La fórmula de The Kills funciona desde No Wow, guitarras sucias cuyos acordes huelen a sexo no siempre sano. ¿El secreto? Rock, tan simple como eso. The Kills siempre apuestan al lado sucio y ganan casi siempre, da igual que desde 2008 no pisaran un estudio. La voz de Alison Mosshart puede hacer cualquier cosa menos dejarte indiferente.
Blood Pressures se abre con Future Starts Slow, un rítmico tema repleto de víscera y nervio cantado a duo por Mosshart y Jamie Hince. El juego vocal entre ambos es tan orgánico que no existe nada que redunde.
El duo londinense ha alimentado su sonido inicial durante estos años y la guitarra de Hince está a la altura de lujuria y el peligro que viven en la voz de Mosshart. La variedad de detalles sonoros y registros es mayor que en el trabajo anterior, el ligero Midnight Boom (2008). Junto al nerviosismo habitual de ambos –Nail in my Coffin- hallamos sorpresas como temas conmovedores dignos de filmes de serie negra –The Last Goodbye- o la fina base ska que soporta el single Satellite pasando por una balada psicótica, Wild Charms.
¿Más de lo mismo? Of course, my friend. Cualquier temor emergido de la escucha de Midnight Boom (ya sabéis de qué hablo) queda mitigado con este nuevo álbum. Blood Pressures nos ofrece la vertiente más taciturna de la banda, en el sentido más amplio de la palabra.
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