Revista Coaching

¿Tienes herramientas para estar mejor pero no las utilizas? Cómo recordarlas siempre

Por Avanzarenpositivo @AvanzarPositivo

Esta semana estaba tomando un café con una amiga y estábamos hablando de cómo aprender a gestionar las emociones es clave para poder afrontar los vaivenes de la vida y no dejar que todos los problemas del día a día hagan mella en ti. Después de darle vueltas y vueltas al tema nos plateábamos cómo no somos capaces de utilizar los recursos que tenemos cuando realmente los necesitamos.

Tanto mi amiga, que es terapeuta, como yo llevamos mucho tiempo practicando herramientas de crecimiento personal y hemos participado en diferentes terapias y formaciones que nos han dado un bagaje que debería ayudarnos a sobrellevar mejor nuestro día a día.

Además, sabemos que lo que hemos aprendido son cosas que funcionan, que te ayudar a ver los problemas en perspectiva, a relajarte y en definitiva a sentirte mejor en los momentos críticos.

¿Te ha pasado alguna vez? ¿Tienes las herramientas para estar mejor pero no eres capaz de utilizarlas cuando las necesitas?

Perdemos la perspectiva cuando estamos demasiado metidos en una situación

Creo que este es el principal factor que hace que nos olvidemos de todo lo que podemos hacer para sentirnos mejor,

Herramientas para estar mejor
que sólo somos capaces de ver el problema, pero no vemos más allá. Por eso muchas veces necesitamos que alguien venga y nos diga algo
como “¿Por qué no haces un poco de meditación o yoga? Te ayudará a relajarte” o “¿Por qué no pruebas a escribir en un papel todo lo que sientes por dentro en estos momentos? Cuando lo leas te ayudará a verlo desde otra perspectiva”.

Tú sabes que esas cosas funcionan, pero en el momento, no eres capaz de pensar en eso. Directamente, ni te viene a la mente. Otra opción es que pienses que “eso no te va a funcionar a ti para lo que te está pasando en ese momento”.

También pueden pasar por tu cabeza cosas como “es que necesito estar relajado para hacer eso y en estos momentos no puedo porque estoy que me subo por las paredes” o algo como “no tengo tiempo de ponerme a hacer yoga en estos momentos, con el lío que tengo sólo me faltaba eso”.

¿Te suena algo de esto? Bien, esto es tu saboteador en acción.

Cuando tus creencias limitantes no te dejar ver con claridad

El saboteador, esa vocecilla que nos recuerda todos nuestros defectos intenta que no pierdas de vista tus creencias limitantes. Por ejemplo, tú sabes que hacer yoga o meditación te ayuda a relajarte (o lo que sea que te ayude a relajarte a ti). Sin embargo, cuando estás saturado, tu saboteador hablará en tu lugar para ponerte mil excusas con el objetivo de que no hagas yoga o meditación.

Como ya explicaba en un artículo anterior, tu crítico interior no te tiene manía, lo que pasa es que tiene miedo de lo desconocido y lo más cómodo es quedarse tal y como está. Escúchalo y acalla su voz desde el cariño y respeto que te tienes a ti mismo, con todo tu amor.

¿Y si el problema fuera otro?

¿Qué pasa si no es tu vocecilla la que te está poniendo excusas para que no hagas algo? Simplemente, estás en la situación y te sientes mal, pero no identificas una solución. Es más, no crees que tenga una solución. Es algo que te ha tocado vivir y te resignas a llevar la situación y pasar el momento de la mejor manera que puedes y sabes, aunque tienes muy claro que no te hace sentir bien.

Ante eso, pregúntate: ¿Te estás poniendo tú por delante? ¿Estás actuando en línea a lo que te marcan tus valores?

Cuando algo te hace sentir mal suele pasar que estás actuando en contra de lo que tu realmente quieres. O no te estás poniendo tú por delante, valorándote y haciéndote respetar o alguno de tus valores no está línea con lo que estás haciendo ( o todo a la vez).

¿Qué puedes cambiar? De manera inmediata. Aquí y ahora. ¿Puedes pedir ayuda? ¿Puedes hablar con otra persona del tema, decirle cómo te sientes? Siempre hay pequeñas cosas que podemos hacer

¿Cómo podemos tener siempre presentes las herramientas para estar mejor que conocemos?

Bien, la clave es no perder de vista lo que sabemos para tenerlo presente siempre que necesitemos utilizarlo. Ante eso, no hay un gran truco o cartón.

Haz cada día cosas que te hagan sentir bien, sí, cada día! Haz algo por ti.

Si en tu vida diaria coges los hábitos de hacer ciertas cosas que te hacen sentir bien, no te vas a olvidar de esas herramientas que te ayudan cuando más las necesites.

Yo he optado por hacer yoga todas las mañana. Sólo 5 minutos, no necesito más tiempo, pero esos 5 minutos me ayudan a estirar todo el cuerpo, despertarme y conectar con mi centro. Es una manera de empezar el día que a mi me hace sentir mucho mejor.

Pero ojo, no hace falta que sean cosas muy rebuscadas (aunque que conste que recomiendo el yoga a todo el mundo). Te dejo una lista de cosas súper fáciles que puedes hacer cada día por ti y que apenas requieren esfuerzo:

  • Prepara una lista de tus canciones favoritas y escúchalas a diario. Puedes hacerlo por la mañana, de camino al trabajo, en la oficina, en el gimnasio, donde más te guste. Si empiezas el día con ritmo te dará buenas energías.
  • Cuando te arregles por la mañana, háblate a ti mismo con cariño y respeto. Nada de decirnos “dios, que pelos!” o “vaya cara llevo hoy”. Se acabó. Nada de mandarnos mensajes negativos.
  • Sal a caminar un poco cuando te sientas agobiado y no estés a gusto. No hace falta salir a caminar una hora. Date una vuelta, a donde te lleven tus pies y te despejarás mirando el paisaje.
  • Sonríe siempre que puedas y a todo el mundo. Cuando das recibes y recibir amabilidad y sonrisas es genial.
  • Recuérdate cada día al levantarte lo mucho que vales. Porque todos valemos mucho, no permitas que nadie te diga lo contrario ni que se te olvide.
  • Agradece lo que tienes cada día. No tienen porque ser cosas materiales, puedes agradecer un momento de paz en un parque o paseando. O momentos en familia.

¿Qué puedes empezar a poner en práctica desde hoy?


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