Revista Música

The alan parsons project – parte i (1975-1982)

Publicado el 21 septiembre 2016 por Perendengon

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Hola Graminoleños.

“La Graminola” se viste de gala porque hoy nos visita uno de los grupos más grandes, de mayor talento y de más calidad que la música de los 70 y los 80 nos ofreció. Estoy hablando de los grandísimos The Alan Parsons Project, un grupo atípico por aquello de su formación, pero que nos dejo con cada disco una auténtica joya. Le dedicaremos dos ediciones del blog para poder paladear con calma todo su legado. Empezamos con la primera parte que abarca desde su creación en el año 1975 hasta la víspera de la publicación de su disco definitivo en 1982. Disfrutemos.

La historia de The Alan Parsons Project es bastante curiosa. El grupo en sí es un dúo, compuesto por Alan Parsons y Eric Woolfson en Londres en 1975, sin olvidar la “ayuda” de Andre Powell, a los que acompañaban grandes músicos de estudio y distintos vocalistas en cada uno de los discos que fueron publicando. Además ni Alan ni Eric eran “músicos” propiamente dichos. Me explico.

Alan Parsons era un técnico de sonido de bastante prestigio que había tenido la ocasión de trabajar con artistas como The Hollies, Pink Floyd o los mismísimos Beatles. De hecho, dejaría su pequeña aportación en “Abbey Road” y en el vídeo de “Let It Be”, en el que todos recordaréis que aparecían los cuatro de Liverpool en una azotea tocando, puede verse al bueno de Alan haciendo su trabajo. Tras la disolución del grupo trabajaría junto a Paul McCartney y sus Wings en sus primeros discos hasta dar el paso definitivo y ponerse al otro lado de la barrera creando su propio grupo.

En el año 1974 conocería a Eric Woolfson, pianista de sesión con el que iría coincidiendo en repetidas ocasiones y que por aquél entoces estaba trabajando en una composición basada en los famosos relatos de Edgar Allan Poe. Conectarían de inmediato y la idea de trabajar juntos iría tomando forma, hasta que un año después se uniría a ellos el que podría considerarse tercer miembro del grupo, Andrew Powell.

Powell era un prestigioso arreglista que venía de trabajar con artistas de la talla de Kate Bush o Kansas y ayudaría a sus dos nuevos amigos a dar cuerpo al que iba a ser el disco de debut de The Alan Parsons Project, su mítico “Tales Of Myistery And Imagination”.

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El disco sería publicado en el año 1976 y se convertiría en una de las revelaciones musicales de ese año, con un sonido muy cercano al rock sinfónico pero con aires de música de siempre. Un disco conceptual con música basada en las obras de Poe, en la que destacaría una de las obras maestras del grupo, ese “The Fall Of The House of Usher”, cinco piezas distintas enlazadas entre sí que conformar una magnífica sinfonía.

Por si fuera poco, la manera de presentar el disco le daría todavía más magnanimidad, ya que el escenario que eligieron fuer el Planetario del Pargue Griffith en Londres, en el que su música y su iluminación convirtieron el momento en un auténtico espectáculo de luz y de sonido.

Sería una tónica habitual contar con diferentes vocalistas para cada uno de sus discos. En este primero, los elegidos serían Arthur Brown, Terry Silvester o el mismísimo John Miles, que ya había conseguido algunos éxitos como solista, destacando sobre todos ellos esa maravilla que es “Music”. En esta ocasión, prestaría su voz para el tema “The Cask Of Amontillado”, convirtiéndose en una especia de “vocalista de cabecera” para el grupo.

Tras la sorpresa que supuso su primer disco, tan sólo un año después llegaría su segundo trabajo, publicando en 1977  un disco también conceptual basado en esta ocasión en los relatos de ciencia ficción de Isaac Asimov, bajo el títulode “I Robot”, volviendo a sorprender a crítica y público.

