Teatros Imperiales. Esto implicaría la anexión del Conservatorio Rimsky Korsakov, la Academia Vaganova y el Instituto de Arte  al teatro Mariinsky, bien entendido, bajo el liderazgo de Gergeiev. Cómo curiosidad, uno se preguntaría, ¿y qué pasa con Moscú, sede también de los Teatros Imperiales de antaño?, ¿querría también Gergeiev controlar el Bolshoi?. Según se dice por ahí, el brillante director de orquesta es tan amigo de Putin como desinteresado por el ballet, y, a pesar de que niega en una entrevista a RIA Novosti que la idea del centro nacional fuera suya, sino del Ministerio de Cultura Ruso, Sobchak también comparte en el artículo enlazado arriba un documento oficial en el que el ministerio descarta la idea.

Conductor Valery Gergiev, archive photo

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Pero, la independencia de la academia ha sido citada también por Vera Dorofeeva, la rectora saliente (que pasa a las filas del Mikhailovsky, en otra compra rápida de Vladimir Kheehman). En sus declaraciones durante la rueda de prensa, ha dicho: ” En este momento es la escuela o yo. Debo de irme para que la Academia siga siendo lo que es. Nadie la va a tocar en ese caso. Es la promesa que nos ha hecho el Ministerio”.  El ministro de Cultura sin embargo se defiende en una entrevista a izvestia diciendo que según los estatutos de la escuela, el rector debe abandonar su puesto al cumplir 68 años, y que el contrato de Dorofeeva terminaría el año que viene, algo sobre lo que había sido advertida.  Sin embargo, fontanka dice que según fuentes de la Academia, dicho contrato es válido hasta 2016. Así que, según el Ministro, el ministerio ha tomado esta oportunidad de ‘matar dos pájaros de un tiro’ y situar a Tsiskaridze en el cargo. Dorofeeva, en una entrevista a izvestia, ha señalado además a Gergeiev como instigador del asunto, para ‘apropiarse del edificio de la Academia y convertirlo en un espacio de ensayos para el Mariinsky’, asimilación que tendría lugar en unos meses, según declaraciones al corresponsal Oleg Karmulin. Esto resulta curioso, teniendo en cuenta que no hace tanto de la inauguración del Mariinsky 2, mastodóntico proyecto de Gergeiev.

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Tanto Tsiskaridze como Gergiev y el Ministro de Cultura, Medinskiy, han dicho a la prensa que la bajada de nivel de la Academia desde los tiempos soviéticos está detrás de la necesidad del cambio.  Sin embargo, esta afirmación es bastante discutible, sobre todo si comparamos los recientes graduados de la Academia Vaganova con los de la Academia Coreográfica de Moscú, que tradicionalmente alimenta al Bolshoi. Vaganova cuenta con Olga Smirnova y Kristina Shapran, principales en el Bolshoi y el Stanislavsky, respectivamente, Viktor Lebedev en el Mikhailovsky, e incluso talentos aún no graduados cómo Zhenya Zhiganshina, que debuta hoy, 1 de noviembre, de la mano de Vladimir Sklyarov en el Cascanueces junto al resto de la compañía titular.  Sin embargo, las nuevas generaciones de la academia moscovita han pasado bastante desapercibidas.

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En otro artículo llamado ”Nikolai y los hacedores de milagros”, Sobchak presenta un interesante relato sobre la red de influencias de la estrella georgiana. Parece ser que uno de los motores de Tsiskaridze es Ekaterina Chemenzova, esposa de Sergei Chemenzov, magnate de Rostec, un conglomerado de empresas dedicadas a proyectos de alta tecnología en el sector civil y militar. Chemenzova presuntamente intentó en la primavera asegurar el puesto de director artístico del ballet del Mariinsky para Tsiskaridze, aprovechando su buena relación con Gergeiev, pero el director de orquesta, poco amante de un director mediático en la dirección del ballet, movió los hilos para proporcionar otro puesto al bailarín.

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Por otro lado, Gregory Ivliev, mano derecha del ministro de cultura, se unió a las negociaciones en favor de Tsiskaridze. Pero, con la oposición de Gergeiev y de Vladimir Urin, el nuevo director del Bolshoi, que llega a decir ”por encima de mi cadaver, ¡Tsiskaridze o yo!”, el ministerio trata de buscar una nueva opción. Así que se ofrece a Tsiskaridze el puesto de director del Ballet del Kremlim, una compañía moscovita de pequeña escala, dedicada básicamente a las galas dentro y fuera del país. Pero, el georgiano, de altas miras, se niega a dirigir nada que no fuera el Bolshoi, el Mariinsky o la Academia Vaganova.

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Así, los esfuerzos se centraron en conseguir Vaganova para Tsiskaridze. Aquí, un pequeño problema, los estatutos de la academia no permiten un director artístico que no se halla formado en ella. Tsiskaridze, educado entre Tbilisi y Moscú, no puede oficialmente tocar el cargo de Assylmuratova, pero, puede convertirse en rector, un puesto tradicionalmente administrativo, que de hecho nunca ha ocupado un bailarín en la historia de Vaganova. Así, el ministerio comenzó a buscar otra persona para el puesto de Assylmuratova, que no se quedaría en el cargo tras la llegada de Tsiskaridze. La favorita, Irina Kolpakova, actual maestra en el American Ballet Theater y estudiante directa de Agripina Vaganova. Pero, la maestra, que ya alcanzó los ochenta años, no deseaba abandonar los Estados Unidos.

