Revista Coaching

Test de Personalidad del Paso de Cebra

Por Coach2coach @Esther_Roche

test de personalidad paso de cebra

Suelo ir a caminar durante una hora por las mañanas y siempre me fijo, no sé por qué, en la gente que cruza los pasos de cebra, igual que cuando voy conduciendo y dejo pasar a los viandantes.

Al observar a la gente cruzando, siempre empiezo a elucubrar cómo debe de ser (sí debe DE ser, porque el DE manifiesta duda), esa persona por la forma en que lo hace, y el otro día, en una de mis caminatas, se me ocurrió que podía escribir un post desenfadado sobre ello, intentando detectar o identificar un número X de personalidades, según la forma en que la gente cruza los pasos de cebra.

Por supuesto, esto no tiene que ver ni con la psicología, ni con el Coaching, ni con el eneagrama ni con ninguna teoría de tipos de personalidad. Es simplemente una ocurrencia que no pretende ser más que eso.

Hace años, cuando descubrí el Coaching allá por el 1997 y trabajando para American Express en Brighton, realizaron a todos los empleados de Amex House, un test basado en los tipos de personalidad de Carl Jung, llamado el test MBTI, el test de personalidad de Myers-Briggs, un test que sigue utilizándose en muchas multinacionales y grandes empresas.

Hoy, antes de empezar este post, he estado buscando en internet aquel test, lo he vuelto a hacer y me ha salido exactamente el mismo resultado (quizá cambian los porcentajes) de tipo de personalidad. Soy una INTJ. No voy a explicar aquí lo que significa, pero si tienes curiosidad por este test, muy fiable, no tienes más que hacer clic en el enlace a INTJ de Wikipedia.

Esto me ha animado a seguir buscando cosillas sobre tests de personalidad, y he encontrado cosas muy curiosas, como los tipos de personalidad según tu postura habitual al dormir o tu nariz. Madre mía, si al final, igual alguien hace una teoría de verdad basada en la mía del paso de cebra, verás.

Lo cierto es que, cuando estudiamos Coaching, hay algunas partes de la teoría que hacen referencia a la psicología, y dentro de ella, a tener la habilidad de detectar ciertos tipos de personalidades o sus trastornos. Esto es muy útil a la hora de realizar procesos, sobre todo de Coaching personal, aunque no es imprescindible conocerlo, ni ser psicólogo para poder llevar a cabo el proceso.

El caso es que en efecto, hay una serie de características personales o rasgos de nuestra personalidad que pueden ayudarnos a clasificarnos dentro de grupos, formas de ser o incluso puestos de trabajo. Pero esto es otra historia. En este post me he inventado, literalmente, los tipos de personalidad según cruzamos un paso de cebra, aunque también es cierto que cuento con la base propia de mis estudios autodidactas de psicología y neurociencia, además de los de Coaching: digo yo que algo se queda.

Además, también es cierto que nuestro cuerpo, forma de mirar, de erguirnos, de caminar, de sentarnos, de expresarnos etc., está íntimamente ligada con nuestra forma de ser en general y nuestro estado de ánimo en el momento particular de observación. Es el poder del lenguaje no verbal y también de la comunicación.

No hace falta ir a Salamanca para hacerse una idea del estado de ánimo general de una persona que cruza la calle con la mirada en el suelo, los hombros caídos, y el caminar lento, por ejemplo. Por tanto, aunque insisto en que esto es más bien un post desenfadado, y además es muy posible que crucemos de formas muy distintas en dependencia de nuestro estado de ánimo, y no de nuestra personalidad, pues oye, fíjate en la forma en que normalmente cruzas tú los pasos de cebra a ver si puedes detectar algo. Nunca se sabe.

tipos de personalidad

Vamos allá pues con los tipos de personalidad según el paso de cebra (recuerda que casi siempre escribo en género masculino, por comodidad):

El dubitativo:

“¿Me dará tiempo? ¿Cruzo o le dejo pasar y ya si eso cruzo yo después?”. Mira 3 veces en ambas direcciones, aunque solamente necesite mirar a derecha o izquierda. Duda en cruzar por si acaso el conductor que se aproxima pega un acelerón justo cuando está cruzando. Si lleva un perro, un carrito de la compra, todavía le cuesta más decidir. No sea que el perro se adelante o el carrito se atrase. La toma de decisiones no es lo suyo.

