Revista Cultura y Ocio

Tigre y lobo: una historia de amor

Publicado el 11 marzo 2015 por Elena Rius @riusele

TIGRE Y LOBO: UNA HISTORIA DE AMOR

Leonard y Virginia Woolf en 1926


En el amplio mundo de los y las (muchas) fans de Virgina Woolf, Leonard, su marido, suele ser una especie de sombra. Se sabe de su devoción por Virginia, de la intensa complicidad que los unió durante su matrimonio. La propia Virginia reconoció, en la desgarradora carta que escribió antes de internarse en el río Ouse, que "Toda la felicidad de mi vida te la debo a ti".


TIGRE Y LOBO: UNA HISTORIA DE AMOR

La carta de despedida de Virginia


Sin embargo, casi nadie se pregunta qué paso luego con Leonard. Porque, si bien ella murió en 1942, él la sobreviviría hasta 1969. Y eso son muchos años. Él siguió, por supuesto, ocupándose de su legado, así como de llevar las riendas de la editorial que fundara el matrimonio, The Hogarth Press. Lo que empezara como una pequeña prensa artesanal había ido creciendo y, desde 1938, Virginia se había desvinculado de ella para dejarla en manos de su marido y de su socio, el editor John Lehmann. A partir de 1946, la Hogarth Press se unió a otra editorial con mayor peso, Chatto & Windus. Tras la muerte de Virginia, Leonard se mudó a Victoria Square, donde tendría como vecinos a una pareja de amigos: Ian y Trekkie Parsons. Esta última, una artista vital y de arraigadas convicciones feministas, había ilustrado varios de los libros publicados por los Woolf; su marido llegaría a ser director de Chatto & Windus y colega por tanto de Leonard. Por esa época, Leonard tenía 61 años y Trekkie 39. Él le pidió que se divorciase y se casase con él, pero en lugar de eso Trekkie decidió compartir su vida con ambos hombres. Durante los siguientes veinticinco años, ella  acompañó a Leonard en todos sus viajes, y solían pasar los fines de semana juntos en su casa de Sussex. El inusual trío funcionó perfectamente, o al menos ninguno de los tres manifestó quejas. Cuando Trekkie y Leonard no estaban juntos, intercambiaban cartas y notas de forma continua. Una correspondencia llena de cariño, en la que él la llamaba "Tiger" (no olvidemos que "Woolf" en inglés suena muy parecido a "lobo"). Tigre y lobo.
TIGRE Y LOBO: UNA HISTORIA DE AMOR

De acuerdo con su biógrafa, Victoria Glendinning, la relación entre ambos, aunque extremadamente afectiva, nunca llegó a ser sexual. (Tengo la impresión de que sobre Leonard y el sexo se podría escribir todo un tratado.) Pero Trekkie cumplió para Leonard durante muchos años un papel semejante al de una esposa y no cabe duda del amor que los unía. "Conocerte y amarte ha sido lo mejor que me ha ocurrido en la vida", le escribió Leonard. Cuando él murió, en 1969, le dejó su casa de campo, Monk House, a su "queridísima Tigre", quien la donó a la Universidad de Sussex.


TIGRE Y LOBO: UNA HISTORIA DE AMOR

El salón de Monk House



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