Revista Comunicación

The OA: la serie más experimental de Netflix

Publicado el 24 febrero 2017 por La Cara De Milos La Cara De Milos @LacaradeMilos
The OA: la serie más experimental de Netflix

The OA es otro de los productos de categoría que ha tenido a bien producir Netflix, que, reconozcámoslo, en ocasiones rellena su catálogo propio con series o películas que no pasan de la mediocridad (la reciente iBoy sin ir más lejos). Pero The OA se coloca en la escala que corona Stranger Things, por debajo de Jessica Jones o Dirk Gently, a medio camino entre lo fabuloso y lo meramente bueno.

The OA: la serie más experimental de Netflix

The OA posee muchas luces, y alguna que otra sombra. Sin duda, un punto fuerte es la simbiosis que surge entre su argumento y su estética. Un argumento donde el thriller, la ciencia ficción y el drama se dan la mano para dar un paseo juntos; y una estética que rebosa una celestial claridad, como si lo contemplases todo a través de un ojo onírico. Los pasos están bien medidos, y el uso del tiempo, con la alternancia entre flashbacks y el presente en el que transcurre la historia, edifica una narrativa que acentúa el interés del espectador.

El contar una historia dentro de la propia historia funciona verdaderamente bien, y disfrutar de The OA te hará caer en el tópico de "uno más y me acuesto". Aspecto que se hace aún más evidente según la trama se acerca a su fin. La superación de la muerte como estado vital, los viajes astrales, la inadaptación social o la soledad son algunos de los temas de los que se reparten pinceladas por cada capítulo, con una precisión emocional y una sencillez comunicativa que quitan el hipo.

The OA: la serie más experimental de Netflix

Además, en The OA todo transcurre con normalidad para un serie de etiqueta. Especialmente en el plano técnico e histriónico: la gramática audiovisual utilizada por Brit Marling (que es además el personaje protagonista) y Zal Batmanglij conjuga a la perfección con la estética elegida y un guion bastante sobrio, en el que los sobresaltos se toman siempre sin ansiedad y los giros forman parte de la ecología en la que se ven inmersos: sorprenden pero no escandalizan; no son nada gratuitos ni un recurso fácil. El plantel de actores refrenda las intenciones de los creadores y directores, que han sabido sacar lo mejor de cada uno de ellos: todos resultan creíbles en cada una de sus intrahistorias, pero Brit Marling y Patrick Gibson adquieren un protagonismo y brillo especial.

Y ahora alguna sombra. ¿Soy yo al único que le parece que sobra algún personaje? Para una serie que puede ser autoconclusiva hay más de veinte personajes principales y secundarios, alguno de ellos realmente prescindible, ya que no aporta nada a la historia (el agente del FBI de apoyo psicológico sin ir más lejos). Asimismo, pese a que el guion es constante, hay ciertos nudos fundamentales de la trama que, o yo soy muy tonto, o no se explican demasiado bien: si OA necesita a cinco personas fuertes, ¿qué pinta la profesora? ¿Y por qué tienen que ser "fuertes"?

The OA: la serie más experimental de Netflix

Y después llega lo experimental, que es cuando uno no sabe por donde tirar, no sabe si le ha gustado porque le resulta trascendente o simplemente porque le ha hecho gracia. ¡En efecto, hablo de los bailecitos! Unos bailecitos que no logras discernir si producen su efecto por algún tipo de mecanismo cuántico, porque la coreografía resulta matemáticamente perfecta o porque a Dios (que habita en todas y en ninguna dimensión) le gusta que sus hijos meneen el body. Y todo, además, bajo el escrutinio científico: un punto de encuentro entre la tradición filosófica oriental y la occidental que quizás es uno de sus mayores logros.

The OA: la serie más experimental de Netflix

The OA estremece, conmueve y sorprende, y posee un final verdaderamente enigmático y coherente, en total acuerdo con lo que se ha dicho antes. Una serie que debería quedarse en una temporada, en miniserie, aunque ya se ha confirmado que hay una segunda temporada en marcha. Y veremos, entonces, qué tienen pensado contarnos.


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