En esta ocasión el disco presentaría un sonido más futurista, con la utilización de sintetizadores, aunque en muchos momentos del mismo los arreglos orquestales tomaban gran protagonismo. Siempre ha sido habitual en los trabajos de The Alan Parsons Project, sobre todo los concebidos conceptualmente, el abrirlos con un tema instrumental que se convertía en la seña de referencia de lo que estaba por venir. En esta ocasión lo harían con el tema que da nombre a todo el álbum.

El disco está rodeado de un ambiente envolvente, con muchos medios tiempos y baladas y, sobre todo, con una música modernista en la que el sonido de los recién descubiertos sintetizadores se deja notar. Sin embargo hay alguna que otra excepción, con alguna canción más cercana al rock.

Me estoy refiriendo en concreto al tema “Breakdown”, el que a mí personalmente más me gusta del disco, cuya parte vocal correspondería en esta oportunidad a Alan Clarke.

No sería Clarke el único en ponerle voz a los temas de “I Robot”. Como sería habitual a lo largo de toda su carrera, The Alan Parsons Project contarían con la ayuda de varios cantantes en cada disco. En esta ocasión también podríamos deleitarnos con las voces de Dave Townsend o del mismísimo Steve Harley que había triunfado con anterioridad con su grupo Cockney Rebel. Este último nos dejaría su impronta en el tema “The Voice”.

Tras el éxito conseguido con este disco, no tardaría en llegar el siguiente trabajo de Alan y Eric, acompañados de su inseparable Andrew Powell, que con sus arreglos terminaba de darle el toque mágico que solamente él sabía dar. De esta manera, en el año 1978 se publicaría su tercer disco, titulado “Pyramid”, que seguiría las mismas pautas en cuanto a sonido que sus antecesores.

El disco sería nuevamente un trabajo conceptual que hablaría de la vida de una manera lírica, así como de las relaciones entre los humanos. Después de hablar del mundo robótico llegaba el momento de los hombres. El trabajo alternaba, como siempre, temas instrumentales con otros interpretados por los habituales vocalistas colaboradores del dúo, destacando entre las primeras el tema “Voyager”.

En esta ocasión los vocalistas elegidos serían Colin Blunstone, Dean Ford y el habitual John Miles. Los primeros discos de The Alan Parsons Project no dejaron gran protagonismo a los sencillos, ya que estaban creados como un todo en uno, por lo que el éxito lo alcanzaba el disco al completo y no las canciones sueltas. Pese a ello, “The Eagle Wil Rise Again”, interpretada por el que fuera cantante de The Zombies, Colin Blunstone, puede considerarse como la primera excepción de esta regla y el primer tema que lograría alcanzar el éxito por sí mismo.

Como podemos ver, Alan y Eric se rodeaban siempre de los mejores músicos de estudio y de solistas ya curtidos, con experiencia y que habían cosechado el éxito bien en solitario bien en algún grupo. Por este motivo, la perfección de sus trabajos y la magia de su sonido no eran de extrañar.

Esa gran calidad en el sonido de sus canciones, podemos apreciarla también en el tema interpretado por Dean Ford, titulado “Cant Take It With You”. Ford fue el vocalista del grupo Marmalade con el que alcanzaría el éxito a finales de los 60 y principios de los 70.

La creatividad del dúo era tremenda y salían a disco por año. Era tal el talento y tantos los temas a los que querían ponerle música que podía decirse que se pasaban la vida en el estudio. Así las cosas, en el año 1979 llegaría un nuevo trabajo titulado “Eve”.

Una vez más se trataría de un disco conceptual que trataría en esta ocasión el tema de la mujer. ¿Qué mejor título que el de la primera mujer de la creación “Eva”? Ciertamente no daban puntada sin hilo.

Como siempre el disco alternaría temas con distintos vocalistas con otros instrumentales, abriendo el mismo con uno de estos últimos. “Lucifer” sería una de esas piezas que se harían famosas de inmediato y utlizada hasta la saciedad como cortinillas en programas radiofónicos o como apoyo a campañas publicitarias.

