Revista Cultura y Ocio

Theodore Boone: 'Joven abogado', de John Grisham

Por Eltiramilla

Theodore Boone: Joven abogado, de John GrishamEdición: Montena, mayo de 2011, 16’95€

Theodore Boone es un chico de sólo trece años que ya sabe a qué quiere dedicarse de mayor: será un abogado de gran prestigio o un juez imparcial. Pretende pasarse toda su vida en los tribunales, y no precisamente sentado en el banquillo de los acusados. Por consiguiente, él es el joven que más sabe de leyes en la pequeña ciudad de Strattenburg: conoce al cuerpo de policía al completo, a cada abogado y fiscal que aparece en la sala, y sobre todo a los jueces. La mañana de la víspera del juicio del siglo, Theodore pensaba que su vida transcurriría con normalidad, como siempre; es decir, se dedicaría a ayudar a sus compañeros de clase en sus pormenores con la justicia y se conformaría con la ilusión de llegar a ocupar un puesto de importancia dentro del sistema judicial. Sin embargo, su vida cambia para siempre esa mañana. Él, un simple chico de trece años, tendrá en su poder la pista definitiva que esclarecerá el peliagudo caso de asesinato que ha sorprendido a la tranquila ciudad. ¿Será capaz de actuar tal y como lo haría un gran abogado?

Me he embarcado en la aventura que nos ocupa con una sonrisa de oreja a oreja gracias a la gran maestría de John Grisham cuando narra; precisamente ha sido esta novela la que ha hecho que me decida a seguir bien de cerca la carrera del escritor. Nos encontramos ante una lectura recomendable tanto para el público infantil como el juvenil; un libro que sigue la dinámica habitual de las historias de niños detectives, pero que aporta un trasfondo original debido en parte a su trama judicial. Sin embargo, aunque es una novela que gusta y está bien escrita, hay ciertos detalles que podrían haber estado más trabajados. Hablo, por ejemplo, de la simpleza del argumento principal, el eje del  libro: el juicio del siglo, el caso por asesinato en primer grado, el Estado contra Peter Duffy; todo resulta excesivamente previsible. Desde que empecé el libro sabía por dónde iban a ir los tiros, y aunque tenía fe en que el autor supiera sorprenderme y emocionarme, no fue así. Además, como el argumento no tiene ningún giro destacable y el final es abierto (puerta para una segunda parte, seguramente independiente de este tomo), Grisham siguió sin convencerme. No obstante, dejando todo esto a un lado, los primeros pinitos de este joven abogado son entretenidos, de lectura ágil y con un propósito tan noble como el de acercar al público joven al sistema de leyes de Estados Unidos. Y qué protagonista tan bien hecho, de carácter maduro y a la vez infantil; al principio parece un niño más entre otros muchos, pero poco a poco va destacando gracias a su inteligencia y agudezas.

En definitiva, Theodore Boone es una gran recomendación para los más jóvenes de la casa que estén deseosos de empezar su andadura en los libros de aventuras, sobre todo si, como yo, aprecian ese toque tan original de incluir como tema principal las leyes que nos amparan o nos condenan a todos.


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