Revista Arte

Testimonio oral, único documento y documento único

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

Nunca será demasiada la literatura sobre Auschwitz, como paradigma del genocidio nazi o como el campo de exterminio que fue.

Tanto si se trata de textos confeccionados directamente por supervivientes o, como es el caso de este ensayo, a base de entrevistas de la autora a la gente que sufrió el infierno en primera persona: su testimonio oral.

De cada uno de los libros que leemos aprendemos algo nuevo, ¡tantos matices tiene el sufrimiento! Tan extrema era la situación, tan diabólicamente enrevesado el comportamiento de algunos de sus protagonistas -víctimas y verdugos-, tan diversas las reacciones ante los mismos hechos... Y una de las consecuencias más importantes y positivas a las que nos conducen estas lecturas es la reflexión que impulsan. Si bien la respuesta no la podemos saber nunca si no nos encontramos en la situación concreta, nos preguntamos: ¿qué habría hecho yo? Y la pregunta queda abierta, como una alerta, una prevención de la amenaza que somos, en potencia, nosotros mismos.

Nunca podemos decir, pues, que la publicación de un nuevo libro sobre el tema es un libro más. En este caso, sin embargo, la aportación es altamente valiosa, debido a que, sorprendente y lamentablemente, escasea la literatura sobre las mujeres de Auschwitz. El libro de la Heather Dune es, en este sentido, un enriquecimiento con mayúsculas, en tanto que contribuye a alumbrar una parcela de la Historia menos estudiada y mucho menos conocida.

Por lo pronto es poco sabido (o nada) el hecho de que fue un grupo de 999 chicas adolescentes judías eslovacas el primer transporte enviado a Auschwitz, cuando Birkenau aún no existía como lugar de confinamiento donde las mujeres irían a parar más adelante -ellas contribuyeron a construirlo-. Pero, a partir de ahí, se suman otros muchos datos poco divulgados (o imposibles de verificar por falta de documentos en papel, lo cual ya es un dato esencial), que hay que difundir con urgencia y que representan una sensible aportación a la información más extendida. Porque las mujeres, como la Historia desgraciadamente muestra, han sido peor tratadas que sus compañeros masculinos, también en la represión y en el horror.

La autora organiza la materia narrativa a partir de conversaciones con las mujeres eslovacas supervivientes de aquel primer convoy y con las familias de la segunda generación. El texto se convierte, pues, en documento de primera mano, que, por la técnica literaria que la autora emplea, se puede leer como una novela: Heather Dune Macadam reproduce a través de una voz omnisciente muchas de las declaraciones testimoniales de las fuentes y las combina con las citas directas con guiones de diálogo.

Por exigencias técnicas y prácticas (se repetían a menudo nombres y apellidos), la autora ha tenido que cambiar los nombres a las protagonistas para diferenciarlas y no crear confusión a lo largo de la lectura. Para compensar esta justificada desviación de la autenticidad, Dune Macadam añade el número tatuado en el brazo con el que las testigos quedaron registradas en el campo. El número permite identificarlas consultando la documentación de los lugares que la conservan y que usó la autora: el Archivo de la Shoá de la USC (Universidad del Sur de California) y el Iyad va-Xem, uno de los memoriales y centros de investigación de la Shoá más importantes del mundo.

Son numerosas las informaciones aterradoras que contiene el libro, que aportan luz sobre las diferencias de trato a que se veían sometidas las mujeres, por el hecho de serlo. Porque las supervivientes de aquel primer convoy de jóvenes muchachas eslovacas son auténticas y valiosas fuentes de información y, en algunos aspectos, las únicas. Ellas estuvieron recluidas en el campo de exterminio de Auschwitz desde los primeros momentos de su existencia hasta los últimos días de la guerra. Sorprendentemente, algunas de ellas sobrevivieron incluso a las largas marchas de la muerte a las que los nazis, ante la proximidad del ejército soviético, obligaron a los prisioneros que aún podían caminar, en un intento desesperado de eliminar o reducir los indicios de los horrores causados. Así, el libro no es sólo un documento sobre aquellas primeras 999 mujeres, sino una información sobre el trato y las condiciones en que vivieron aquel infierno las mujeres en general.

Ellas fueron testigos de la llegada de todos los otros transportes que descargaron en Birkenau y, a menudo, de la llegada de miembros de sus familias. Conviene remarcar la falta de datos sobre el número total de defunciones de mujeres, porque los nazis no las registraban al no considerarlo necesario; la humillación añadida que suponía la desnudez a que eran obligadas ante los miembros masculinos de las SS; los registros vaginales que sufrían por parte de los hombres de las SS, vividas por las mujeres como una violación; el sufrimiento de las madres separadas de sus criaturas; el envío directo a las cámaras de gas de las jóvenes si iban acompañadas de hijos, la imposibilidad de escapar a la muerte segura si se negaban a las exigencias sexuales de quien ocupaba una posición de poder... Sin embargo, el libro da cuenta de informaciones numéricas parciales, rescatadas aquí y allá, que pueden dar una idea aproximada del volumen de los asesinatos en determinados momentos.

Aquellas 999 jóvenes eslovacas, de Humenné y de los pueblos de alrededor, enviadas a trabajar por el país a Auschwitz con la connivencia del gobierno colaboracionista de su país, comenzaron a ser reclutadas a finales de febrero de 1942 y transportadas a en marzo. Fueron engañadas, algunas al principio incluso ilusionadas con la idea de vivir una aventura, una ilusión que se desvaneció inmediatamente y se mantuvo para las familias durante meses, hasta que ellas mismas fueron deportadas. El número de 999 es un enigma no resuelto definitivamente. La autora reflexiona sobre la idea de que tuviera que ver con la afición a la astrología y la numerología de muchos nazis, y concretamente de Himmler, dado que el primer transporte lo ordenó Himmler personalmente. Esta tesis la reforzaría el hecho de que esos mismos días otras 999 prisioneras del campo de trabajo de Ravensbrück fueron reclutadas como kapos para completar la operación y al mismo tiempo aliviar la concentración de este Lager, que estaba superpoblado.

Con prólogo de Caroline Moorehead, el libro contiene numerosas fotos de las chicas y sus familias, así como un mapa de Birkenau (Auschwitz 2) cuando aún estaba en construcción.

Heather Dune Macadam es directora y presidenta de la Rena s Promise Foundation. Su libro Rena s Promise: A story of Sisters in Auschwitz (2015) - La promesa de Rena, inédito en nuestro país-, que escribió en colaboración de una de las supervivientes del primer convoy, Rena Kornreich, fue nominado el National Book Award, el Christopher Award, el American Jewish Book Award y el National Library Association Award. Existe un documental sobre la base del libro, producido por la autora.

Heather Dune Macadam

Las 999 primeras mujeres de Auschwitz: la extraordinaria historia de las jóvenes judías que llegaron en el primer tren a Auschwitz

Traducción de Arturo Peral Santamaría

Roca Editorial, 2020, 448 pp.


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