Revista Cine

Texto 57: Stanley Kubrick, 2.001: una odisea del espacio, y el problema de la interpretación

Publicado el 21 enero 2013 por Loquecoppolaquiera @coppolablogcine
No es un mensaje que yo haya tratado de convertir en palabras. 2001 es una experiencia no verbal; de dos horas y 19 minutos de película, sólo hay un poco menos de 40 minutos de diálogo. Traté de crear una experiencia visual que trascendiera las limitaciones del lenguaje y penetrara directamente en el subconsciente con su carga emotiva y filosófica. Como diría McLuhan, en 2001 el mensaje es el medio. Quise que la película fuera una experiencia intensamente subjetiva que alcanzara al espectador a un nivel interno de conciencia como lo hace la música; "explicar" una sinfonía de Beethoven sería castrarla levantando una barrera artificial entre la concepción y la apreciación. Eres libre de especular como quieras acerca del significado filosófico y alegórico del film -- y esa especulación es una indicación de que ha triunfado en llevar a la audiencia a un nivel más profundo -- pero no quiero trazar un camino verbal para 2001 que cada espectador se sienta obligado a seguir o incluso tema haber perdido el hilo. Creo que si 2001 triunfa, es en llegar a un amplio espectro de gente que no había tenido un pensamiento sobre el destino del hombre, su papel en el cosmos y su relación con más altas formas de vida. Pero incluso en el caso de alguien que es más inteligente, ciertas ideas encontradas en 2001 pueden, si se presentan como abstracciones, caer a menudo sin vida y es automáticamente asignado a la oportuna categoría intelectual; experimentado en un contexto cinematográfico visual y emocional, sin embargo, tocan la fibra más profunda de la existencia de cada uno. 
Stanley Kubrick

En este extracto, Stanley Kubrick explica algo de su sensacional película 2.001: una odisea del espacio, (1.968). Una película fascinante a todas luces y de la que creo que no exagero si digo que es una de las grandes películas de todos los tiempos. Por su fuerza visual, simbólica y alegórica, la película ha dado mucho que hablar, mucho que pensar y mucho que interpretar. Por sus costales han corrido fastuosos ríos de tinta, y sin embargo, la experiencia visual que nos propone sobrepasa los límites del lenguaje. 2.001: una odisea en el espacio es una película que hay que sentir igual que el concertista que escucha una sonata. Y sobretodo teniendo presente que sus símbolos y sus alegorías se hallan inmersos en un proceso abierto de significación. El paso del tiempo y el propio devenir de los acontecimientos enriquecen los símbolos y las palabras. Una interpretación está supeditada a un momento en el tiempo y un lugar en el mundo, a una edad y a una lengua materna; y por supuesto que a muchas cosas más que se me escapan. Pero lo cierto es que apesar de que cualquier interpretación responda a una experiencia subjetiva, hay algo en ella, o en el objeto, o en algún otro sitio, que la vuelve universal. Que la belleza sea universal tiene mucho que ver con que solamos estar de acuerdo en que una película es una obra maestra, o en que a todos nos guste la misma chica del grupo. Una cobra se mece con una flauta dulce, y hay caballos que bailan al toque de unas sevillanas. Supongo que el secreto consiste en saber tocar las teclas precisas que abren el corazón del hombre. Llegar al fondo requiere contraseñas, tocar fibras ocultas, elucidar universales.
ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS


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