Sus discos se vendían muy bien y se habían convertido ya en uno de los grupos grandes de la época, pero todavía les faltaba el espaldarazo definitivo de una canción que se convirtiera en un auténtico hit. Lo cierto es que cada vez se iban acercando más a ello y los distintos sencillos que se iban publicando se iban colocando cada vez más arriba en las listas de éxitos, tanto británicas como en el resto del mundo.

Uno de los temas de “Eve”, por fin irrumpiría con fuerza en esas listas, aunque todavía algo lejos de los puestos de privilegio, aunque todo indicaba que más pronto que tarde iban a conseguirlo. La canción en concreto sería “Damned If I Do” a la que le pondría voz uno de los habituales, Lenny Zakatek, al que todos sus amigos y colaboradores llamaban “The Voice”. Por algo será.

Como ya os cuento, The Alan Parsons Project ya se habían convertido en uno de los grupos de referencia de la época. Con la llegada de la década de los 80 llegaría su mejor momento y por fin lograrían ya no solamente el reconocimiento de toda la prensa y crítica especializada sino que por fin sus ventas estarían a la altura de las grandes bandas del momento. Aún quedaban un par de años para la llegada de su disco más emblemático en este sentido, pero antes, como aperitivo llegaría un disco que seríe una especie de trampolín a lo que estaba por llegar.

El disco en cuestión se publicaría en el año 1980 bajo el título de “The Turn Of A Friendly Card” y en esta ocasión su temática se basaría en el mundo de las apuestas y de los juegos de azar, pero enfocándolo de manera filosófica en el plan de que en la vida constantemente hay que apostar, elegir y jugársela llamando a la suerte para ir avanzando en ella.

Además en esta ocasión habría varias novedades en la elaboración del disco. La primera de ellas es que la parte vocal tendría muchísima más presencia de lo habitual, buscando ese éxito rotundo. Para empezar, el primer sencillo llevaría nuevamente el sello de la voz de Lenny Zakatek, dejándonos este “Games People Play”.

Pero la principal novedad vendría con la introducción de un nuevo vocalista al elenco de grandes cantantes que colaboraban asiduamente con el grupo. Una apuesta arriesgada en principio pero que sería fundamental para su evolución y que traería con ella la consecución, por fin, del éxito total y rotundo.

Esa apuesta consistiría en que por primera vez Eric Woolfson le pondría voz a uno de los temas destacados del disco. El éxito sería total y a partir de ese momento se convertiría en habitual escuchar en su voz las mejores canciones de cada uno de los discos que irían publicando. Con él alzando la voz cantante llegaría por fin la entrada de sus canciones a los puestos más destacados de las listas de éxitos. Podría decirse que The Alan Parsons Project habían cerrado el círculo y ya eran uno de los grandes de la historia de la música.

Para su “debut” en estas lides eligirían una preciosa balada titulada “Time” y que pasa por ser una de las composiciones más bonitas y románticas que el grupo había realizado hasta la fecha.

El impacto de escuchar a Eric Woolfson cantando algunos temas del dúo y, sobre todo, en este “Time”, eclipsaría de algún modo al resto de las canciones que componían el disco, todas ellas de una grandísima calidad. Como siempre.

Entre estas canciones que quedaron un tanto relegadas a un segundo plano encontramos una interpretada por Elmer Gantry, titulada “Maybe A Price To Pay”, que a mi me parece que merece la pena ser escuchada, entre otras cosas por los grandes arreglos orquestales de la mano del talento de Andrew Powell.

Ciertamente este disco sería la antesala al trabajo definitivo del grupo, con el que lograrían el reconocimiento mundial, unas ventas escalofriantes y el inicio de una época de un éxito descomunal … pero eso es otra historia que os contaré en la próxima edición de “La Graminola” con la narración del segundo capitúlo dedicado a The Alan Parsons Project.

Mientras llega el momento, no olvidéis disfrutar de la buena música. Hasta la próxima, Graminoleños.

JUAN JOSÉ GOMARIZ


THE ALAN PARSONS PROJECT – PARTE I (1975-1982)

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