El inseguro:

“Yo tenía razón, idiota”. La gente que siempre cree estar en posesión de la verdad absoluta, los que siempre tienen razón y si intentas hacerles ver lo contrario, se sienten agredidos de forma personal. Aparentemente muy seguros de sí mismos, esto es solamente un caparazón para ocultar una gran inseguridad. Es su forma de lidiar con ella. El conductor sabe perfectamente que le da tiempo a pasar por el paso de cebra antes de que el peatón llegue a poner el pie en él, sin embargo el peatón se siente agredido porque le han quitado la razón. Se mosquea mogollón cuando le llevan la contraria.

El recíproco:

“Va, venga, corro para que no tengas que frenar, más majo que soy…”. El que seguramente también es conductor, y piensa que si fuese él conduciendo, le gustaría que le hiciesen lo mismo, o al menos un gesto de agradecimiento, aunque sea una obligación parar. El que tiene todo el derecho de ir a paso de tortuga pero es consciente de los demás y total, tampoco le cuesta nada aligerar el paso. Suele tratar de ver el punto de vista de los demás.

El incongruente:

“Bah, yo paso”. El que cruza sin pensar en el conductor que prácticamente se le echa encima porque cruza en el último momento, pero cuando va conduciendo él, le fastidia que le hagan eso mismo y se queja de todo el mundo al volante. Suele ser mal peatón y peor conductor, aunque se cree que es el que mejor conduce del mundo mundial y por eso no hace más que despotricar de los demás. Son personas que se estresan con una mínima contrariedad o ven contrariedades donde no las hay. Son bastante insoportables hasta para ellos mismos. Pobres.

El normal, prudente:

“No reparo en nada ni pienso en ti ni en mí. Solamente estoy cruzando como debo, sin riesgos”. No hace daño a nadie, mira antes de cruzar y cruza. Si le corresponde a él porque ha llegado antes, cruza. Si le corresponde esperar porque pasaba antes el vehículo, espera. Son personas por lo general muy convencionales y siguen las normas, no se salen del tiesto casi nunca. Hacen lo que “hace todo el mundo”, según ellos. Si hay que casarse, se casa uno. Si hay que tener un perro, estudiar una carrera, tener un hijo o comprarse un piso, se hace.

El chulo:

“Bueno, tú espera ahí un rato, que yo iré al paso que me dé a mí la gana. Estoy en todo mi derecho”. Cierto. Están en su derecho. Seguramente aparentan o están muy seguros de sí mismos, tanto que rallan la arrogancia. Se parecen al inseguro (quizá son los mismos) y a los incongruentes. Tan seguros está o parecen de sí mismos que, como te noten un poquito tenso mientras espera que pasee su parsimonia por el paso de cebra, lo mismo van y se hacen pasar por el tipo despistado, para fastidiar. Suelen ser soberbios y narcisistas.

El despistado:

“Lechuga, tomates, sacar al perro, hacer los ejercicios de matemáticas, quedar con Fulanito…”. Pueden ocasionar algún que otro susto, van a lo suyo, se les pira la pinza un poco. A veces no son siquiera conscientes de estar cruzando la calle, o si lo hacen por un semáforo, un paso de cebra o a las bravas. Suelen ser personas muy activas que prestan más atención a lo que harán después que a lo que están haciendo en el momento. Aunque pueden resultar algo “molestas” en principio, al final suelen ser entrañables.

¿Qué te ha parecido?

Nada de ciencia detrás, como digo. Es una mera especulación y ganas de escribir. Un abrazo


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