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Finalmente, se decide que será Ulyana Lopatkina quién se ocupará del puesto de directora artística de la Academia. Lopatkina, estrella venerada del Mariinsky a sus 40 años, no tiene realmente una experiencia en la enseñanza, salvo la participación en alguna que otra clase magistral.  La bailarina ha declarado que por el momento, no tiene intención de renunciar a los escenarios, y así ”compartir su experiencia escénica con la escuela”. En una entrevista a izvestia, Tsiskaridze, preguntado por la separación de poderes entre los puestos ha dicho, ”No es posible que haya ninguna separación de poderes. El rector es el responsable de todo el proceso educativo. De todo lo que ocurra en la Academia. Otra cosa es que Ulyana, como una de las bailarinas más grandes del mundo, tenga la oportunidad de no solo penetrar, sino llevar el proceso creativo”.

Terremoto en Vaganova. Tsiskaridze y Lopatkina son los nuevos directores

Mientras, las reacciones no se han hecho esperar. Desde facebook, este grupo de seguidores, colecciona todas las noticias sobre el asunto, bajo el lema, ‘Preservemos y protejamos la Academia Vaganova, ¡Juntos!’

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Diana Vishneva ha mandado este comunicado a través de facebook:

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” La academia Vaganova significa mucho para el mundo del ballet y para mi personalmente. Es altamente decepcionante que el cambio de dirección halla sido una simple moneda de cambio en unas negociaciones que no tienen nada que ver con la escuela en sí.

Estoy igualmente indignada con la falta de gracia con la que se ha realizado este cambio.

Este sentimiento es compartido por todos los que aprecian la tradición de la escuela de ballet, los que enseñan ahí y los que representan a la escuela en el escenario y difunden el amor por el ballet que fue implantado en ellos durante la escuela. 

Nunca hubo razones reales para el cambio en la dirección de la escuela, ni un dialogo con los profesionales del ballet en San Petersburgo. Simplemente y como característica minina, uno tiene que tener las suficientes credenciales académicas para ser el Rector de la Academia Vaganova. Y, sobre todo, ser el líder de la escuela implica tocar la fragilidad de los niños, y su líder debe de ser moralmente irreprochable.

Me gustaría mucho creer que este no es el final de la gran escuela”.

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La propia Vishneva compartia después este email de apoyo, del coreógrafo William Forsythe:

Diana, tus comentarios sobre la Academia Vaganova en RIA Novosti fueron muy poderosos y te agradezco el hablar tan honestamente y sin miedo. Con gran respeto, Bill Forsythe

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Además de Vishneva, han expresado su rechazo al nombramiento de Tsiskaridze otros bailarines del teatro, como Vladimir Sklyarov, Olga Essina y Yuri Smekalov. Ilya Kuznetsov, veterano solista del Mariinsky, hacia estas declaraciones en una entrevista a Rosbalt: ”Tsiskaridze y yo tenemos una relación en términos amistosos. Es educado, leido, un buen hombre. Pero ser un buen hombre no es una capacitación profesional. Para ser nombrado al puesto de rector hay que tener una preparación real, cómo la de un general militar. Ulyana Lopatkina también es una profesional. Pero ella no estará a la altura. En esta posición, hay que  sentarse durante días, es un trabajo arduo y constante, pero ella planea continuar actuando en el escenario . El problema también es que Nikolai  ha llegado a la academia sin un equipo. Ni está claro que  desarrolle una relación con el equipo actual . […] Se han llevado el alma y el corazón de la escuela.”. En la misma entrevista, Kuznetsov también carga contra Gergeiev y su desinterés por el ballet, y se une a los rumores de que el Mariinsky necesita Vaganova como sala de ensayos ya que, ”En el Teatro Mariinsky hay sólo dos salas de ballet y veinte restaurantes. Simplemente no hay donde bailar. ¿A dónde irán los bailarines cuando se cierre el teatro principal por reformas? A Vaganova. […] A pesar de todo, el ballet es el único que devuelve al 100% la inversión. Gergeiev viene aquí sólo dos veces al año, y cuando se le habla de los problemas, no los cree.”

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Aleksei Ratmansky, desde Nueva York, tras un primer status con las populares siglas ‘WTF’, ha publicado otro comunicado más elocuente. ”Me sorprende que casi nadie de los que han apoyado públicamente la candidatura de Tsiskaridze no hayan prestado atención al despido ilegal y humillante de  Altynai Assylmuratova. No había terminado su contrato, está ampliamente lejos de la retirada, y es amada y respectada. ¿Por qué entonces despedirla a mitad del año académico?, ¿Por una queja profesional? No hemos oído nada al respecto. ¿Está la Academia Vaganova peor que la Academia Coreográfica de Moscú y por eso hay que cambiar líderes?. No, y esto lo puede confirmar cualquier profesional del ballet. Resulta que el único fallo de la dirección de la Academia es que Tsiskaridze se halla quedado sin trabajo.  La posición del Ministerio de Cultura es también extraña, porque indirectamente toma el lado de Tsiskaridze en todos sus conflictos y escándalos de los últimos años. Incluso tras el atentado contra Filin, cuando el nombre de Tsiskaridze viajó por todo el mundo costándole su reputación,  que ganó honestamente y con talento dancístico. ”
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Una de las pocas en declarar a favor de Tsiskaridze ha sido la bailarina Yulia Makhalina para  izvestia. Makhalina llama a la ayuda a Tsiskaridze en lugar del conflicto, pero se posiciona en contra del despido de  Assylmuratova, que se encuentra ‘totalmente al corriente de los asuntos de la escuela’ frente a una  Lopatkina que no piensa abandonar la escena.

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