Revista Cultura y Ocio

Tierra sin hombres

Publicado el 08 noviembre 2016 por Aleon @Aleonpizarro
de Inma Chacón.
TIERRA SIN HOMBRES
Título: Tierra sin hombresAutora: Inma ChacónEditorial: Planeta, 2016Páginas: 480.
Resumen oficial.
Las hermanas Elisa y Sabela crecen en una pequeña aldea cercana a Ferrol, donde su madre, Rosalía, una leiteira pobre, las cría sin la ayuda de su marido. Mateo, que emigró a América para iniciar un negocio que nunca concluyó, solo le dejó a su hermano Manuel, sordo de nacimiento, que con su bondad temerosa y sencilla la ayuda a sacar a sus hijas adelante.
Cuando Rosalía comienza a planear la boda de su hija Elisa con Eloy, el único bachiller del pueblo, no cuenta con que Sabela se ha enamorado de él y que el guapo minero Martín tiene otros planes para Elisa.
Tierra sin hombres es una novela de personajes y de intrigas familiares que se enmarca en la Galicia de finales del siglo XIX y principios del XX, en una aldea cargada de supersticiones y de habladurías, lluviosa, pobre; una tierra de viudas de vivos, donde las mujeres ven como sus hombres han de emigrar en busca de una vida mejor, un sueño que a veces se cumple y otras se vuelve contra todos.
Impresión personal.

TIERRA SIN HOMBRES

El Buen Gusto-Zafra

Inma y yo somos de Zafra. Las dos hemos paseado y disfrutado por las mismas calles; hemos estado en las mismas fiestas locales, hemos cogido agua en los mismos pilares y bombas y hemos comprado en las mismas tiendas, en esas tiendas donde quien te atendía te preguntaba por tu madre y tus hermanos y te llamaba por tu nombre. Por eso las dos hemos entrado muchas veces en el Buen Gusto, esa antigua tienda de nuestra calle Sevilla con un largo mostrador de madera oscura y cristal donde telas, perfumes y todo tipo de productos de mercería se vendían antiguamente. y donde el trato era una mezcla de cariño y cotilleo difícil de separar. Sí ya sé, que en Tierra sin hombres, el Buen Gusto se ubica en una aldea cercana a Ferrol en la Galicia profunda. Pero yo he tenido el privilegio de conocer el verdadero Buen Gusto con el que Inma Chacón homenajea a su pueblo y al mio. Mi gratitud infinita desde este foro por traérmelo a la memoria y por ubicarme en la Zafra de mi infancia.
Por si lo anterior fuera poco, también ha coincidido que este año mis vacaciones veraniegas las he pasado en Ferrol y toda la zona que rodea a esta localidad por lo que he podido volverme a pasear junto a los personajes por ese barrio de La Magdalena con sus edificios modernistas, su puerto y sus instalaciones militares y su Plaza de Armas donde las protagonistas pasean con sus niños cada día y acuden a por agua a la fuente de Churruca (hoy en día ubicada en otro lugar). ¿Casualidad? ¿Destino? No lo sé. Lo cierto es que ambas circunstancias se han confabulado para que disfrutara de esta lectura al máximo, con independencia de que además me encanta la prosa elegante y transparente de Inma Chacón, una prosa que siempre consigue meterme dentro de la historia, incluso de las más duras.
TIERRA SIN HOMBRES
Hay quien opina que a esta novela le falta algo de pasión en el sentido más amplio de la palabra. Sin embargo, a mi me ha estado emocionando desde sus primeras páginas. Me han resultado vidas tremendas, duras, durísimas en todos los sentidos, incluso diría que extremas en todos los ámbitos que toca la novela. Tremenda la situación de las mujeres de la época (finales del XIX) en esa Galicia profunda y oscura donde la superstición y el "qué dirán" impera en la vida de cualquier vecino cambiando su rumbo de un día para otro sin contemplaciones. Todos los personajes viven limitados por ese "qué dirán" que marca sus vidas y cualquier decisión que toman es para difundir "noticias" que les beneficien o para evitar "noticias" difundidas por terceros que marcan a generaciones enteras. Incluso, emigrar a las Américas se plantea no sólo como una salida al hambre y la necesidad de supervivencia familiar, sino como una manera de evitar vivir bajo ese yugo de habladurías, fundadas o infundadas, que acaban determinando el destino de sus vidas.

TIERRA SIN HOMBRES

Ermita de Santa Comba

Tremenda me ha parecido la vida diaria de estas mujeres. Ayer leía un comentario en prensa de un "hombre", imbécil profundo, que desde su falsa tribuna de responsabilidad empresarial apuntaba que la culpa del desempleo en España era que las mujeres trabajaban. No sé a qué se dedicaba su madre,o su abuela, o su tatarabuela pero seguramente si mirara atrás (y con un apoyo neuronal extra, claro) a lo mejor tendríamos la posibilidad de dejar de escucharle tantas estupideces. En Tierra sin hombres, la autora nos refleja una realidad que a muchas nos resulta cercana. A mi por lo menos, me ha traído a la memoria a la lechera que nos traía a los barrios la leche a diario, las mujeres que iban todos los días del año a por agua a los pilares en los pueblos cargadas con cántaros en las cabezas sin desfallecer, las que atendían a familias numerosas de más de siete u ocho hijos con una nueva "barriga" abultada y lavando ropa a mano y fregando suelos de rodillas. Mujeres cuya vida se limitaba a servir a los suyos y a sobrevivir por y para ellos. Rosalía, con sus errores y aciertos, era una de ellas. Una mujer resignada a no cuestionarse su vida y a procurar que sus hijas, Elisa y Sabela, tampoco se la cuestionaran, convencida como estaba de que todo es inamovible en la parte de la sociedad y del mundo que les ha sido asignado. Mujeres en un mundo de ignorancia, superstición y religiosidad donde el cura del pueblo era el garante de la "pulcritud" de las almas, de atemorizar a todos con el castigo eterno y el único que conoce todo de todos mediante la obligación impuesta de confesión que él mismo se encarga de recordar a cada "oveja descarriada".
Como digo, me ha resultado tremenda la vida de estas mujeres sin hombres físicos a su lado, pero presas en cuerpo y alma de su situación de casadas que les impide amar a nadie y a nada de lo que les rodea. Responsables de todo, supervivientes a todo pero con vidas prisioneras por una sociedad cerrada que les impide sonreír cada amanecer.
Agradezco a la autora que ante tanto sufrimiento, tanto "encaje de bolillos" para tapar lo que difícilmente puede taparse en lugares tan pequeños y recónditos, la evolución de Elisa y Sabela, de sus hijos e hijas, marquen un claro camino a la esperanza, lento pero camino al fin para que las nuevas generaciones de mujeres hayamos podido marcar otro ritmo y otras metas a nuestras vidas. No ha estado nada mal, recordar de donde venimos y ponerlo siempre en valor para no olvidarnos y negarnos a retroceder por mucho que "algunos" se empeñen.
¿Qué deciros? Me ha encantado esta novela. Me ha emocionado. Me ha recordado quien soy, de donde vengo y adonde no voy a permitir que me intenten llevar. Se lo debo a mi madre y a tantas mujeres como ella que lucharon toda su vida para que pudiéramos vivir realmente una vida elegida por nosotras, con o sin hombres. Gracias Inma.


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